La actriz trans Daniela Vega: “Para que tú y yo estemos aquí sentadas, hubo gente que peleó y murió”

Daniela Vega se convirtió en una celebridad internacional en 2018 cuando protagonizó la chilena Una mujer fantástica, que ganó un Oscar a la mejor película extranjera, y fue la primera actriz trans en actuar como presentadora en la ceremonia del cine de Hollywood. Su éxito personal fue muy importante para dar visibilidad y avanzar en los derechos de las personas trans en Chile, y no solo allí. Pero eso no lo dice ella. Porque “eso lo tienen tiene que decir los demás”, apunta la intérprete de 33 años en la charla que mantuvo este martes con la activista y periodista trans Daniela Requena en el marco del primer Campus de Verano, organizado por la Academia del Cine en Valencia. Vega es la madrina de esta iniciativa que desarrolla ocho proyectos de otros tantos cineastas bajo la premisa de la inclusión.

“Soy actriz, productora, poeta, vengo de lejos para estar cerca”, afirmó a modo de presentación la intérprete, que se mostró reflexiva, contenida, con un humor incisivo. “Si los derechos de los trans son tendencia, bienvenido sea. Es interesante que las diferentes realidades de las personas se puedan llevar al primer plano. El arte se hace cargo mucho antes que la política, incluso que la ciencia, de las realidades de las personas y luego el mercado las recoge. Eso termina por generar visibilidad, es una forma de que las personas que estamos dentro podemos abrir la puerta”, señaló.

Respondía así a los avances que en los últimos cuatro o cinco años se han producido en la visibilidad del colectivo trans en los medios de comunicación, en las series, en el cine, a los que había hecho referencia la moderadora Daniela Requena, de 30 años. Conocida en las redes sociales como Daniela Sirena (en Tiktok cuenta con 828.000 seguidores), en las que compartió su transición, la periodista valenciana explicó que esa exposición fue “muy positiva” para desarrollar su proyecto vital y profesional.

Una visibilidad muy diferente a la de Vega, que vive apartada del mundo de las redes sociales. “No había referente que pudiera mirar para hacer una transición. Y lo hice desde mi estómago, desde mi intuición”, recordó con expresión seria, con el pelo recogido en un moño. “Cuando me preguntan qué se siente por ser la primera artista trans destacada de Chile, me da pena. Cómo pueden haber pasado 200 años de república y ser la primera. Antes nos mataban. No es un buen dato, pero hay gente que tiene que ser la primera. Y no cobro por la valentía. Mi trabajo es ser artista”.

Luego destacó el ejemplo de las mujeres de su familia, “aguerridas, con mucho carácter” que le ayudaron a “entender que no te pueden pisotear”. “Yo no puedo no ser yo, maquillar mi naturaleza”, aseveró en la Filmoteca valenciana ante los participantes en el campus, organizado con la colaboración de Netflix y el apoyo del Ayuntamiento de la ciudad. Tampoco se olvidó de mencionar el referente de Bibiana Fernández y las películas de Pedro Almodóvar.

Vega se mostró menos optimista que Requena en la consolidación de los derechos conquistados. Aludió a la reciente sentencia del Tribunal Supremo de EE UU contra el aborto. “Mi optimismo tiene que ver con las luchas que se han dado y que se pueden perder si no estamos al loro. Nada está garantizado en la vida”, sostuvo. “Para que tú y yo estemos aquí sentadas, hubo gente que peleó y murió y de eso no hay que olvidarse nunca”, agregó.

La actriz chilena bromeó asegurando que se sentía una señora de 63 años. “A título personal, no necesito estar validándome constantemente con mis signos exteriores, hay gente que sí, bien, mientras sienta paz...”, apostilló. A su lado, Daniela Requena reivindicó la libertad de que hacer con tu cuerpo lo que consideres y de presumir del mismo. “Las nuevas generaciones tienen nuevos paradigmas. Si volviese a nacer volvería a nacer trans, es la única forma de vida que conozco, tiene una poética muy especial, por qué no”, manifestó.

Vega incidió en que la etiqueta trans es útil ahora gracias al “orgullo” conquistado. Ella participará en la celebración del orgullo gay en Madrid, como artista invitada. “La etiqueta funciona, porque hay un orgullo. Antes, era un grupo de personas excéntricas que se juntaban a mezclar colores. Hoy, miles, millones de personas, se juntan a crear colores”, indicó la artista, que tiene pendiente de publicar un libro de poemas.

Crítica con que el dictador Augusto Pinochet muriera en su casa, con que aprobara leyes como senador en plena democracia, la activista hace hincapié en que “Chile vive un periodo de transición muy importante, de una constitución u otra”. Y añadió: “Artísticamente, somos un país sin grandes palacios ni estructuras, pero con lo que hay, somos capaces de hacer cosas”.

La intérprete chilena busca la normalidad, sin abjurar de nada: “Todos mis personajes han variado. He sido chico, una chica, una monja, un policía, he sido trans y cisgénero, y el público que sigue mis obras ya no se pregunta si el personaje es trans o no. Eso se consigue trabajando. La vida no me ha dado nada, me lo he ganado todo”.