Objetivo: salvar la Fundación Alberti
La Junta de Andalucía anuncia su entrada en el patronato para intentar rescatar a una entidad que se encaminaba a la extinción por las deudas y el abandono que acumula
Rafael Alberti, además de un genial poeta de la generación del 27, es alcalde perpetuo de El Puerto de Santa María desde 1996. Comparte honores con la patrona de su ciudad, la Virgen de los Milagros, pero su imagen nunca ha llegado a presidir el salón de plenos como ocurre con esa advocación mariana. La anécdota —recordada por la oposición al Ayuntamiento del PP y Ciudadanos en más de una ocasión— es el menor de los problemas que tiene el Consistorio gaditano con el legado artístico y cultural del escritor del que es depositario. La fundación que custodia esta herencia parecía abocada a la extinción como única salida a las deudas y parálisis que arrastraba desde hace más de una década. Pero todo cambió el pasado 5 de octubre con el inesperado anuncio de la Junta de Andalucía de entrar como patrono a la entidad.
Pero la intención, anunciada vía nota de prensa de la Consejería de Cultura, plantea casi más dudas que respuestas sobre el futuro más inmediato de la institución. “Diría que se ha vendido la piel del león, pero antes habría que cazarlo”, admite una fuente cercana conocedora de la situación de la fundación que prefiere mantener el anonimato. El desembarco de la Administración andaluza va aparejado del regreso de María Asunción Mateo, viuda del poeta y presidenta de la entidad hasta que en 2010 decidió renunciar al cargo. Su salida fue el inicio de un declive que se ha ido acusando con los años, hasta el extremo de que el Ayuntamiento, principal patrono, adeuda unos 100.000 euros de salario y pagos no realizados a Hacienda y la Seguridad Social por tres años de trabajo del único empleado que queda, el secretario Enrique Pérez.
Esos números rojos llevaron al Ayuntamiento a un atolladero del que no lograba salir: quería extinguir la entidad como depositaria del legado de Alberti, para gestionarlo de forma directa, pero no podía cumplir su pretensión porque tenía que abonar una deuda que no saldaba ya que, a su vez, no tenía un presupuesto municipal. La rocambolesca situación llevó incluso a más de 100 intelectuales como Carlos Bardem, Luis García Montero o Juan Diego Botto a firmar el pasado mes de agosto un manifiesto de apoyo a la casa museo de Alberti. Con el cambio de rumbo de la llegada de la Junta al patronato de la fundación, el Ayuntamiento se ha comprometido a saldar por fin un impago a Pérez que incluso acabó en los juzgados. Desde el Consistorio confirman a EL PAÍS que el dinero está consignado en las cuentas de 2023, las primeras en los tres años y medio que lleva el actual equipo de gobierno.
María Asunción Mateo aseguró en el mismo comunicado de la Junta que se reincorporaba a la fundación “ilusionada” por los nuevos proyectos que se pondrán en marcha para difundir “con la dignidad y trascendencia que merece” la obra de Alberti. Son las únicas declaraciones que ha hecho hasta ahora la viuda, con la que EL PAÍS ha intentado sin éxito ponerse en contacto. Pérez, como único trabajador, también prefiere guardar silencio. El Consistorio solo apunta a su compromiso del pago de la deuda y alega que aún no puede aclarar nada de en qué consistirá la nueva etapa. Y la Consejería solo explica que su intención de entrar se produjo después de que el consejero Arturo Bernal visitase a Mateo y al alcalde de El Puerto, Germán Beardo, en un encuentro privado realizado poco después de acceder al cargo.
