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Tras los pasos del minero de azufre en Java

‘Mbah Jhiwo’, del debutante Álvaro Gurrea, es la única película española en la Berlinale y se ha gestado durante años en Indonesia

Gregorio Belinchón
Imagen de 'Mbah Jhiwo'.
Imagen de 'Mbah Jhiwo'.

Durante seis años, Álvaro Gurrea (Barcelona, 32 años) se ha pasado entre cuatro y cinco meses por temporada en Indonesia. “Mi esposa y yo viajábamos por motivos laborales”, recuerda el cineasta. “Hasta que llegó la pandemia”. Al inicio de sus estancias, Gurrea, que solía residir en Bali, se desplazó al este de la isla de Java y allí cayó fascinado por la zona. “Me surgió el impulso de rodar”. Así nació Mbah Jhiwo (Alma anciana), la única participación española en la Berlinale digital de este año, un festival que habitualmente alberga un puñado de producciones del “otro cine español”, el creado con ambiciones más arriesgadas. “Hace un año nos seleccionaron en el París Doc de Cinéma du réel, y ese fue el primer festival que se canceló en Europa. Así que nos hemos acostumbrado”, cuenta. “Nos hemos sometido. ¿Duele no estar en Berlín? Claro, pero al menos participamos en línea”.

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El protagonista de la película, Yono Aris Munandar, es un minero que carga grandes rocas de azufre por la ladera del cráter del Kawa Ijen. El filme comienza el día que su esposa lo abandona; poco después, su madre cae enferma. Él, mientras, sube y baja con las piedras, como un Sísifo indonesio, y sus creencias cambian del animismo al islam y, de ahí, al capitalismo. “Es curioso cómo la montaña se transforma según la gente que la habita”, reflexiona Gurrea. “Al principio del metraje vemos su lado místico, luego es un lugar de penitencia y trabajo, y finalmente asistimos a su faceta de espectáculo turístico. Muta según las ideologías, y desde luego yo me reconozco en los turistas que se hacen fotos mientras los mineros suben y bajan con sus cubos; lo que ocurre es que finalmente acabé conviviendo cinco años con sus habitantes y crucé al otro lado”.

Gurrea se hizo amigo de un compañero de trabajo, un estampador de tejidos, que le llevó a esa zona. “Él me conectó con sus familiares, que viven en el pueblo que se ve en la película, y los primeros a los que yo conocí fueron Yono [que acabaría siendo su protagonista] y Nurussalam [en la ficción, un imán que reza por el buen fin del rodaje]. Todos los que aparecen en el filme son de esa aldea, que es pequeña, se implicaron mucho”.

Imagen de 'Mbah Jhiwo'.
Imagen de 'Mbah Jhiwo'.

Mbah Jhiwo se enmarca en un formato en boga en estos momentos, el de documental de creación. La realidad explora las rendijas que Gurrea deja en la ficción —la trama principal es pura invención— con guiños, detalles de permeabilidad: cuando de repente el protagonista toma la cámara, o la oración del imán, dos secuencias que subrayan la falsedad de lo rodado; otras veces Gurrea aprovecha los accidentes del rodaje, como el encuentro en un barco con un viejo masajista que dice tener 118 años, y la realidad atropella el guion. “Lo que decía era imposible de haberlo escrito antes; fue maravilloso. Solo espero que el espectador, acabada la película, saque sus propias conclusiones, imagine su propio final”, explica.

El director Álvaro Gurrea.
El director Álvaro Gurrea.

Reconoce Gurrea que él no era muy cinéfilo ni sabía hacer cine. “Más bien me encontré haciendo una película. Me movía un impulso misterioso”. En 2019 terminó el máster en Documental de Creación de la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona), y allí la obra renació. “Entré al máster pensando en que tenía la película acabada, y mientras estudiaba cambió por completo mi concepción del cine que quería hacer. Volví a rodar casi todo el metraje, con una historia más guionizada, porque lo anterior era muy etnográfico”. En realidad fueron dos rodajes más; el decisivo, de 30 días al final de 2019, del que salió el 90% del metraje. “Y por fin teníamos Mbah Jhiwo”. Ahora Gurrea se ha lanzado, y rodará nueva película en Indonesia, “que puede que enlace con el final de Mbah Jhiwo”. Habrá que esperar al final del viaje.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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