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bbk live
Crónica
Texto informativo con interpretación

J Balvin y su buena “vibra” llegan para quedarse al Bilbao BBK Live

El festival se despidió anoche con la esperada actuación de la superestrella del reguetón. Pet Shop Boys a la altura de su pasado y la rebelde M.I.A. cerraron esta decimoquinta edición con un abarrotado Kobetamendi

Público del festival BBK Live 2022 durante la noche del sábado.
Público del festival BBK Live 2022 durante la noche del sábado.Javier Zorrilla (EFE)

Quedan quince minutos para que den las 2 de la madrugada; el cielo despejado y una brisa húmeda acompañan a los cientos de festivaleros que buscan su hueco en la explanada de turno. El escenario se transforma de repente en una enorme caja de luces rojas y blancas parpadeantes. Cañones de humo a discreción arrancan su labor. Más luces, esta vez simulando llamaradas de fuego. Y entonces suenan las primeras notas de la melodía de Mi gente. Las miles de personas que ya en su sitio se aprietan delante del descomunal escenario levantan sus teléfonos para capturar la salida del colombiano J Balvin, verdaderamente, el nombre más llamativo del cartel de la edición recién terminada del festival Bilbao BBK Live, donde los estilos de música habituales son el rock y la electrónica. Queda claro que el reguetón, un tipo de música bailable fácil de tararear, ha ganado terreno en el mercado mundial, sobre todo, en los últimos cuatro años, comenzando a ser habitual ver a sus estrellas de cabezas de cartel en festivales. “Lo insoportable sería escuchar en este festival el Despacito de Luis Fonsi; J Balvin sí lo tolero”, reconocía Ana Carmona, 32 años, que el sábado se acercó al festival con ganas de ver a la británica M.I.A y su contundente propuesta de rap-funk-dancehall, pero que ahora mismo perrea y canta con su grupo de amigos.

La del sábado 9 de julio fue sin duda de las jornadas más esperadas (e importantes) en los 15 años de historia del festival Bilbao BBK Live. Por muchos motivos. Primero, porque esta recién terminada edición suponía volver a tomar el pulso a su público tras dos años de parón por la pandemia; segundo, porque para continuar siendo una cita relevante y crecer —trabajar solo con la nostalgia puede permitirte momentos mágicos como el vivido anoche con Pet Shop Boys pero no sumar otro tipo de público—, ha decidido abrir la puerta, por qué no, a sonidos que también dicen de lo que nos está pasando. Precisamente, en este contexto podemos ubicar la inclusión de J Balvin con respecto a la edición cancelada de 2020. Semejante riesgo ya lo tomó primero el Primavera Sound en 2019 —mismo protagonista, similar contexto—, siguiendo el ejemplo del festival Coachella: J Balvin se convirtió en el primer artista latino en actual en el festival californiano.

El espectáculo que anoche ofreció José Álvaro Osorio Balvín, vestido con un mono negro y sombrero de estilo pescador de la firma Prada y con el brazo izquierdo escayolado —hace unas semanas tuvo un accidente conduciendo, según contó en sus redes el propio artista—, no fue visualmente impactante. La puesta en escena fue algo plana, las coreografías con los cuatro bailarines no parecían tener correlación con las canciones y de alguien que elige al artista Takashi Murakami para ilustrar la portada de su disco Colores (2020), se esperaba más de los visuales. Tampoco la voz deslumbró. Sin embargo, sí fue entretenido, en gran parte, porque el público se lo estaba pasando en grande y respondía a cada provocación del maestro de ceremonias, que sobre la música pregrabada, no dejó de correr de un lado a otro del escenario, perrear y sonreír. Antes de arrancar con el tema Reggaeton, Balvin recordó a los asistentes, salpicando sus frases con la palabra “vibra” cada poco, algo que, de alguna manera, como ya hemos comentado, era un saber popular en el recinto. “Es la primera vez después de 15 años hay en este festival un artista reguetonero; los sueños se cumplen, pero hay que meterles bola”, dijo, entre desafiante y feliz. “¿Estamos listos?”. Y la respuesta tiene forma de miles de contoneos al unísono. “Y si el pueblo me lo pide, no se lo voy a negar”, canta un minuto después. Hubo tiempo para presentar tema nuevo, lanzado hace solo unos días, Nivel de perreo, y que Balvin frasea con ganas. En los versos podemos intuir algún dardo para sus enemigos en la escena latina urban. “El gueto es el negocio, no importa qué pienses tú, la calle en control desde Spotify y YouTube, estoy aprobado por Yankee y por Snoop”, suelta.

Antes de Se pone caliente invita a los chicos a que levanten a las chicas en hombros; dos minutos después un horizonte de torres humanas se forma en el paisaje. “Ahí las mujeres se sienten como reinas, lo que merecen”. Y a seguir la fiesta con la exitosa colaboración con Rosalía cuyo vídeo tiene dos mil millones de visitas en YouTube, Con Altura. Se trata de una canción que homenajea al reguetón de la vieja escuela y también un ejemplo de la evolución de este género, que para hacerse tan masivo ha tenido que perder su crudeza original, tanto en las letras como en las producciones. Precisamente las canciones más coreadas de la noche serán Loco Contigo y Qué pretendes, de temática romántica y producción poco estridente.

El dúo pop electrónico británico Pet Shop Boys durante el concierto de anoche.
El dúo pop electrónico británico Pet Shop Boys durante el concierto de anoche.Javier Zorrilla (EFE)

Pet Shop Boys

Pero ayer en Bilbao BBK Live también actuaron Pet Shop Boys, con Neil Tennat y Chris Lowe en forma y ataviados para la ocasión con unos extrañísimos trajes de color plateado sobre una impactante y dramática escenografía —fundaron la banda en 1981, pero lo cierto es que ellos siguen viviendo en el futuro, otro distinto al nuestro y bastante más divertido—. En su show de anoche supieron mantener la intensidad de principio a fin, y eso que dejaron para el final los clásicos como Always on my mind, Go West o West End Girls. También se marcaron una divertida versión del I love you baby de Sinatra —seguro que más de uno se despertaría al día siguiente tatareando el estribillo— en los primeros 15 minutos de concierto, ganándose al público desde el arranque.

De M.I.A., otra de las estrellas de la noche, estaba claro que no podíamos esperar algo convencional —en 2005 irrumpió en la escena mundial con un disco, Arular, que aún convence y sorprende por su salvaje propuesta de ritmos y géneros. Con actitud rebelde, anoche se presentaba en el escenario con una buena ristra de canciones y bases crujientes de funk, hip hop y dancehall, pero sin la fuerza ni la actitud punk de otras veces. Eso sí, Paper Planes fue uno de los momentos del festival. Otras actuaciones que dejaron buen sabor de boca entre los asistentes fueron las de Nathy Peluso y Rigoberta Bandini, dos ejemplos de artistas que han encontrado su hueco en una edición del festival más abierta.

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