“A las mujeres nos jubilan con la menopausia”
Marinah, exvocalista de Ojos de Brujo, lanza 'Afrolailo' su tercer disco en solitario
Fue voz e imagen de Ojos de Brujo, una de las bandas enseñas de la fusión barcelonesa de comienzos de siglo y uno de los grupos que más proyectó a la ciudad en el extranjero. Han pasado los años y Marinah retorna a las raíces sonoras de su antiguo grupo con Afrolailo y de paso reafirma su imagen de mujer de tronío “de ahí la portada, fumando un puro como Chavela o Sara Montiel”, dice en un bar del Poble Nou barcelonés: “es rollo aquí estoy yo, aquí sigo, te gusto o no, pero yo soy así”, remacha mientras suspira no tener que abandonar el barrio como una víctima más de la gentrificación que vacía la ciudad de alma. Concebido como un disco para ser tocado en directo, Marinah reivindica la música como algo coral y cree que en un país donde cada vez resulta más fácil irritar, ella lo continúa haciendo.
“Mi primer disco” recuerda Marinah, “es el fruto de la ruptura con Ojos de Brujo, y por eso me fui lejos estilísticamente. “El Baile de las Horas” fue mi disco más comercial, el que tenía un sonido más pop, quizás”. Su segundo disco, grabado junto a Chicuelo “fue entrar en otro terreno, cantar sentada, tocar en quinteto, meterme en un ámbito de artista más mayor si quieres, y es el disco que, sabiendo que este ámbito lo tenía a mano, disponible, me ha permitido volver a ser lo que soy más claramente: afrolailo, que es lo que hay en mi casa”. Afrolailo es para Marinah esa fusión entre flamenco y Caribe, “pero el Caribe popular, el de la timba cubana, el del pueblo, no el Caribe de los boleros estilizados y elegantes que quizás algunos esperan de mí”, matiza para significar porqué aún cree irritar más allá de sus ideas políticas “es que irritas por ser charnega, o por hablar en catalán, o por mojarte con todo, o por no hacerme la fina, o por negarte a cantar en Israel. No soy inocua ni fácil, es suficiente para irritar en un país donde cada vez es más fácil irritar”, concluye.
En el disco destacan bastantes colaboraciones –Ari Puello, Lágrimas de Sangre, La Mari, Chicuelo, Kumar- que no son vistas por Marinah como una pérdida de perfil propio “la música es compartir. Hay canciones que podía haber cantado sola, pero es que me gusta llamar a la gente. Veo la vida bastante coral. Este disco, de hecho, tiene letras de manada, no son letras que hablen de mí, habla en plural, habla de nosotros y nosotras y de lo que juntos podemos hacer”. Preguntada por si no podía haber buscado formulaciones más actuales de hip-hop para conformar esas colaboraciones, Marinah repone “el trap me encanta, lo veo como algo muy punky, es junto al reguetón la expresión de los jóvenes de ahora, y el trap en concreto es la mejor manera de tocar las narices a tus padres, y además cantando hacia atrás, lento, que jode más. Es antisistema, se difunde por debajo de los medios y junto al reguetón surge de zonas degradadas. Pero de ahí a hacer trap o reguetón va un mundo. Por ejemplo llamé a Ari por ser una mujer madura que sigue dando caña”. ¿Mujer madura?, “Sí”, responde Marinah, “lo que no imaginaba de chavala es lo duro que es hacerse mayor siendo mujer, te jubilan con la menopausia y te rescatan cuando ya eres anciana”.
El peso de Ojos de Brujo en su carrera es algo que no intenta fintar Marinah, que en piezas como Medio pan, recupera estrofas de Ná en la nevera: “Canciones como esta o Sultanas de mercadillo forman parte de mí, son mías, las canto desde siempre y no voy a negarlas, como tampoco a Ojos de Grupo, donde me vacié durante 17 años. No es sólo mi grupo, por supuesto, pero he formado parte del mismo y el mismo público me lo recuerda, no puedo ir en contra de esa historia”. Su proyecto artístico actual está en las antípodas de su época de grupo “antes vivía en una casa con mucha gente, ahora vivo en varias casas: en una hay gente, otra está casi vacía, decido cada noche donde duermo y disfruto de una libertad artística de la que antes no disponía”, dice en referencia a los diferentes proyectos en los que se ha involucrado. Pero, ¿aspira a ser conocida como Marinah, sin añadir ningún ex? “Aspiro allegar a final de mes, hacer bolos razonablemente bien pagados, no muchos mal pagados como suele ser la pauta y estar con la gente que quiero estar. Soy de las que mezclan la vida profesional con la privada y me doy al 120%. A estas alturas de mi vida necesito que las cosas vayan suaves”.
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