La fortaleza del rey Lobo agoniza entre basuras, maleza y ratas
El complejo palaciego del siglo XII, que mandó construir el emir Mardanis en Murcia, ha sido incluido por Hispania Nostra en su Lista Roja de monumentos en grave peligro de desaparición
Abu Abd Allah Muhámmad ibn Said ibn Muhámmad ibn Áhmad ibn Mardanis al-Yudhami (1124-1172), conocido por los cristianos de manera más escueta como el rey Lobo, era un líder andalusí que llegó a ser gran señor (emir) de Murcia, a la que convirtió en una bella capital amurallada de enorme esplendor. Como símbolo de su poder, levantó un grandioso complejo palaciego en lo que ahora es la pedanía de Monteagudo, a unos cuatro kilómetros del centro urbano. Incluía dos imponentes castillos y, a sus pies, una almunia, una finca de recreo con palacio propio, una gigantesca alberca (160 por 220 metros) donde se celebraban batallas navales y con una isla en el centro, un elevado mirador, un zoológico con todo tipo de animales exóticos y enormes zonas de cultivo y jardines. Julio Navarro Palazón, arqueólogo del CSIC y uno de los mejores especialistas en cultura islámica de España, lo explica así: “Era un conjunto palaciego que incluía todo lo que un hombre de la época podía desear. Representaba su inmenso poder. Era la Medina Azahara del siglo XII”. Pero ahora, todo eso no son más que dos castillos en ruinas y una almunia de la que solo se distinguen algunos muros cubiertos por la maleza y la basura. Todos admiten la situación, aunque echan la culpa a otros. Hispania Nostra, asociación de defensa del patrimonio, lo acaba de incluir en su Lista Roja (monumentos en grave peligro de desaparición) por su “muy deficiente estado de conservación, plagado de maleza y ratas”.
Cuatro denuncias en el Tribunal Superior de Justicia de Murcia, acusaciones de amiguismo, especulación urbanística o dejadez jalonan la historia reciente de este yacimiento de 150 hectáreas ―con 160 enclaves históricos, de ellos dos castillos cristianos y dos musulmanes― que se extiende entre naranjales sin recoger, chalés de lujo, construcciones ilegales, naves industriales abandonadas, rastrojos y basura. El actual Gobierno municipal, una coalición entre PP y Ciudadanos, sostiene que las críticas han arreciado justo cuando, “por primera vez, una administración toma medidas serias en 80 años y pone en marcha un plan de protección de la fortaleza del rey Lobo”. “Recuperarlo es mi sueño”, dice Marco Antonio Fernández, concejal responsable del gigantesco yacimiento.
El Estado de Xarq al-Ándalus
Murcia llegó a ser la capital del Xarq al-Ándalus, un Estado independiente que se extendió por la mitad oriental de la península Ibérica en el siglo XII. Su gran urbe ―hasta entrado el siglo XX no recuperó el número de habitantes del que disfrutó en vida de Mardanis― incluía numerosos palacios y fortificaciones, entre las que se contaban lo que hoy son el palacio de Santa Clara, el oratorio de San Juan de Dios, la fortaleza inacabada de la Asomada y las propias murallas de la ciudad, entre otros.
Pero al rey Lobo, al igual que antes a otros emires o califas de Al-Ándalus (Medina Azahara, en Córdoba, es obra de Abderramán III, en el siglo X, aunque fue destruida en el XI), esto no le parecía suficiente, así que eligió unos terrenos a las afueras para levantar su almunia, una propiedad rústica, dedicada al descanso, pero que tendría además las funciones de alojar a embajadores y visitantes ilustres, y de celebrar recepciones, audiencias o fiestas. Todo con el máximo esplendor. De hecho, cuando Jaime I toma la ciudad en 1266 en nombre de Alfonso X este reside en el lugar.
El propio Navarro fue quien llevó a cabo las últimas excavaciones en la almunia, en los años 2018 y 2019. Recibió unos 30.000 euros de presupuesto. Desde entonces, nada, el absoluto abandono, y eso que sus trabajos devolvieron a la luz los muros del palacio, habitaciones, patios, el estanque y hasta un acueducto almohade (siglo XIII). “Me dicen que tengo que mantener todo esto por contrato 15 años, pero ¿cómo lo voy a hacer si me niegan las subvenciones?”, se pregunta el arqueólogo del CSIC, que está pensando abrir una suscripción popular para lograrlo.
El portavoz del grupo de Ciudadanos en la Asamblea de Murcia, Juan José Molina, logró en 2019 que el Parlamento regional aprobase una subvención de un millón de euros para el yacimiento. Sin embargo, de ese dinero solo se ejecutaron 30.333 euros. “No sé a qué se destinó el resto”, afirma el diputado, cuyo partido gobierna en coalición con el PP. Además de esta cantidad, el Ejecutivo regional aprobó en 2018 una partida de 690.000 euros, que envió directamente al Consistorio. Este se encuentra a punto de firmar un convenio con la Universidad de Murcia y con la Politécnica de Cartagena para llevar a cabo un estudio arqueológico por 400.000 euros, dejando de lado al CSIC, que es el organismo público que lleva cuatro décadas investigando Monteagudo. “No sé dónde están los otros 290.000 euros que faltan y, además, no sé por qué se ha firmado el convenio con la universidad y no con el CSIC, que son los auténticos expertos”, lamenta Molina.
