El cine español se asoma al África negra
El interés de los directores y las productoras por el continente vecino cada vez se hace más patente, como confirman ‘Adú' y ‘Black Beach’, dos de las apuestas favoritas en los Goya
“Soy muy fan de África; de hecho, este es el cuarto rodaje que he podido hacer allí y estoy contentísimo. África tiene una energía especial”. Así de rotundo se manifiesta Salvador Calvo, director de la película con más candidaturas de los Premios Goya 2021. Ha dirigido Adú, la historia de un niño que emigra desde su Camerún natal hasta España y que ha recibido 13 nominaciones ―entre ellas, mejor película― en unos galardones cuya 35ª edición se celebra este sábado.
Desde hace años el interés de los cineastas españoles en África aumenta progresivamente a juzgar por la cantidad de películas ambientadas en el continente que, con paso lento, pero firme, reciben nominaciones a los premios Goya. “No ha habido ninguna edición con tanta presencia de cine español rodado en África. Algo está cambiando”, opina Raúl de la Fuente, otro experimentado director que rueda en suelo africano desde 1998. Tres de sus producciones han estado presentes en ediciones anteriores de los premios: Un día más con vida, sobre las aventuras del periodista Ryszard Kapuściński en Angola, se llevó el galardón al mejor largometraje animado en 2019; Virgen negra, rodada en Mozambique, y El infierno, en Sierra Leona, obtuvieron nominaciones a mejor corto documental en 2012 y 2020, respectivamente.
“Los cineastas españoles están mirando a África y, sobre todo, lo están haciendo con otra mirada más objetiva y alejada de los estereotipos”, apoya Mane Cisneros, directora del veterano festival de cine africano Tarifa-Tánger (FCAT), que celebra este 2021 su 18ª edición. “El cine español cada vez se internacionaliza más, y eso hace que podamos soñar con contar historias que nos ponen en contacto con otras culturas”, añade Calvo.
De la Fuente señala otra poderosa razón: “Las principales plataformas digitales están demostrando su interés”. Esteban Crespo, director de Black Beach, lo sabe bien. Con seis nominaciones, su largometraje es un thriller con mucha acción ambientado en un país africano donde se habla español ―presumiblemente Guinea Ecuatorial―. Crespo recuerda que las películas que se hacen ahora no son tanto por interés de los cineastas, sino por el de las productoras, que son las que las financian. “Desde hace 15 años he tenido varios proyectos que tocaban África de una manera u otra, y no cuajaban; ha sido en los últimos años cuando han empezado a hacerlo”, sostiene.
Las principales plataformas digitales están demostrando su interésRaúl de la Fuente, director de cine
Esos problemas se van resolviendo, a juicio de Calvo, que ha vivido esas dificultades: en 2008, cuando iba a ser su primera vez trabajando en África, en concreto en Mali, la financiación se cayó a seis días de comenzar el rodaje y con medio equipo ya desplazado. Ahora, con Adú, lo ha tenido más fácil. “La productora con la que he trabajado hizo el año anterior El cuaderno de Sara, en Uganda, y El viaje de Marta, en Senegal”, apunta. “También hay que comprender que los productores piensan en lo que interesa a su público. Lo que está pasando es que, gracias a las nuevas plataformas, la audiencia ahora es mucho más amplia”, apunta Crespo.
Otra de las películas que han llevado África a la pantalla este año fue Anunciaron tormenta. Se trata de un documental que intenta rescatar un episodio olvidado de la historia de España en Guinea Ecuatorial. En este caso, la motivación de su director, Javier Fernández Vázquez, ha sido su curiosidad por conocer el pasado en común con un país que fue colonia española hasta 1968. “Es algo que no se suele enseñar como se debería en las clases de Historia. Pero hay artistas que intentamos indagar en las razones que hay tras esa amnesia. Es como decir: ¿qué pasa con España? ¿Se siente avergonzada?”, cavila.
El interés por el continente vecino también se ve en las nuevas generaciones. Es el caso de los que vienen de la escuela de Raúl de la Fuente: dos de sus ayudantes de dirección se han lanzado a rodar sus propias ideas y también han acabado optando a un Goya. El primero, Natxo Leuza con su Born in Gambia, trabajo por el que fue candidato el año pasado a mejor corto documental. Este 2021 lo ha sido su compañero Iker Esteibarlanda, con Before I Die, una historia de abusos sexuales en el lago Victoria. “Una vez que quise hacer una historia propia no me impuse que tuviera que ser en África, pero sí que siento una tendencia a tirar hacia el continente”, reconoce este último. “Y luego está esa forma de vivir todo lo bueno y lo malo, esa intensidad ejerce como un imán que me lleva hacia allí”.
El siguiente desafío va a ser reforzar los lazos con artistas, productores y directores africanos; hermanarse para contar más y mejor. “La asignatura pendiente es que España empiece a participar en producciones africanas, que dé el paso, como lo han dado ya muchos países en Europa de entrar en las coproducciones”, plantea Cisneros. Para De la Fuente, esta apertura no va a hacer las cosas más fáciles a los españoles. “Cada vez lo tendremos más difícil porque creo que el cine africano lo tienen que contar los propios africanos”, afirma. “Nuestro trabajo será mirado con lupa y solo se salvarán las películas que destaquen por su calidad y su honestidad”.
Más cine español que mira a África
La producción de cine español en África continúa este 2021. De la Fuente ya está rodando de nuevo allí, y en Sierra Leona otra vez, la que será su siguiente producción, esta vez doble: un documental titulado 'Bayo, Bayo Baby' del que también hará una ficción. Salva Calvo va a tratar de levantar aquella historia maliense que en 2008 se quedó en el tintero. Esteban Crespo no se cierra a nada, asegura, como tampoco lo hará Iker Esteibarlanda. Y Javier Gómez está decidido a seguir escarbando en el pasado español en Guinea. El tiempo dirá si estas historias son también dignas de un Goya.
Babelia
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