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La carrera contrarreloj para comprar el supuesto ‘caravaggio’ antes de la subasta

Coleccionistas de distintas partes del mundo trataron de detener la venta pública de la Casa Ansorena con ofertas millonarias desde casi un mes antes de la puja

Subasta en la Casa Ansorena de Madrid, en 2018, de un cuadro de Murillo.
Subasta en la Casa Ansorena de Madrid, en 2018, de un cuadro de Murillo.JuanJo Martin (EFE)

La Casa Ansorena recibió ofertas millonarias por el supuesto caravaggio que iba a subastar con un precio de salida de 1.500 euros desde el 18 de marzo, el día que se abrió la exposición en la que se mostraban los lotes que iban a venderse entre el 8 y el 10 abril. “En cuanto vi el cuadro me puse muy nervioso, supe que podía ser un caravaggio que estaba perdido”, cuenta el anticuario Nicolás Cortés, otro de los coleccionistas que desde un primer momento no dio por buena la atribución al círculo del pintor José Ribera (siglo XVII) que aparecía en el catálogo de la subasta. No dudó ni un segundo, se fue a la casa de subastas, vio la pieza y ofreció un millón y medio de euros. No fue el único. Cortés asegura que dos coleccionistas italianos ofrecieron tres y seis millones de euros. Los anticuarios Robilant+Voena en colaboración con el marchante italiano Fabrizio Moretti elevaron la puja hasta más de 23 millones de euros, según varias fuentes del sector.

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Para Cortés no fue una sorpresa encontrarse con tantas pujas y por esas cantidades, acostumbrado a la compra-venta de piezas en el mercado internacional. “En España no es tan habitual”, reconoce. En su caso, tuvo que hablar con “unos amigos financieros” para que le prestaran la cantidad que ofreció. En caso de que su oferta hubiera prosperado, una vez conseguido el cuadro, restaurado y vendido en una cantidad que estima entre 120 y 150 millones de euros, los prestamistas recibirían el 15% y el resto sería para Cortés. “Si el cuadro no estuviera vinculado con España y estuviera en Nueva York o Londres valdría tranquilamente 150 o 200 millones de euros. Desafortunadamente está limitado al mercado español, ahora podría costar entre 20 o 30 millones en España”, coincide en su cálculo el coleccionista italiano Moretti.

“Si hubiéramos llegado a comprar el cuadro, y nos hubieran dado la exportación, aunque tenemos a dos restauradoras en nómina, a ojos del mercado es mejor buscar especialistas que ya hayan trabajado con cuadros de Caravaggio”, explica Cortés. “Para que el cliente se quede más tranquilo”. El anticuario, que asegura que en este caso hubiera gestionado personalmente la venta, cree que la pieza podría haber acabado en el Met de Nueva York o en el museo Getty de Los Ángeles. Tampoco descarta compradores privados o benefactores que adquieren piezas de arte y después las donan a museos. “Aunque creo que debía terminar en el Prado”, afirma Cortés.

Caravaggio
El 'Ecce homo' que iba a ser subastado en la Casa Ansorena de Madrid el 8 de abril

En Italia, varias personas también se movilizaron para tratar de comprar el cuadro antes de que el Ministerio de Cultura detuviera la subasta y lo declarara inexportable el jueves 8 de abril, horas antes de que comenzara la puja. Antonello di Pinto, profesor experto en arte que asesora a anticuarios y coleccionistas como intermediario en este tipo de compras, vio la obra en el catálogo de Ansorena a mediados de marzo y le llamó la atención por su calidad, por lo que decidió pedir un informe más detallado a los responsables de la venta. Consciente de que la pieza podría alcanzar un valor muy superior al del precio de salida, le envió la imagen a un anticuario italiano, que se interesó inmediatamente por la pintura y fue a Madrid para verla. “Si lo compramos, triunfamos”, explica Di Pinto que le dijo. En este tipo de operaciones él normalmente se adjudica una comisión del 5%.

El alto interés del anticuario alertó a Di Pinto, que decidió mandar la obra también a varios críticos de arte. Uno de ellos, Nicola Spinosa, especializado en pintura del siglo XVII, le dijo que la pintura estaba demasiado sucia y no se aventuraba a adjudicar una autoría. Y otro, Vittorio Sgarbi contestó inmediatamente que se trataba de un caravaggio. Al mismo tiempo, supo que estaban llegando ofertas para adquirir la obra, “algunas incluso millonarias”, puntualiza. Pero el anticuario al que él había señalado la pieza para ofrecerle pujar “no podía llegar a una cifra tan alta”, dice. “El primer fallo fue de la casa de subastas, que estaba vendiendo un Ferrari al precio de un Volkswagen”, lamenta.

Una de esas personas que contaba con un talón millonario era Moretti, que se alió con Robilant+Voena para llevar la puja hasta su máximo con más de 23 millones de euros para así detener la subasta. Moretti, en conversación telefónica con EL PAÍS, confirma que había muchísimo movimiento de todas partes, “el cuadro estaba en boca de todos en el ambiente”. Al comprobar el precio de salida que figuraba en el catálogo pensó: “La vida es bella y está llena de posibilidades”. Así que trató de actuar con celeridad para comprar el cuadro e intentar sacarlo de España. Pero según cuenta el coleccionista, él y sus socios llegaron tarde. El cuadro ya había sido retirado. Un día más EL PAÍS se ha puesto en contacto con la Casa Ansorena para conocer su versión de los hechos, pero han rehusado hacer declaraciones.

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