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Isabel Soler, especialista en literatura de viajes renacentista: “He leído demasiadas cosas de lo que pasa en el mar para navegar tranquila”

La estudiosa barcelonesa publica ‘Magallanes & Co.’, sobre la gran aventura de la primera vuelta al mundo

Jacinto Antón
La escritora Isabel Soler, retratada en el Museo Marítimo de Barcelona.
La escritora Isabel Soler, retratada en el Museo Marítimo de Barcelona.Gianluca Battista

Isabel Soler (Barcelona, 58 años) lleva toda una vida navegando en los libros, y lo hace en embarcaciones precarias, con tendencia a hundirse, a sufrir motines y todo tipo de desgracias, aunque también momentos de gloria descubridora. Profesora de Literatura y Cultura Portuguesas en la Universidad de Barcelona, se ha especializado en la literatura de viajes de la época renacentista y conoce al dedillo las crónicas de los grandes navegantes, sobre todo los portugueses, que abrieron entonces, arrostrando peligros sin cuento, las fronteras acuáticas del mundo. Autora de El nudo y la esfera, Los mares náufragos o Derrota de Vasco de Gama, entre otras obras, Soler ha ido trenzando la aventura marítima hasta llegar a su último libro, Magallanes & Co. (Acantilado, 2022), sobre la primera circunnavegación (1519-1522), este año de aniversario de aquel viaje épico.

Pregunta. La muerte de Magallanes, el 26 de abril de 1521 en la isla filipina de Mactán, junto a Cebú, a manos de nativos (y espero no estar haciendo espóiler), es uno de los momentos culminantes del libro. Es curioso cómo se parecen las muertes del navegante portugués y del capitán Cook, en 1728 en Hawái…

Respuesta. Ambos fueron muy imprudentes y demasiado confiados. Magallanes desembarcó con solo 49 hombres y teniendo que dejar los barcos tan lejos que no podían cubrirlos con su artillería. Los indígenas eran más de un millar. Cuando cayó Magallanes, luchando con el agua por las rodillas tras recibir una flecha en la pierna y varios lanzazos, se abalanzó una muchedumbre de enemigos sobre él. Mientras lo mataban, no dejaba de echar miradas para asegurarse de que los suyos hubieran podido escapar. La descripción que hace Pigaffeta, el cronista de la expedición, es muy dramática.

P. No devolvieron el cuerpo, pero al menos no se lo comieron, como a Cook. Su propia narración del episodio es muy emocionante.

R. Trabajo mucho con las imágenes, imagino lo que leo y es como si lo estuviera viendo.

P. Lleva mucho tiempo con los navegantes.

R. Desde mi tesis doctoral en 1997.

P. ¿Ha navegado usted misma?

R. Algo, con mi hermana, que le encanta y sabe. Pero yo nunca cruzaría el Atlántico. He leído demasiadas cosas de lo que puede pasar en el mar para navegar tranquila.

P. ¿Qué pasaba en las expediciones españolas que todo el mundo iba a la greña y se apuñalaban por la espalda, literalmente?

R. En la flota de Magallanes había muy mal rollo porque desconfiaban unos de otros. Era lógico con Magallanes porque era portugués y había traicionado a su rey, así que podía volver a hacerlo con el rey español. Fue además un viaje insoportable. A latitudes desconocidas. Con un frío horroroso al descender hasta la punta de América. Los españoles no estaban acostumbrados a viajes tan largos y duros.

P. ¿Eran mejores los portugueses?

R. Estaban más acostumbrados. A Goa tardaban siete meses, y un año y medio si tenían que hacer escala en Mozambique. Tenían muy buena escuela cartográfica, expertos pilotos y mucha experiencia del mar profundo.

P. Pero la primera vuelta al mundo la dimos nosotros…

R. Bueno, eso ya se ha explicado, yo quería contar las razones de Magallanes.

P. No hay duda de que es usted más de Magallanes que de Elcano.

R. Elcano era muy valiente, seguro, y consiguió llevar la nao Victoria a casa. Pero Magallanes es un personaje más rico. Culto, experimentado, perseverante. Buscaba el Moluco, las islas de las especies, una empresa económica.

P. ¿Un secundario, Elcano?

R. Me sabe mal decirlo así, tras tanta celebración. Pero se convirtió en líder por casualidad, acaba de capitán de la Victoria por pura suerte. Y que consiga volver a Sevilla es una enorme casualidad. Navegó de manera temeraria y con los pilotos en contra.

P. Llegaron a puerto en unas condiciones deplorables, en harapos y hambrientos. Pero con la bodega llena de clavo: ricos, pues.

R. Discrepo un poco, cubrieron el gasto.

P. Pero volvieron 18 de 250, eran menos a repartir.

R. Eso es verdad.

P. ¿Dónde están las mujeres en la aventura de Magallanes?

R. Es muy conmovedor ver las disposiciones testamentarias que hacían antes de zarpar. Magallanes, que por cierto dejó parte de su herencia al monasterio de Montserrat, trata de dejar arreglada a su mujer y a su hermana. Pero en el viaje propiamente no hay mujeres. En los barcos no había.

P. Bueno, alguna encontrarían en el viaje.

R. Eso sí, pero no en las naves. Había tensión sexual seguro. Entre hombres a bordo también. Está el caso del piloto griego de la flota condenado a muerte por sodomizar a un grumete.

P. ¿Cuál es su momento favorito del viaje de circunnavegación?

R. El paso del estrecho de Magallanes. Es un momento excepcional. He podido estar allí, en Punta Arenas; recorrer los parajes, fue muy emocionante. Aguanté hasta que me expulsó el frío.

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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