La mirada de Ulises
Una odisea musical a través de 25 canciones a cargo de Franco Battiato, Rachid Taha, Nusrat Fateh Ali Khan, Fela Kuti, Oum Khalsoum, Lina y Raül Refree o Jorge Drexler
Este Ulises (Odiseo) no es el héroe que regresa a Ítaca después de destruir Troya. Pero, como el personaje de la epopeya de Homero, emprende un viaje catártico en el que escucha (“oír con la mirada”, escribió Shakespeare) lamentos y festejos, plegarias gozosas y cantos de infortunio. Ulises tiene una patria a la que regresar, pero Remedios Silva canta a quienes no la tienen, en ‘Nací en Alamo’, de la banda sonora de la película Vengo, de Tony Gatlif. En esta playlist se incluye una versión de Yasmin Levy. “Oh, emigrante, ¿a dónde viajas? Te cansarás y terminarás por volver”, se oye en ‘Ya rayah’, la canción escrita por el argelino Dahmane El Harrachi, que Ulises reconoce en las voces del griego Giorgio Dalaras y del serbobosnio Goran Bregoviç (bajo el título 'Ki An Se Thelo'). Pero ya sabemos: no siempre los emigrantes tienen la posibilidad de volver, aunque estén cansados.
El mundo se estremece, las poblaciones se agitan. El italiano Franco Battiato refleja la inquietud en ‘Shock In My Town’, una paráfrasis kafkiana: “He encontrado alucinaciones, conmoción en mi ciudad. Nos estamos volviendo como insectos, similares a los insectos”. El temor al otro marca el tiempo presente: “En todas partes y en la dulce Francia. En todas partes escucho lo que dicen: extranjeros, vosotros sois la causa de nuestros problemas”. Rachid Taha lo denunció en la enérgica ‘Voilá Voilá’. Un respiro: Ulises se encuentra con el canto de las sirenas. Pero no tiene que atarse al mástil del barco; estas sirenas solo arrebatan, no devoran. Son Las Voces Búlgaras del Ensemble Pirin’, en jubilosa conjunción con el gran hechicero Ray Lema: ‘Kamulang’.
Cantante y activista por los derechos de la mujer gitana, la macedonia Esma Redzepova incluyó en su repertorio ‘Djelem Djelem’, himno gitano del que hay múltiples versiones tanto del texto como de la música. Y en Pakistán, oídos para la canción devocional de Nusrat Fateh Ali Khan: ‘Biba Sada Dil Mor De’, registrada en vivo en el WOMAD de 1985, es paradigma de todas las influencias musicales presentes en las creaciones del Camarón paquistaní. La egipcia Oum Kalsoum fue la madre de todas las batallas sonoras. ‘Al-Atlâl’ (‘Las ruinas’) es una de sus grandes interpretaciones. En ella canta al amor desesperado y al deseo frustrado. “Si me das a elegir, me quedo contigo”. Ni la gloria, ni las ideas ni el cielo son más fuertes que el calambrazo del enamoramiento. La barcelonesa Maria Rodés aborda una espléndida versión del inmarcesible éxito de Los Chunguitos.
Aún en la península Ibérica, la portuguesa Lina y el español Refree reformulan el fado. Este ‘Medo’, de carácter personal, se torna ahora en sentimiento global. Navegando por el norte de África Ulises descubre otra cantante singular: Cheikha Rimitti, pionera que sacó el raï de las ceremonias de boda para llevarlo a los escenarios: ‘Sidi Mansour’ es una plegaria a un marabú (un asceta, un santo). En esta versión le acompañan Robert Fripp y Flea (Red Hot Chili Peppers). Ya en África subsahariana, el recuerdo de una celebración: Grand Kallé (Joseph Kabasele) canta en ‘Independance Cha-Cha’ el fin del colonialismo en Congo. Más África: en momentos de pandemia, homenaje a quien falleció a causa de otra, el sida. Fela Kuti muestra en ‘Shakara’ la música de un visionario. Y antes de abandonar el continente negro, Salif Keita saluda a una nueva era de espiritualidad, a través de un personaje sagrado, en la inmensa ‘Souareba’. Y Les Amazones d’Afrique exigen a los hombres respeto en ‘I Play The Kora’.
¡Buenos días, América! “Yo no sé de donde soy, mi casa está en la frontera. Y las fronteras se mueven como las banderas”. Jorge Drexler desdibuja las lindes en ‘Frontera’. Bajofondo Tango Club persigue el aroma del tango en ‘Perfume’. Rubén Blades lanza un canto a la libertad afirmando que él es de donde nace ‘La rosa de los vientos’. Calle 13 ofrece un retrato en blanco y negro de ‘Latinoamérica’ (“un pueblo sin piernas, pero que camina”). En Cuba, la venerable tercera edad del son canta ‘Alto songo’ con el brío de los viejos tiempos. Una chilena en México, Mon Laferte, reafirma su condición de mujer con ‘Canción de mierda’. Ya en la frontera con Estados Unidos, Flaco Jiménez, entre bromas y veras y a golpe de tex-mex, se pone, en ‘Un mojado sin licencia’, en la piel de un mexicano sin papeles. Y Graciela, hermana de Machito, reina de la noche latina neoyorquina, se anticipa sicalípticamente a La Lupe: he aquí su tórrido ‘¡Ay, José!’. Louis Armstrong lanza un ‘Kiss of Fire’ con cadencia de jazz arrabalero, y en Nueva Orleans, en una ceremonia vudú, Dr. John, el hombre medicina, se pregunta si la ‘Revolution’ es el final de una ilusión o la solución final.
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