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The Killers y Stromae triunfan en una noche marcada por la música electrónica y bailable en el Bilbao BBK Live

Segundo jornada con más ovaciones y, sobre todo, más baile hasta bien entrada la madrugada. Una fiesta con 30.000 asistentes que dejó claro que los festivales tienen larga vida como epicentro del ocio veraniego

Asistentes al concierto de la banda inglesa Supergrass.
Asistentes al concierto de la banda inglesa Supergrass.Javier Zorrilla (EFE)

No queda ninguna duda de que, cada vez más, los festivales de música cuidan con mimo a su público más nocturno; en los últimos años hemos vivido cómo la electrónica ha empezado a despertar más interés desde las instituciones e iniciativas culturales privadas. Esto no hace sino reflejar el hecho de que la tecnología ha permitido democratizar la producción de electrónica, además de la accesibilidad a toda la música gracias al desarrollo del streaming y tiendas de descarga. En general, por resumir, se ha normalizado la electrónica. La jornada de ayer en el recinto de Kobetamendi, durante la celebración de Bilbao BBK Live Festival también sirve de argumento. Ya hace 15 años, cuando daba sus primeros pasos, el festival mostró una apuesta clara por la electrónica, programando a, qué tiempos, Vitalic, Christian Varela, Felix Da Housecat y al americano, housero e influyente productor americano Todd Terry. La misma intención —apostar por una programación de noche en lo que entonces se conocía como “carpa de los DJ” al nivel de la que tiene lugar en los descomunales escenarios— ha empujado, seguramente, la selección de artistas para el Bilbao BBK Live 2022 en sus dos coquetos proto-clubs al aire libre, Basoa y Lasai, diseñados para la ocasión entre la zona más arbolada del recinto y con unas impresionantes vistas sobre la ciudad dormida.

Por encima de los problemas técnicos que implica sonorizar electrónica al aire libre, anoche se vivió en el BBK Live 2022 una jornada pletórica de baile de calidad y desprejuiciado. Hablamos de las sesiones de Carl Craig, Palms Trax y del esperadísimo directo de Bicep. A todo hay que sumar lo vivido en la madrugada del jueves, con The Blessed Madonna y Helena Hauff, una de las consagradas DJ del mundo con potentes sets que navegan del electro purista al techno más contemporáneo. Se trata, en definitiva, de una parte del festival que no suele salir en las crónicas por horarios, porque sucede ya cuando la apuesta personal por vivir la noche es más grande que por los conciertos del día siguiente que arrancan a las cinco en punto de la tarde. En esta edición del festival hemos visto y/o vamos a ver a artistas de renombre como John Talabot, Dj Python, Ivan Smagghe y Four Tet; establecidos en el underground como Identified Patient y Bufiman; un siempre excéntrico Tommy Cash; nacionales que marcan el paso como Gazzi o Rusowsky; la seductora propuesta de Kelly Lee Owens, con un directo tan preciso como evocador; o uno de los padres del techno de Detroit, Carl Craig. Por cerrar el espacio dedicado a sintetizadores, cajas de ritmo, mezcladoras y ordenadores, toca revisitar lo sucedido anoche durante el directo de Bicep, en parte responsables de que el sonido trancero de las raves de los años noventa (o el de las listas de éxitos de la época, con Orbital o Underworld) se haya convertido en algo contemporáneo… otra vez. Elegantes proyecciones de arte generativo y un espectáculo de luces sensacional, recibían a quienes sobre las 3 de la madrugada se acercaban al escenario de turno. Cuando la visión lo permite, sobre la tarima, vemos a Andy Ferguson y Matt McBriar frente a frente lanzando ritmos de graves poderosos, dos amigos de la infancia apasionados de la música dance que anoche hicieron vibrar a cientos de personas con temas como Opal o You, robustas canciones de espíritu techno pero apariencia house. Durante su actuación escuchamos también ecos de drum’n’bass, UK Garage o acid, todo diseñado al milímetro para dejar volar al personal.

Brandon Flowers y Stromae, carisma en escena

The Killers venía de triunfar en Madrid ante 70.000 espectadores la noche anterior; en Bilbao, un festival que tenían pendiente desde la edición de 2020 cancelada por la pandemia, volvieron a nutrir a sus fans con ese tipo de himnos de estadio poderosos y que casi parecen ya en peligro de extinción. Los de Las Vegas, con Brandon Flowers al frente vestido de negro y botas country, tocaron todos los éxitos esperados, entre ellos, Smile Like You Mean It, Human o Somebody Told Me, aunque las mejores interpretaciones fueron sin duda el arranque, con una intensísima When We Were Young, y el final, ya en los bises, con Mr Brighside, la canción por la que se les recordará muy probablemente y un tema que lleva acumuladas mil millones y medio de escuchas en la plataforma Spotify. Nada menos. A destacar ciertos pasajes gospel-rock donde se le dio poder a los vocales —Flowers viene apoyado en esta gira por un coro femenino de tres voces—, aportando otro color a su propuesta musical.

El cantante del grupo Lori Meyers, Noni López, durante el concierto que ha ofrecido este viernes en la segunda jornada del festival BBK Live.
El cantante del grupo Lori Meyers, Noni López, durante el concierto que ha ofrecido este viernes en la segunda jornada del festival BBK Live.Javier Zorrilla (EFE)

Después de semejante éxito, no lo tenía fácil Paul van Haver, nombre real del belga Stromae. Venía a presentar su nuevo disco, Multitude, su regreso tras, sí, 9 años de ausencia —en 2016, y después de una crisis de estrés, decidió retirarse por un tiempo. La vuelta no podía ir mejor. Al polémico estreno a principios de año del sencillo L’enfer en un telediario de máxima audiencia, le siguió el videoclip de la canción Fils de joie, donde se le hace un funeral de estado a una trabajadora sexual. Siempre profundo y con sustancia, su pop electrónico adulto que no aburrido tiene mil caras: del rap francés noventero o The Notorious BIG, al son cubano o los sonidos del Congo, sin olvidar la chanson. Con Papaoutai, Santé y, sobre todo, Alors On Danse quedó justificada su inclusión como cabeza de cartel de esta edición. La puesta en escena, realmente impactante, con los músicos parapetados tras atriles futuristas y los instrumentos y teclados escondidos, dejó a todos los asistentes cautivados. Al igual que los bailes de Stromae, uno de los artistas más relevantes que ha pasado recientemente por este festival.

Stromae actúa en el escenario durante la 37ª edición de los Victoires de la Musique, la ceremonia anual de los premios de la música francesa.Foto: BERTRAND GUAY / AFP | Vídeo: EPV

Dejamos el final para uno de los conciertos vividos anoche antes de que se fuera el sol. Los granadinos Lori Meyers ofrecieron un sólido concierto que servía de excusa para reivindicar ese pop español de los sesenta, exuberante y melódico, con Los Ángeles como referente. En una noche de sonidos contundentes fue, como se suele decir, un remanso de paz.

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