El pollo Pepe: los secretos del libro infantil que ha vendido dos millones de ejemplares en España
Nació hace más de dos décadas y sigue haciendo las delicias de infinidad de bebés y niños, especialmente en España, donde este rechoncho personaje infantil ha vendido más de dos millones de libros
Dicen que el mundo se divide en dos clases de personas: que si los madrugadores y las aves nocturnas, los pragmáticos y los idealistas, los con y sincebollistas... Pero se puede proponer otra categoría taxativa: los que viven con el pollo Pepe como protagonista de sus días y noches y aquellos que no tienen ni la más remota idea de qué estamos hablando. Los primeros, sin duda, habrán sido padres (o en su defecto, tíos, abuelos…) en los últimos 10 o 15 años. Y habrán repetido decenas de veces, con vocecita emocionada, esta frase: “El pollo Pepe come mucha cebada... por eso tiene una enorme barriga”. En España, más que en ningún otro de los países en los que se ha publicado esta serie de libros ilustrados con pop ups (elementos tridimensionales desplegables) y apenas unas frases de texto, este pajarillo se ha convertido en un auténtico ídolo de los prelectores, los niños de entre 0 y 5 años: de los tres millones de ejemplares despachados en todo el mundo, dos se han facturado aquí.
En castellano, el libro original de la colección, titulado El pollo Pepe, va camino de la 33ª edición. Charlie Chick, como se llama en su inglés nativo, fue bautizado en España no solo como pollo Pepe, sino también En Pep (en catalán), O Polo Pepe (gallego) y Txomin txitak (euskera), siempre con intención de conservar la aliteración original. En total, han existido 21 traducciones diferentes, 10 actualmente en circulación. La madre, que cuida del polluelo rechoncho en muchas de las ingenuas aventuras que corre en su granja a lo largo de 24 títulos, es una gallina cariñosa que siempre lo protege bajo su ala. También lo acompañan su variopinto grupo de amigos, todos con títulos propios: el perro López, la cerdita Clea, la rana Ramona, los pájaros Pico y Paco y el gato Gastón, el último en unirse a la pandilla. Pero sus padres son dos humanos: los británicos Nick Denchfield y Ant Parker, que lo crearon hace 25 años, en 1997, a raíz de un sueño que tuvo el primero.
Aunque Denchfield y Parker empezaron a colaborar en El pollo Pepe a finales del pasado siglo, su amistad se remonta a 1981, cuando se conocieron en la Escuela de Arte de Bath (Reino Unido). La primera visión del pollo surgió una noche en la que Denchfield se durmió pensando en ideas que tenían que ver con “comer demasiado”. “Aquello me llevó a preguntarme: ¿cuáles serían las consecuencias?”, rememora el autor, cuyo hijo de 18 años se llama también Charlie, aunque no por el pollo, sino por su abuelo. De ahí salen la enorme barriga, el enorme pico y las enormes patas que cría el animalillo por comer tanta cebada y tanto trigo y tanto maíz. “Es un pollo muy tridimensional y real”, apunta Denchfield: “La gente lo puede ver desde todos los ángulos y haciendo todo tipo de cosas”. Saltando charcos, jugando a la pelota o desayunando unos cereales, a Pepe le flanquea siempre su grupo de amigos de la granja que, tras la llegada del gato Gastón, quizá vaya sumando nuevos integrantes con el paso del tiempo. “Es un secreto de Estado”, se ríen los creadores. “No estamos seguros, pero nos gusta pensar en quién más podría conocer Pepe”.
Con varios títulos editados este año (El pollo Pepe pasa un día genial, El pollo Pepe se va de paseo, La siesta del pollo Pepe y El gato Gastón, todos en SM), Pepe sigue tan rubicundo como el primer día. Su eterna juventud forma parte de su encanto y ofrece una de las explicaciones que intuyen el autor y el ilustrador para el éxito de su criatura. “Creo que hemos dado con un arquetipo y estamos muy contentos por ello”, apunta Denchfield, sentado junto a Parker al otro lado de la pantalla en una videoconferencia desde la sede de Macmillan, su editorial en Reino Unido. “Más que con la ingeniería, trabajo con las neuronas emocionales”, agrega el autor, que si menciona la ingeniería es porque su función, además de trazar las historias del pollo y sus amigos, consiste en diseñar los espectaculares pop ups en papel que se incluyen en los libros (también los realiza para otros proyectos, como la edición pop up de la obra teatral The Gruffalo).
“Un pop up que gusta mucho a los niños es el del pico de Pepe [que aparece en el primer libro de la colección], creo que porque es igual de grande que su cabeza”, ríe Denchfield. “Pero las cosas han cambiado mucho desde que empezamos, porque entonces no había iPads y los ordenadores eran muy rudimentarios. Ahora, cuando la gente habla de interactividad, se suele referir a un dedo en una pantalla. Además, hay cuestiones que hay que tener en cuenta, como los costes del papel, el transporte y demás. Por eso, muchos de los libros que he hecho últimamente tienen unos 20 puntos de pegado [a los que se pega el pop up sobre la hoja del libro] cuando he llegado a hacer títulos con 180 y 200 puntos de pegado”, explica, para añadir que los dibujos y el color que aplica Parker completan una labor simple en apariencia, pero con mucho esfuerzo entre bambalinas, con los dos trabajando desde sus casas antes de poner sus avances en común. “La forma de Charlie (Pepe) es muy básica, es como un bulto amarillo”, dice el ilustrador, “pero creo que funciona muy bien con los pop ups, los hace muy dinámicos”.
Más allá de los libros y de los peluches oficiales que se venden con algunos títulos, el pollo Pepe y sus amigos viven en las obras de teatro y en las canciones que sus seguidores les dedican en colegios y barrios, especialmente en España y en español. ¿Por qué este país ha acogido tan bien al pollo Pepe? Denchfield y Parker no tienen ni idea, pero cuentan que no solo han recibido feedback de colegios españoles, sino también latinoamericanos. Lo de dar el salto a la televisión y convertir a Pepe en una serie o una película, dicen, está limitado por su celo a la hora de mantener intacta la esencia del pajarito, algo que se volvería más complejo en una pantalla. “No creemos que su mundo necesite ningún cambio”, zanja Denchfield sobre una posible actualización de las aventuras de Pepe a las problemáticas contemporáneas. “Charlie representa un momento concreto del desarrollo de los niños, por lo que su público está en constante cambio, pero siempre llega otro nuevo”.
Babelia
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