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Crítica | Nuestras madres
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Silencio y memoria

El principal interés de esta ópera prima se concentra en dos momentos opuestos: el mudo relato de un grupo de mujeres maya y la declaración final ante el tribunal de la madre del protagonista del filme

Imagen de 'Nuestras madres'. En vídeo, un adelanto de la película.
Elsa Fernández-Santos

Nuestras madres se abre y cierra con un plano cenital que muestra al protagonista (un antropólogo forense obsesionado con su figura paterna) recomponiendo sobre una mesa los huesos de un cadáver. Un rompecabezas hecho con piezas de memoria y silencio que este (a ratos interesante) filme intenta componer. El personaje principal, interpretado por el actor mexicano Armando Espitia, trabaja desenterrando los restos de los cuerpos de los desaparecidos durante el conflicto armado de Guatemala, uno de los más cruentos de América Latina que a principios de los años ochenta, bajo el mando del general Romeo Lucas García primero y el aún más sanguinario Efraín Ríos Montt después, se cebó con miles de civiles, activistas sociales, estudiantiles y sindicales, y, sobre todo, con la población indígena.

NUESTRAS MADRES

Dirección: César Díaz

Intérpretes: Armando Espitia, Emma Dib, Aurelia Caal, Julio Serrano Echeverría.

Género: drama, Guatemala, 2019

Duración: 78 min.

La trama de la película, premio Cámara de Oro a la mejor ópera prima del pasado festival de Cannes, coincide en el tiempo con uno de los últimos juicios que sentó en el banquillo a los militares. La voz en off de una emisión de televisión nos proporciona el dato. Poco más. La historia bascula entre la relación del joven antropólogo y dos mujeres, su madre y una indígena (la maravillosa Aurelia Caal eleva cada secuencia en la que aparece) que quiere recuperar los huesos de su marido y que podría tener una pista sobre el padre del forense. Dos mujeres opuestas en todo, incluso en su fertilidad, pero unidas por la misma atrocidad.

El principal interés de esta ópera prima se concentra en dos momentos opuestos: el mudo relato de un grupo de mujeres maya, supervivientes del genocidio contra la comunidad Ixil, y la declaración final ante el tribunal de la madre del protagonista de la película. A las mujeres maya solo se les concede la expresividad de su rostro para transmitirnos toda su tristeza. A la madre, que interpreta con dolor Emma Dib, se le da voz para explicar las razones del agrio gesto que ahoga a su personaje.

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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