La novela póstuma de Almudena Grandes se lee ya en Rota
El hijo y la hermana de la escritora recitan el comienzo de la nueva obra en un homenaje con Joaquín Sabina, Miguel Ríos, Luis García Montero, su viudo, y otras personalidades de la cultura en la localidad gaditana
“El Gran Capitán se acercó a ella y contempló una imagen insólita, otra más. En la puerta de un hospital de Leganés, un policía nacional cantaba con un megáfono el improvisado himno de la resistencia contra el virus ante medio centenar de sanitarios que grababan la escena con sus móviles al otro lado de la calle, en las escaleras de acceso al edificio. El policía tenía buena voz, era alto, apuesto, la ovación fue unánime.
-Es emocionante, ¿verdad? —su mujer le dedicó una sonrisa ingenua, la más auténtica de su repertorio—. Con lo mal que lo estamos pasando…”.
La novela póstuma de Almudena Grandes, Todo va a mejorar, que llegará a las librerías dentro de dos meses, se ha empezado a degustar la noche de este jueves en un homenaje que le han rendido amigos escritores y músicos en Rota (Cádiz), su pueblo de veraneo. Su hijo Mauro y su hermana Mónica han leído los primeros pasajes de la obra como primicia para un público entregado.
En la decena de párrafos se adivina el pulso literario y argumento del manuscrito que dejó listo la escritora antes de fallecer el 27 de noviembre: un empresario de éxito, el Gran Capitán, que tutela en la sombra un nuevo Gobierno en España y que sirvió a Grandes para digerir la crisis del coronavirus y pegarse a la actualidad mientras creaba una distopía. Así dejaba reposar la saga sobre la resistencia antifranquista, Episodios de una guerra interminable —que finalmente quedó inacabada— para “destacar las contradicciones de nuestra sociedad, el deterioro de la política y el desamparo de la gente”, recordaba Luis García Montero, escritor y viudo de Grandes.
Tras casi un año de homenajes y reconocimientos, al acto ha acudido la legión de artistas que cada verano se reúnen en Rota, autodenominados “El club de los Almudenos”, por la devoción que le tenían a la autora madrileña y por cómo esta ejercía de imán. Los textos leídos en cascada rezumaban mar, levante, verano y risas, el universo de pausa que era la costa gaditana para la autora tras el trajín madrileño. El escritor Benjamín Prado ha leído un poema inédito, titulado El año de Almudena, incluido en su próximo poemario, Paradero desconocido: “El poema acababa bien, con ella salvándose, y le encantó porque era lo que necesitaba oír. Hubo que cambiarlo porque todo el mundo se sabe el final del sueño”, explicaba. Horas después recitaba desde el estrado los versos que concluyen: “La gente fue a su entierro con sus libros, / los hacía ondear igual que si quisiera / que pudiesen decirle adiós sus personajes, / y por todos cruzaba la sombra del dolor / de esa forma en que pasa / un lúgubre murciélago delante de la luna. / Fue el año en que Almudena paró el tiempo: / para quienes la amábamos / el día de su muerte / nunca va a terminar”.
Además de la emoción contenida, en el acto ha brotado el compromiso y la alegría que desprendía a raudales la autora de El corazón helado, fallecida a los 61 años. La directora de EL PAÍS, Pepa Bueno, ha rescatado un texto suyo hedonista, Por amor a mi playa: “El verano es el tiempo de la felicidad. Apúrenlo y no piensen en el invierno que nos espera. Porque nuestros abuelos lo tuvieron muchísimo peor que nosotros y si no hubieran vivido, si no hubieran sabido disfrutar de la vida, si no se hubieran enamorado en tiempos atroces, nosotros no estaríamos aquí”. Ángeles Aguilera, editora de Planeta y organizadora del acto, ha resumido así la ausencia de Grandes en las playas roteñas: “Todas las tardes quedábamos para caminar y nadar tras dos horas de paseo, y ahora me cuesta hacerlo. Me da la sensación de que me hace sombra. Es una ausencia especialmente presente”.
Un poco antes, el cantante Joaquín Sabina ha leído un pasaje estival de Los aires difíciles, la novela que recrea los lúdicos veraneos de Grandes los últimos 27 años, al vaivén del levante y el poniente. “Ustedes eran su familia y compatriotas del verano”, se ha dirigido a una plaza abarrotada por más de mil personas. “Almudena tenía dos patrias: Madrid y Rota, su paraíso (…) Creo recordar que el nombre de almudenos me lo inventé yo”, ha dicho socarrón el autor de 19 días y 500 noches. Además, han intervenido el escritor Felipe Benítez Reyes, el rockero Miguel Ríos —que ha cantado un tema a capela muy aplaudido—, el editor Chus Visor, la europarlamentaria Lina Gálvez o la periodista de EL PAÍS Rosana Torres, que ha leído la compleja y divertida explicación incluida en dicha novela sobre los tipos de vientos, que levantan la arena “que se infiltra en la llaga de las baldosas”. El broche sonoro final lo ha puesto la chirigota gaditana El millonario.
En paralelo, el Ayuntamiento de Rota ha aprobado este jueves en pleno nombrar hija adoptiva a la también historiadora —que llamaba al pueblo “su territorio de la felicidad”—, después de que el pasado febrero fuera nombrada hija predilecta de Madrid. Por último, se ha celebrado el acto la 14ª Noche de Literatura en la calle, organizado por Izquierda Unida, y a la que Grandes nunca faltó. “Es un acto que Rota le debía y nos debíamos los amigos. Encontrarnos con ella en sus palabras vivas y no solo en el dolor y la ausencia”, ha resumido el periodista Juan José Téllez. El homenaje lo remató García Montero: “No entraba en mis cálculos hacerle un homenaje a Almudena, la vida se queda sin sentido y la única manera de encontrarle uno es poder construir un nosotros del amor y aparte está el de la amistad”.
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