Se vende por internet la mejor colección de joyas del siglo XI
El Museo Arqueológico de Córdoba exhibe un centenar de piezas de oro y plata enterradas en la época califal y que se incautó la Policía al descubrirlas en varias cuentas de redes sociales
La guerra civil estalló en el Califato de Córdoba en el 1009 y se alargó durante más de dos décadas. El enfrentamiento armado (fitna) entre las dos facciones que pugnaban por el poder al sur de la Península supuso la deposición del califa Hisham II y la división de Al-Ándalus en numerosas taifas. La inestabilidad política se extendió y el miedo se impuso entre los habitantes. Por eso, según la hipótesis de los expertos, un rico judío enterró, en lo que hoy es el término municipal de Baena (Córdoba), un espectacular ajuar. Mil años después, una fotografía en las redes sociales puso sobre la pista a la Unidad de la Policía Nacional adscrita a la Junta de Andalucía. El resultado fue la incautación el año pasado de la “mejor colección de joyas del siglo XI”, según Alberto Canto, profesor de Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid. Desde ayer, el conjunto se puede admirar en el Museo Arqueológico de Córdoba.
El Tesoro de La Amarguilla ―llamado así por la finca en la que se halló―es un conjunto de 623 joyas andalusíes del siglo XI que incluye 98 piezas de oro, plata y plata sobredorada. Entre estos elementos de orfebrería hay cuatro brazaletes para muñecas y tobillos, cuyos extremos simulan cabezas de aves, así como una delicada estrella de David encerrada en un anillo de oro. Destacan también 14 cuentas de cuarzo y cristal de roca, otras cuatro de coral rosa, 31 de pasta de vidrio de distintos colores y 476 perlas irregulares o aljófares. “El estado del conjunto es bueno, máxime cuando ha sido sometido durante un año a un proceso de restauración por los expertos del Museo de Córdoba”, según la Junta de Andalucía, que ha invertido 15.000 euros en la recuperación de las joyas.
Canto, uno de los mayores especialistas del mundo en Al-Ándalus e investigador de Medina Azahara, lo detalla: “Es, sencillamente, espectacular. No he visto nada igual. No podemos saber quién lo escondió ni a quién pertenecía, porque carece de monedas, pero lo más seguro es que fuese propiedad de un judío, ya que entre las piezas está la estrella de David. Parece, además, el ajuar de una novia, porque incluye muchas piezas para colgar en los chalecos”.
No obstante, el profesor e investigador universitario considera que el conjunto no está completo, al no haber aparecido su parte numismática. “Todos los tesoros omeyas incluyen monedas, lo que evidencia que en este caso se han vendido, porque este tipo de piezas tiene muy fácil salida, no así las joyas. Ningún anticuario ni coleccionista las compraría. La falta de monedas dificulta que podamos establecer con exactitud el momento en que fue enterrado. Pero yo me inclino por principios del siglo XI”.
El tesoro, según los especialistas consultados, fue enterrado dentro de una bolsa o un recipiente cerámico en el suelo. Por eso, todas las piezas estaban sucias, con tierra, lo que demuestra que no pertenecía a ninguna colección particular y que había sido extraído recientemente. Las investigaciones policiales se extendieron por los municipios cordobeses de Lucena, Luque y Baena, donde finalmente se halló el tesoro en una nave industrial. La persona que lo tenía en su poder llevó a los policías hasta una finca en Baena donde afirma que lo halló.
Pero, según las fuentes consultadas, sus declaraciones no parecían muy coherentes. De hecho, al no estar convencidos los arqueólogos de que el lugar que señaló como sitio del hallazgo sea el correcto, no se ha emprendido una excavación para determinar si habían quedado abandonados u olvidados otros elementos.
Fuentes de la Policía Nacional explican que “un arqueólogo municipal de Córdoba descubrió en las redes sociales unas fotografías de varias piezas con posible valor arqueológico”. Los investigadores policiales consiguieron así “identificar a una persona, que facilitó a su vez [intermediaros] la identificación de otra persona que tenía relación con el tenedor de las piezas”. Este último, al verse descubierto, “tuvo intención de hacer entrega del tesoro al Ayuntamiento de Baena”, pero finalmente lo hizo en la Junta de Andalucía, en concreto en su Delegación Provincial de Córdoba. De allí, al museo. La Policía destaca que su investigación solo tenía como fin “evitar la posibilidad de que dichas piezas pudieran entrar a formar parte del comercio ilegal.
Por su parte, la directora del Museo Arqueológico de Córdoba, María Dolores Baena, destaca la labor de la restauración realizada, que incluye las técnicas más avanzadas (tecnología láser) para devolverle su aspecto original. Desde este jueves y hasta el 6 de junio, se muestra en una exposición temporal, aunque cuando acabe pasará a la colección permanente del centro. “Es uno de los mejores conjuntos de joyas que poseemos. La estrella de seis puntas es algo único. No existe nada parecido, lo que le confiere un valor extraordinario”, dice la directora de un museo con más de 35.000 registros, y eso que cada registro puede incluir hasta 500 piezas.
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