‘Outlander’, la historia de amor de 200 años, prepara en España su recta final
La escritora estadounidense Diana Gabaldon visita por primera vez Madrid, entre el furor de sus lectoras, para presentar ‘Cuenta a las abejas que me fui’, la novena y penúltima entrega de la saga superventas
Una multitud se agolpa a las puertas de El Corte Inglés de Callao, en pleno corazón de Madrid. Están a unos minutos de encontrarse con su estrella, a la que llevan años esperando conocer. Pero no se trata de una fila de adolescentes, sino de un grupo de mujeres adultas. Y tampoco esperan a ningún actor ni cantante famoso. Están ahí por su escritora favorita, Diana Gabaldon (Arizona, 70 años), creadora del universo Outlander, que llega por primera vez a Madrid para presentar Cuenta a las abejas que me fui (Salamandra), el noveno y penúltimo libro de la saga. La inició hace 31 años, con la historia de una enfermera es trasladada 200 años atrás en el tiempo. Su primera novela se publicó en 26 países y fue traducida a 23 idiomas, con ventas de 9 millones de ejemplares. Desde entonces, su relato de amor, viajes temporales y con tintes de novela histórica se ha convertido en un superventas global, con 50 millones de lectores.
Ella empezó en la escritura por mera curiosidad. Licenciada en Biología Marina y doctorada en Zoología, quería escribir una novela, así que se lanzó con una para probar la experiencia y coger práctica. El resultado fue Outlander (Forastera), y la prueba se convirtió en un éxito editorial y más tarde en una saga superventas que suma más de 50 millones de ejemplares vendidos. También ha ayudado a su popularidad su adaptación a serie de televisión, que elabora Sony desde 2014 y de la que ahora mismo están rodando la séptima temporada, cada una vinculada a un libro. Amor, historia y ciencia ficción en una novela difícil de clasificar, pero que ha cautivado a un perfil de lector por encima del resto: a las mujeres mayores de 40 años.
Su encuentro con los lectores el 7 de julio —día en que se estrena el libro en España— estaba programado para las 18.00, pero algunas personas ya hacían cola desde horas antes, con el sol abrasando las calles. Su aspecto las delataba: bolsos con estampado escocés, mascarillas con los protagonistas, insignias de las familias de la saga, fundas de teléfono adornadas con los actores… Todo es de Outlander, incluido el fondo de pantalla de sus móviles. Se declaran entusiasmadas por ver a Gabaldon y escuchar qué tiene que contar de su nuevo libro —que algunas todavía no han tenido tiempo de leer—. Y no es porque nunca la hayan visto: Celia Antón, de 42 años, ha bajado desde Palencia. Un viaje corto comparado con destinos como Glasgow o París, donde la acompañan en todo evento de la saga como si de una gira de conciertos se tratara.
Mar Espejo, de 52 años, confesaba que no sabe cómo ha llegado hasta este punto: “Sinceramente, lo que me ha pasado con esta serie y con esos libros no me ha pasado nunca. Con ellos ha sido la primera vez que he ido a una firma de libros, la primera vez que he ido a una convención de una serie... Nunca lo había hecho, y mira que ya tengo una edad. Pero es que esta historia a mí me ha llegado al corazón. Nunca me había pasado esto... Vamos, que no me reconozco. He rejuvenecido, como si tuviera ahora 25 años”, cuenta con emoción. Junto a ella, Antón explica que gracias a Outlander pudo salir de una depresión: “Tuve una operación y, como no podía hacer nada, empecé la saga, y solo dedicaba mi tiempo a leer y ver la serie. Empecé con ella y cuando se acabó la segunda temporada, empecé con todos los libros. Y luego ya, cuando se acabaron todos los libros, empecé a otras cosas. Y gracias a la lujuria de Outlander nació mi segunda hija. Si no, yo creo que no la habría tenido”.
El sexo es otro de los ingredientes del romance de Claire y Jaime, una llama que a lo largo de las entregas termina por formar una familia. Aunque las algunas lectoras recriminan a Gabaldon que la pasión de las páginas no se termina de reflejar por completo en la pantalla. “¡Tienen que despedir a la coordinadora de intimidad de la serie!”, exigen entre carcajadas. Pero no todo es pasión en esta aventura. El rigor histórico es otro de los principales atractivos, y la autora acostumbra a entrelazarlos con las vidas de los personajes. En esta última entrega, la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos promete acabar con algunos de los personajes. En las anteriores, tiene lugar, por ejemplo, la Batalla de Culloden, que supuso el último enfrentamiento entre los seguidores del príncipe Carlos Estuardo y las tropas reales del Rey Jorge II. El impacto en Escocia ha sido tal que el gobierno —que estima un aumento de visitantes a la región británica en un 67% de media desde 2013— ha premiado a Gabaldon por su labor.
La hora de encontrarse con su escritora favorita se acerca, pero en primera instancia, solo podrán gozar del privilegio las 30 primeras personas que hayan comprado el libro. Una vez acomodadas en la cuarta planta del edificio, aplauden la entrada de Gabaldon entre gritos de “guapa”, mientras le lanzan fotos con el móvil que la estadounidense se esfuerza por corresponder con una sonrisa. De la treintena, solo dos son hombres. Y cuando un rato después accede el resto, las mujeres siguen siendo la gran mayoría. Una proporción que la autora agradece al público femenino por responder siempre tan bien, aunque admite que también le gustaría que llegara a más perfiles. Gabaldon considera que en sus libros “hombres y mujeres ven distintas cosas y lo procesan de distinta manera, de modo que creo que es una lectura para todos”.
¿Por qué una diferencia tan abultada entonces? Gabaldon cree que el motivo responde a cuestiones editoriales y de mercado: “La ficción para mujeres es un género un poco denostado y que no se toma en serio. Y al principio, mi agente y yo tuvimos muchas dudas sobre cómo clasificarla”, explica la escritora en rueda de prensa, “en aquel entonces no se vendía en internet, solo en librerías, y ellas necesitan clasificar los libros en las estanterías con una etiqueta, así que era necesario ponerle alguna. Al cabo del tiempo mi agente me dijo que se había decidido que era novela romántica, cosa que no me hizo mucha gracia al principio porque entendía que eso me sacaba de la pista de la mitad de mi público potencial, que en cierto modo eran los hombres. Mi agente me hizo ver que también podía ser ciencia ficción y fantasía, pero claro, me dijo: ‘Considera que un superventas de este género ronda los 50.000 lectores, mientras que en novela romántica estamos hablando de 500.000. Y ten en cuenta que estos libros que has escrito son tan raros que esto solo va a ir con el boca a oreja, por recomendación’. Y finalmente así ha sido. Así que pensé que era mejor que hubiera medio millón de personas hablando de mi obra que tan solo 50.000″.
A Gabaldon todavía le queda por delante el reto de escribir el último libro y dar el cierre a la historia de los Fraser. Le ha llevado siete años completar las más de 1.200 páginas del noveno capítulo de la serie, que ha intercalado con la escritura de otros cuatro libros. No tiene una estructura fija sobre cómo se desarrollan las historias de sus personajes, e incluso confiesa que a veces se sorprende al matar a alguno. Simplemente se deja llevar por el mismo mundo que ella ha creado, y para el que asegura que habrá continuidad con otros personajes. Pero, para lamento de sus lectores, al romance de Claire y Jamie apenas le quedan cientos de páginas para poner el punto y final.
Babelia
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