A mí, y llevo 40 años en el yacimiento, nadie me ha preguntado nada. Se lo han quitado al CSIC para dárselo a la universidadJulio Navarro (Arqueólogo)
Mario Gómez Figal, primer teniente de alcalde de Murcia, de Ciudadanos, dice que José Francisco Ballesta (PP), regidor de la capital y exrector de la Universidad de Murcia, “es el peor alcalde de la historia, pero el mejor vendedor de humo”, en referencia a los anuncios de recuperación del yacimiento que últimamente realiza. Se pregunta también por qué se ha firmado un convenio con la universidad y no con el CSIC, “donde están los mejores”.
Julio Navarro, que fue arqueólogo municipal de Murcia entre 1981 y 2001, ofrece una respuesta: “A mí, y llevo 40 años en el yacimiento, nadie me ha preguntado nada. Se lo han quitado al CSIC para dárselo a la universidad, a personas que jamás lo han excavado. Comparemos currículos, comparemos publicaciones, experiencia… Esto es increíble. Esto es una red clientelar. Están destruyendo todo sin remisión. Nadie hace nada”.
José Antonio Serrano, portavoz del grupo municipal socialista en la capital murciana, que está en la oposición, opina que Monteagudo es “el conjunto islámico del siglo XII más importante de la Península, pero hay miopía política, no hay empuje político, el Gobierno local no se lo cree”. Serrano también menciona una “supuesta red clientelar” y reclama la participación del CSIC en las excavaciones. “En 15 años podríamos recuperar la historia de Murcia, nuestra Medina Azahara”, cree.
En cambio, David Campoy, del PP, alcalde pedáneo de Monteagudo, considera que “se están haciendo las cosas bien”. “Esto lleva abandonado décadas [los castillos están declarados Bien de Interés Cultural desde los años veinte del siglo pasado]. El Ayuntamiento se ha puesto manos a la obra, porque la recuperación era uno de los puntos estratégicos del programa electoral del alcalde. Nunca se ha invertido nada, pero ahora hemos adquirido el castillejo, los terrenos de alrededor, se va a realizar un plan arqueológico…”.
El portavoz de Huermur, una asociación local de defensa del patrimonio, Sergio Pacheco, insiste también en que las investigaciones se adjudiquen al CSIC. “Nosotros solo hablamos con documentación oficial en la mano. Y siempre son los mismos arqueólogos los que reciben las subvenciones. Están destruyendo la huerta y el conjunto del rey Lobo con edificaciones ilegales por todas partes. Ni siquiera los cuatro castillos cuentan con un entorno de protección [áreas donde no se puede construir] como indica la ley. Se lo hemos pedido al Gobierno de Murcia, pero nos lo han denegado. Hemos interpuesto cuatro contenciosos administrativos en el Tribunal Superior de Justicia”.
El concejal del PP Marco Antonio Molina recuerda que la presión vecinal en Monteagudo en los años noventa fue enorme para poder construir en las huertas y, por tanto, sobre el yacimiento. “Pero ya todo aquello pasó. Ahora estamos en otro momento”. Considera injustas las críticas contra la gestión, porque su Gobierno ha invertido ya 3,3 millones en expropiaciones. De hecho, en 2016 expropió el castillejo y 60.000 metros cuadrados de su entorno. Afirma que el convenio con la Universidad de Murcia y la Politécnica de Cartagena era necesario, porque se trata de llevar a cabo un estudio multidisciplinar, donde intervendrán arquitectos, economistas, especialistas en turismo, químicos, historiadores, arqueólogos… “También queremos cerrar un acuerdo con el CSIC para la almunia. No entiendo tanta queja por su parte”, afirma.
El Ministerio de Cultura ha anunciado, igualmente, una inversión de 1,2 millones para recuperar el castillo de Monteagudo, pero pone como condición que se arreglen los accesos, que están en licitación. Por su parte, la Asamblea regional aprobó por unanimidad el 6 de octubre de 2016 una moción que apoyaba “de forma inequívoca la inmediata recuperación y puesta en valor del complejo cultural y paisajístico”. Pero, en febrero de 2021, solo se distinguen dos castillos musulmanes en ruinas, otros dos cristianos en igual situación, y los muros descarnados de un palacio emiral entre maleza, basura y construcciones legales e ilegales, además de a un experto del CSIC, en mitad de los naranjales sin recoger, echándose las manos a la cabeza.
Un rey lobo apellidado Martínez
El apellido del conocido como rey Lobo, Ibn Mardanis, puede tener su origen en el hispano Martínez, según algunos investigadores, ya que su familia era mozárabe, aunque otros apuntan a raíces bizantinas. Y fue este emir el que construyó una espectacular almunia, unas fincas que buscaban los mejores emplazamientos en las huertas que rodeaban las ciudades musulmanas. Sus funciones, además de agrícolas, estaban relacionadas con la representación de la autoridad y el protocolo cortesano, donde se recibían a embajadores y visitantes ilustres. Las almunias más poderosas disponían, incluso, de parque zoológico. Los animales más peligrosos estaban encerrados en fosos, aunque las especies domésticas gozaban de libertad. Entre los animales documentados se contaban jirafas, elefantes, leones y gacelas.
Babelia
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