La madrugada en que Malcolm X y Cassius Clay anticiparon el racismo en los Estados Unidos de hoy
La actriz Regina King, reina de la televisión, debuta como directora de cine con ‘Una noche en Miami’. “América no será grande mientras se siga asesinando a compatriotas”, dice
El 25 de febrero de 1964 Cassius Clay se convirtió a sus 22 años, sorprendentemente, en el campeón del mundo de boxeo de los pesos pesados al derrotar en Miami a Sonny Liston, el poseedor del título, un duro fajador con puños de piedra. Clay tenía clase, estilo y una gran boca propagadora de chulerías. Pero también era un hombre consciente de su influencia y de su destino. Su amigo Malcolm X presenció la velada pugilística y le invitó esa noche a la habitación de su motel: Clay estaba a punto de anunciar su conversión al islam, su cambio de nombre (por el de Muhammad Ali, el amado de Dios) y su entrada en la Nación del Islam, la organización religiosa que justo se planteaba abandonar Malcolm X. Esa noche, en aquella pequeña habitación, no estuvieron solos: a la celebración se sumaron otros dos amigos, también estrellas: el cantante Sam Cooke, voz referencial del soul, y el jugador de fútbol americano Jim Brown, que en el cenit de su carrera meditaba retirarse harto del racismo en el deporte para empezar en el cine.
De esa noche no hay testimonio gráfico: en realidad, no existe ni una foto en común del cuarteto. Tampoco se sabe de qué hablaron, pero sí que, tras aquella madrugada, los cuatro viraron sus vidas y sus carreras. Sam Cooke fue asesinado 10 meses más tarde, en un turbio incidente al que el tiempo ha envuelto en un halo conspirativo. Semanas más tarde, en febrero de 1965, el asesinado fue Malcolm X. Los sesenta fueron un caldero en el que hervían la violencia, los derechos civiles y el arte.
Y durante el confinamiento, Regina King (Los Ángeles, 50 años) se asombraba de los ecos que había entre lo que estábamos viviendo (“Los asesinatos de George Floyd y Breonna Taylor nos hablan del racismo existente en mi país”) y Una noche en Miami, la película que había rodado sobre ese cuarteto (“Son unos Vengadores negros, ¿no?”) justo antes del advenimiento de la pandemia, y que suena para los Oscar. Es lunes en Los Ángeles, y King aparece en la pantalla de Zoom. Lo primero que llama la atención son sus ojos, de color avellana, que resaltan aún más en la sala aséptica desde la que realiza la entrevista. El currículo de King impresiona: tras 35 años de carrera como actriz se la considera una de las reinas de la televisión en su país, con cuatro Emmys: dos por la serie American Crime y otro par por Seven Seconds y Watchmen. Además, ganó un Globo de Oro y el Oscar por su trabajo en El blues de Beale Street. Había dirigido varios episodios de series, pero llevaba un tiempo preparándose para el siguiente paso: “Soy muy consciente del cambio que supone en mi carrera. Ahora soy directora de cine, como ya lo era de televisión. Y confieso que a cinco días del estreno de mi película, aumentan los nervios”. Este estreno, a través de la plataforma Amazon Prime Video, llega este viernes a la vez que el 50 cumpleaños de King, que lo celebrará “con una proyección privada con amigos cuidadosa con los protocolos anticoronavirus”.
El ascenso al estrellato de la actriz parecía marcado desde su nacimiento. Sus padres la llamaron Regina y a su hermana, Reina, lo que combinado con su apellido suena todo muy monárquico. Si en televisión empezó en 1985, al cine no llegó hasta seis años más tarde, de la mano de John Singleton (con él hizo tres películas) en Los chicos del barrio. ”Viví la bendición de aquellos trabajos y de una amistad con John de dos décadas, algo muy extraño. Me permitió aprender de sus preparaciones previas a un rodaje, en las que ahondaba en qué quería expresar y cómo. Entonces no era consciente de que yo dirigiría, pero el universo siempre tiene un plan [risas]”.
A la búsqueda del material perfecto
A King no le valía un guion cualquiera. De ahí el tiempo que ha invertido rastreando material. “Porque sabía lo importante que era este paso, estuve junto a mi agente un tiempo largo buscando un guion que cumpliera varias expectativas. En Una noche en Miami las encontré: era poderoso y a la vez me permitiría expresarme como artista. Y cada día, durante el proceso creativo, me he ido emocionando más. No digo que lo que he dirigido anteriormente en televisión no fuera importante, pero el asunto central de la película es muy [reflexiona unos segundos] valioso. Y urgente”. Una noche en Miami se basa en una obra de teatro de Kemp Powers (codirector de Soul), que él mismo ha adaptado al cine. La trama se abre a mitad: dentro de la noche de celebración hay también una noche de reflexión. “Como nos pasa ahora, ¿verdad? Biden ha ganado, y aun así tenemos múltiples problemas estructurales. Nuestro sistema social tiene que reconstruirse y eso no ocurre de manera automática. Es más, hemos visto como estos últimos cuatro años han destruido esfuerzos de décadas. Trato de mantenerme optimista [se echa a reír] con mis expectativas muy bajas”. Aunque reconoce que cada acontecimiento dramático acaecido en EE UU desde el final de su rodaje aumentaba la pertinencia de su filme. “Es necesario recordar a todos y cada uno de los estadounidenses que nos unen más cosas que nos separan, que tenemos una larga historia pasada en común. Y que efectivamente albergamos numerosos rasgos negativos. Si las aceptamos, podremos mejorar. Esto no va de hacer América grande otra vez [King juega con el lema de Donald Trump], sino de que entendamos que nunca fue grande, y que no lo será mientras se oprima, margine y asesine a seres humanos, a compatriotas”.
En un momento de la película, Sam Cooke se revuelve ante Malcolm X, que le echa en cara que las canciones de Bob Dylan parecen reflejar mejor el sufrimiento de los afroamericanos que las suyas, a lo que Cooke, que acaba de grabar la sobrecogedora A Change Is Gonna Come, responde: “No seré el arma de nadie”. ¿Y Regina King? ¿Siempre ha hablado por sí misma en sus múltiples declaraciones comprometiéndose, por ejemplo, a que en sus proyectos haya un 50% de mujeres, o subrayando el racismo endémico en EE UU? “A veces sientes que como famosa tienes que cumplir ciertas expectativas. Es complicado manejar esas situaciones, salir airosa y sentir que tus sentimientos como ser humano traspasan el esquema de ‘lo que dice una estrella’. En fin, recuerda: el universo siempre tiene un plan”.
En la gran o en la pequeña pantalla
El camino de 'Una noche en Miami' ha sido largo. El rodaje se completó con unas jornadas extras llegado ya el coronavirus a EE UU. Su estreno en el festival de Venecia convirtió a Regina King en la primera cineasta negra que optaba por el León de Oro. Y con su lanzamiento hoy en Amazon finaliza el viaje: “Hice la película pensando, desde luego, en estrenarla en salas. Pero vivimos los tiempos que vivimos. Y con lo sufrido en los últimos meses en EE UU me parece fundamental llegar a la vez a la máxima audiencia posible. ¿Quería verla rodeada con mucha gente en un cine? Sí, y que se emocionaran conmigo. ¿Llegaré ahora a muchos más estadounidenses? Desde luego, y el tema central de mi película lo merece”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.