Marinah, 10 años después de Ojos de Brujo: “Boicoteé mi fama”
La excantante del grupo de fusión publica ‘Heroínas’, un trabajo en solitario dedicado a las mujeres
De su etapa como vocalista de Ojos de Brujo Marinah no solo conserva su aspecto alternativo y la mirada cómplice. Marina Abad (Valencia, 49 años), voz de esa banda barcelonesa durante una década, se mantiene también en la corriente de las letras y mensajes que lanzaba allá por 2000, en las que hablaba de igualdad y respeto. La lucha de las mujeres protagoniza su nuevo trabajo, Heroínas (Nacional Records, 2021), el cuarto en solitario después de Afrolailo (2017).
Tras pasar el confinamiento más duro en un piso cerca de Valencia, se trasladó el verano pasado a Formentera, donde ya vivió cuando era “muy joven” y conserva buenos amigos. La cantante, muy activa habitualmente en el Día de la Mujer, cuenta por videoconferencia que este año el 8-M la pilló viajando por la promoción del nuevo disco, que salió el pasado 12 de marzo.
“Yo soy una superviviente, mi madre fue de las primeras yonquis, de las primeras que consumieron heroína en España”
Es tajante cuando se cuestiona la importancia del feminismo actual: “Decir que hoy hay igualdad es una perogrullada. Cuando se habla de feminismo y de salir el 8-M, no es por ti ni por tus amigas, se sale por la mujer en el contexto global, no solo por el tipo de machismo que vivimos aquí, sino por el tipo de sistema patriarcal que está mandando a la mierda este planeta”. Y añade: “Históricamente las mujeres hemos sido oprimidas y obviadas. No se puede negar, igual que no se puede negar el racismo”.
El lanzamiento de Heroínas, previsto para marzo de 2020, se vio afectado por la pandemia. “Este disco es un ejercicio de resistencia épica”. A partir de la consigna “existir es vencer”, articula en su nuevo trabajo tres grandes homenajes. Por un lado, a las heroínas cotidianas o, como ella aclara, a “cualquier mujer, me da igual que sea limpiadora o alcaldesa, invisible o visible, porque igualmente nos machacan”. Por otro, a la diversidad de artistas, representada en las nueve colaboradoras que participan en el disco —desde Rocío Márquez a Brisa Fenoy, la mexicana Niña Dioz o la guineana Nakany Kanté—. El último tributo de este trabajo es a las supervivientes, aquellas que, aunque perdieron, también lucharon: “Yo soy una superviviente, mi madre fue de las primeras yonquis, de las primeras que consumieron heroína en España. Soy hija de eso, he sobrevivido a la ruina de la heroína en mi vida”.
Al puro estilo Ojos de Brujo, el disco transita por varios géneros musicales, desde los más urbanos como el rap y la electrocumbia a los más enraizados, como el flamenco, la rumba o el dembow, el ritmo de origen jamaicano del que parte el reguetón. Sobre la particular mezcla que la llevó en el pasado a lograr un Grammy latino con Ojos de Brujo, Marinah confiesa: “Mis virtudes son mis fallos. A mí me cuesta mucho profundizar y estar 10 años estudiando algo; me gusta más picotear”. Estudiante de flamenco durante un tiempo, se dio cuenta pronto de que en ese mundo que amaba no era feliz y de que nunca lo sería dentro de un solo género o etiqueta: “Siempre me he sentido una artista alternativa, cuando he podido alcanzar la fama yo misma la he boicoteado y he hecho todo lo contrario a lo que debía hacer”.
Marinah reconoce que la pandemia y las restricciones que conlleva frenan una gira. “Un concierto con mascarilla, con todo el mundo sentado, a cuatro metros y sin poderse levantar... Tengo que hacer un trabajo fuerte para ver eso en positivo”. Aun así, asegura que se lo planteará: “Voy a esforzarme por intentar hacer un viaje un poco más íntimo, y presentar un repertorio donde pueda estar hora y media sentada”. Aunque advierte: “Nunca me he sentado en un escenario”.
Qué escucha Marinah
Marinah confiesa que últimamente lo que más suena en su casa es la música de sus colaboradoras. "Yo tengo 49 años y sigo escuchando música urbana, me gusta la cumbia, el dancehall y el reguetón", explica. Recomienda prestar atención, entre otros, a los raperos de Tribade y a Santa Salut.
Babelia
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