Santos reivindica el valor del diálogo en el Hay Festival de Cartagena
El expresidente colombiano se muestra orgulloso del acuerdo de paz que selló con las FARC y defiende la diplomacia para hacer frente a la crisis venezolana
“La diplomacia por definición es diálogo”. El expresidente colombiano Juan Manuel Santos está convencido de que cualquier solución a la profunda crisis política, económica y social de Venezuela debe ser negociada, pues “si al régimen de Nicolás Maduro no le dan una salida digna se van a hacer matar”. El artífice del acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC exhibió una vez más su optimismo y reivindicó apasionadamente este jueves el valor del diálogo al conversar sobre los retos de América Latina con el analista Moisés Naím en el marco del Hay Festival de Cartagena.
Aunque Venezuela esté peor, “hoy Maduro está más fuerte que hace un año”, se lamentó el premio Nobel de paz, presidente de Colombia entre 2010 y 2018, quien logró a pesar de sus diferencias hacer de Hugo Chávez un socio para su propósito de pasar la página de un conflicto armado de más de medio siglo. Santos contó a manera de confesión que cuando Donald Trump le pidió reunir a varios mandatarios latinoamericanos para discutir la estrategia frente a la República Bolivariana, le expuso a la Administración estadounidense que una intervención militar era la peor de todas las opciones. Y Colombia, un vecino cuya capacidad de absorber migrantes venezolanos está llegando a su tope, el país que más sufriría. Venezuela es como un avión que se queda sin gasolina, sostuvo, y solo hay dos posibilidades: o se estrella o tiene un aterrizaje suave. “A todos nos conviene un aterrizaje suave”.
El Santos que fue ovacionado en el centenario teatro Adolfo Mejía de Cartagena se mostró orgulloso de la paz acordada a pesar de la crítica situación que viven los excombatientes y los campesinos en varios territorios del país. La defendió con serenidad y dijo que “no es perfecta porque es hecha entre humanos”. Para él, la incertidumbre actual no es rotunda. “Con problemas, la paz sigue avanzando”, dijo. Que hay disidencias, sí, pero aclaró que “representan un porcentaje menor frente a un 90 por ciento de los exguerrilleros se mantiene en el proceso”.
Con su libro La batalla por la paz debajo del brazo, el expresidente ya había exhibido su visión sobre una paz estable y duradera el año pasado en México. En el Hay Festival de Querétaro había mostrado su optimismo y en la Feria del Libro de Guadalajara se sentó a hablar en público por primera vez con Rodrigo Londoño, Timochenko, desde que ambos firmaron el acuerdo definitivo de paz en otro teatro, el Colón de Bogotá, hace ya tres años. En Cartagena lo recibieron con vivas espontáneos para “el presidente de la paz”.
Para Santos cualquier crítica ha valido la pena por las víctimas. Por historias como la de Pastora Mira, una mujer cuyo esposo y padre murieron por causa de la violencia partidista, luego dos de sus hijos fueron asesinados y a pesar de eso perdonó a uno de sus victimarios. “Cuando en el proceso estaba a punto de tirar la toalla hablaba con las víctimas. Muchas de ellas me decían, ‘presidente, siga adelante’. Eso me energizaba. Las víctimas fueron las más generosas cuando pensé que iban a ser las más difíciles”.
En su lugar, el momento más complejo fue cuando decidió el ataque contra Alfonso Cano, jefe máximo de las FARC, cuando ya adelantaban la fase secreta de la negociación. El riesgo era que la guerrilla se levantara de la mesa, pero “como las reglas del juego estaban claras, no lo hicieron”. Sin embargo, más adelante, cuando la negociación llegó a su fin, la polarización durante el plebiscito sobre los acuerdos fue la sorpresa más dura.
“Una de mis grandes frustraciones fue no haber podido construir esos puentes, ni manejar esa polarización entorno a un ideal de paz, un objetivo que debía unir al país. Pensé que al final la gente iba a acompañar esa paz”. Santos aseguró que hubo una campaña desinformación contra el proceso e incluso se tergiversó la inclusión de las mujeres en el acuerdo, que sus detractores llamaron ‘ideología de género’. “Esas mentiras fueron alimentando una polarización que espero se vaya disipando …Espero que nos movamos a aceptar que la paz es mejor que la guerra”.
Santos también se refirió a la lucha antinarcóticos. Como presidente abogó por hacer una revisión a fondo de la estrategia global contra las drogas y sus resultados basada en evidencias, y este jueves se reafirmó en esa idea. “Lo que salió de ese acuerdo es la única solución estructural para los cultivos de coca”, sostuvo al referirse a los acuerdos voluntarios de sustitución de cultivos ilícitos y hacer un nuevo llamado por la regulación. “Cuando a los campesinos se les da otra alternativa, no vuelven a sembrar”. “Tenemos que recuperar el valor del argumento”, concluyó.
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