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François Ozon abre el debate de la eutanasia sin dar respuestas

El cineasta francés vuelve a un tema de actualidad en su nueva película, ‘Todo ha ido bien’, en la que trata el derecho a morir en un país como Francia donde es ilegal

El director de cine francés Francois Ozon, en un hotel de Madrid este jueves. Foto: KIKE PARA
Ana Marcos

François Ozon, considerado el enfant terrible del cine francés, vuelve a un tema de actualidad en su nueva película después de tratar la pederastia en la Iglesia en Gracias a Dios. En Todo ha ido bien aborda la eutanasia, aunque niega que trate sobre el derecho a una muerte digna. “En esta historia me interesa, en concreto, la relación de un padre con una hija a la que ruega que le ayude a morir y entender el dilema al que se enfrenta esta mujer a la que se le pide algo imposible, algo muy doloroso”, explicaba este jueves el cineasta, de visita en Madrid para presentar el filme antes de su estreno este viernes en salas tras su paso por el festival de Cannes. Es decir, Ozon pretende poner al espectador a reflexionar. No le va a dar su opinión sobre la cuestión. “No tengo respuestas. No me he enfrentado a esta situación ni quiero”.

La cámara del cineasta francés enfoca a una familia burguesa, intelectual, rica y “típicamente parisiense”. Es la que retrata el libro de Emmanuèle Bernheim, escritora fallecida en 2017, con la que Ozon coescribió varios de sus guiones. La autora era hija de un famoso coleccionista homosexual de arte y de la escultora Claude de Soria. Tras un derrame cerebral, el padre le pide a su hija favorita, interpretada por Sophie Marceau, que le ayude a morir, pero no lo podrá hacer en Francia, un país donde no está legalizado este derecho, y tendrá que recurrir a la ayuda de una organización suiza.

En esta relación Ozon ubica “el corazón de su película”. Como en otras ocasiones, el cineasta francés sustenta el metraje en una rebelión contra la figura paterna, que en este caso está muy marcada por la culpa, el valor tradicional de la familia y, por tanto, en la autoridad impune del progenitor pese a tratarse de unos personajes en apariencia liberales. “Su hija lo describe bien: ‘Fue un mal padre, pero me hubiera encantado tenerlo como amigo”, apunta el realizador. “Él pertenece a una generación que desdeña los sentimientos. Es algo vulgar, considera que hay que guardarlos dentro. A veces es cruel y al mismo tiempo tiene elementos encantadores”. Todo ha ido bien no pretende, en palabras del director, ser “un melodrama americano”, la película es tan seca, a ratos esquemática, que el carisma que Ozon trata de imprimirle al padre se traduce en ocasiones en humor negro para tratar de suavizar esa dureza.

Sophie Marceau y André Dussollier, en 'Todo ha ido bien', de François Ozon.
Sophie Marceau y André Dussollier, en 'Todo ha ido bien', de François Ozon.

La película añade otro aspecto a esta paradoja que tiene en un constante debate a la hija: “Es la historia de un hombre que ama tanto la vida que quiere morir porque ya no tiene posibilidad de vivirla como a él le gustaba”. Y en este punto se mete en otro debate más centrado en el lenguaje: defender la vida a través de la eutanasia frente a los que rechazan este derecho autodefiniéndose como provida. “Ya no puede ni ir al baño solo. Así que decide que se acabó, que quiere parar esa situación. Es triste, solo tiene la idea de que esto se acabó. Lo más complicado es para los que se quedan, los que tienen que aceptar esta elección”.

Las que se quedan, en este caso sus dos hijas, tienen que lidiar también con el egoísmo de un hombre, interpretado por André Dussollier, que, en la atalaya construida con su dinero desde la que concibe el mundo, se burla de la injusticia económica que supone el alto coste de la eutanasia. “Al documentarme me di cuenta de que este proceso cuesta mucho dinero, por eso lo reflejé y quise compararlo con la gente más pobre”, plantea Ozon. “Hay mucha gente que no se lo puede permitir, que no puede acabar con su vida dignamente”.

Ozon solo concede una respuesta clara sobre su película. Si en Francia no se trata este tema que cuenta con el 80% del apoyo de los ciudadanos, según sus cálculos, es por la influencia de un lobby católico al que otorga un poder relativo, pero mucha capacidad de hacer ruido. “En el caso del Gobierno, no sabemos si Macron es de derechas o de izquierdas. Digamos que es temeroso y no va a tratar este tema, mucho menos antes de unas elecciones”, explica. No es una prioridad para el actual presidente y considera que tampoco lo es para el resto de candidatos electorales en “un momento de duelo por la pandemia”.

“No quieren arriesgarse. Pero este tema avanza. Excepto si llega al poder un candidato de extrema derecha, que espero que no suceda”, remata y aclara, por si está dando respuestas de más: “Esta película no es política, no se plantea si la eutanasia es buena o mala. El cine no da respuestas, obliga al espectador a interrogarse”.

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Sobre la firma

Ana Marcos
Redactora de Cultura. Forma parte del equipo de investigación de abusos en el cine. Ha sido corresponsal en Colombia y ha seguido los pasos de Unidas Podemos en la sección de Nacional, además de participar en la fundación de Verne. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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