“Cómo se iba a desatender una fundación cuya misión y tarea es la de difundir, investigar y divulgar la obra de uno de los más importantes artistas andaluces del siglo XX. Además, tenemos muy cerca el centenario de la generación del 27, que queremos que sea un hito importante no ya para la Consejería de Cultura, sino para la Junta de Andalucía”, apuntan desde la institución. Sin embargo, no aclaran si su intervención se traducirá en una contribución económica que dé más desahogo a una fundación que hoy apenas subsiste con la venta de entradas y 30.000 euros de aporte anual del Consistorio para gastos corrientes. Tampoco explican si las dos administraciones que estarán en el patronato incentivarán la llegada de otras que nunca han estado, como la Diputación de Cádiz. Otras entidades culturales cercanas, como la Fundación Casa Medina Sidonia —que custodia en Sanlúcar uno de los archivos privados más importantes de Europa—, tienen entre sus patronos a la Junta, el Ayuntamiento, la Diputación o el Ministerio de Cultura y Deporte, contribuyentes todas de los gastos corrientes de la entidad, unos 60.000 euros anuales en el caso de lo que le corresponde a la Administración andaluza.
De momento, el anuncio de la Junta solo es un acuerdo de intenciones que tendrá que pasar por su propio Consejo de Gobierno. También tendrá que aprobarlo el patronato de la fundación, que aún no se ha reunido. Será entonces cuando la mesa gestora de la entidad crezca y cambie con respecto a las pretensiones que el propio Alberti tenía en 1993 cuando la creó. El escritor la ideó integrada solo por el Ayuntamiento —última depositaria de los bienes del poeta que él mismo donó—, su viuda y los dos hijos de esta, Marta y David Borcha. Así que la participación del resto de instituciones se cristalizaba por medio de patrocinios que fueron desapareciendo con la marcha de Mateo hasta llegar al extremo de que, en 2015, el Consistorio tuvo que hacer frente en soledad al pago de los 200.000 euros que se debían de la hipoteca para la ampliación de la sede.
La casa natal de Alberti, sede de la fundación, atesora un legado de 500 obras artísticas de importante valor, como manuscritos y dibujos del escritor, obras de Picasso y Miró, además de 7.000 ejemplares de su biblioteca personal. De ese importante legado se vale el Ayuntamiento para organizar las actividades que es capaz de realizar, en forma de charlas o exposiciones temporales. Está por ver si la llegada de la Junta y de Mateo resucita el legado cultural de un poeta que no atraviesa sus mejores momentos en ventas, tal y como reconocieron a EL PAÍS desde Alianza Editorial o la agencia literaria Carmen Balcells, que gestiona buena parte de los derechos de autor de Alberti.
Tampoco ayudan las polémicas que rodearon al autor de La arboleda perdida, desde ya poco después de su muerte. Alberti cambió varias veces su testamento para acabar legando a su viuda y los dos hijos de esta buena parte de los bienes muebles y los derechos de sus obras más conocidas. Sin embargo, la disconformidad con el reparto de Aitana Alberti —hija del literato nacida de su primer matrimonio con la también escritora María Teresa León— acabó en un proceso judicial iniciado en 2014 en el Juzgado de Instrucción Número 1 de El Puerto y parado desde 2018, según confirmó Cristina Llop, abogada de Aitana, por la necesidad de realizar un inventario que determine la situación y valor de “unos 1.000 bienes”. Sin embargo, la otra parte asegura que “la totalidad” de la herencia ya está donada a la fundación, según defendió Francisco Arroyo, letrado de Mateo.
Hasta ahora con el desembarco en el patronato, la única relación reciente de la Junta de Andalucía con la figura de Rafael Alberti fue idear las I Jornadas Andaluzas de Letras para la Concordia, donde equiparó al poeta de la generación del 27 con el olvidado escritor José María Pemán, uno de los ideólogos y propagandistas del franquismo. La Administración andaluza no salió muy bien parada de aquel encuentro. Las asociaciones memorialistas denunciaron el “blanqueamiento” de Pemán. Una de las nietas del autor de Marinero en tierra, Marina Alberti, aseguró que nadie les había pedido permiso. La mayor experta en la obra del franquista, Ana Sofía Pérez-Bustamante Mourier, profesora de Literatura Española de la Universidad de Cádiz, censuró en el propio acto que ambos literatos “no eran equiparables”. Ni la propia Mateo acudió a aquella ocurrencia. Habrá que ver si, en su nuevo empuje al legado de Rafael Alberti, a la Junta de Andalucía le sale mejor.
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