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Álex García: “No soy el hombre perfecto que quería ser a los 30, pero a los 40 voy a volar”

El actor culmina su “gran año” con sus papeles en ‘Jauría’ y ‘Antidisturbios’ y la dirección del corto ‘Incendios’, preseleccionado a los Goya: “Dejé de quejarme, solo quiero contar historias”

Luz Sánchez-Mellado
Álex Garcia, actor y director.
Álex Garcia, actor y director.B.P.

Quedamos en un bar al lado de una comisaría y, cuando entra, parece uno más de los agentes que le dan cuartelillo al cafelito de media tarde, solo que de paisano. Sí. El Álex García real da el perfil del policía de Antidisturbios y el del violador de Jauría, sus personajes del año. Pero también, en cuanto abre la boca y mira a los ojos, el del hipersensible director novato de Incendios, más allá del teatro, el corto donde homenajea a sus colegas de oficio en el trance de transformarse en otros. De todo ello, y de su pareja, la actriz Verónica Echegui, a la que cita sin preguntarle por ella con la naturalidad de las relaciones largas, habla con pasión y sin más excitante externo que un agua sin gas del tiempo. Te lo crees todo.

Guapo, famoso, felizmente emparejado. ¿Mola ser Álex García?

A día de hoy, sí. Sobre todo, porque me acepto más que antes.

¿Desde cuándo es así?

Hace año y medio. Soy muy de hacer terapia. Me engañaba mucho a mí mismo. No sabía por qué me pasaban muchas cosas, porque no era honesto conmigo mismo. No sabía lo egoísta que podía ser, o lo machista, o lo violento. Te digo lo malo porque es lo que tienes que aceptar para que el resto aflore.

¿Ayudó la terapia o la edad?

Todo junto. Al final, te cae por tu propio peso. Hay quien no quiere que le caiga, pero tengo la suerte de ser actor y hacer personajes que me dan muchos datos de mí y de la sociedad en la que vivo. Y tengo una pareja que da muchas vueltas a la cabeza y comparte oficio y otras cosas conmigo. También la terapia.

Sus charlas deben de ser finas.

Cada vez estamos más ligeros, porque ya hemos hecho ese trabajo. De los 30 a los casi 40 míos, hemos ido cerrando cosas. Pero, sí, digamos que han sido largas.

Dicen que la pasión se apaga.

Estoy de acuerdo, se transforma. Y con Vero, y lo digo tranquilamente porque no tengo que vender nada, se renueva. También es que Vero es Géminis. Es muchas mujeres en una, y no te aburres.

¿Y usted qué tiene de escorpio?

Que cuando saco el aguijón lo clavo y puedo hacer mucho daño. Lo digo con pudor: puedo ser muy dañino. Guardo mucho, pero cuando lo saco voy a matar.

¿Tanto veneno tiene dentro?

Sí. Asumo mi veneno. No soy el santo que quería ser a los 20, ni el hombre perfecto de los 30. Tengo un corazón muy grande que se equivoca mucho, que hace mucho bien, pero mucho mal. Una diatriba con patas.

En su corto de la trastienda de Incendios llora delante y detrás de cámara. ¿Hipersensible?

Soy un llorón, y a mucha honra. Si alguien puede decir eso soy yo, te lo aseguro. Reivindico la emoción. No podemos estar todos bien todo el rato, ni mal.

La tristeza, hoy, asusta al otro.

Así nos va: todos desquiciados. Todo el mundo está bien, y todo el mundo toma pastillas para dormir. Ese ‘estoy bien’ si te preguntan, es una de las grandes heridas de la sociedad. Lo decía Lorca en Bodas de sangre: “Tapar, callar, es el mayor castigo”. Es así entonces y ahora.

En un momento de Antidisturbios, es usado sexualmente por una mujer. ¿Cómo se sintió?

Fue idea de Vicky [Luengo]. Y me encantó. Cuando tengo secuencias de sexo con chicas —con chicos no he tenido—, lo hablamos, y es divertido. Vicky quería llegar ahí, que fuera su momento. Mandó ella, para bien. Y me encantó, porque estoy harto de leer guiones en los que, en esas escenas, la chica no decide, no ejerce, no opina. Solo le dije: ‘Vicky, estoy a tu merced’. Y el resultado, que me sorprendió hasta a mí al verlo montado, fue muy poderoso.

En Jauría, sin embargo, hace de uno de los violadores de La Manada. ¿Tiró de ese yo violento?

Seguro. Puedo no ser consciente un día. Puedo, estando borracho, poner en una situación más comprometida de la que yo imagino a una mujer. Lo acepto, y como hombre tengo el trabajo de romper esa cadena. Hay mucha violencia recibida por parte de la mujer y mucha violencia ejecutada por el hombre. Nos queda un camino largo. Hay una herida profunda que tiene que sanar, y aún no hemos llegado a curar ni la primera capa.

En Incendios, se le cae la baba con clásicos como Nuria Espert o Mario Gas. ¿Qué aprende de ellos?

Emanan sabiduría y dolor, honestamente. Es una putada, pero hay parte de verdad en lo de que se actúa mejor cuando se ha sufrido en la vida.

¿Le ha afectado la pandemia?

Me llevo un sentimiento muy crítico. Por una parte, me ha purgado por dentro. Ha dado tiempo de parar y replantearme muchas cosas. Muchos amigos se han dado la vuelta a sí mismos. Se han cansado de cansarse, de quejarse, de cabrearse. Se han pasado la pantalla de sí mismos y están en fase de aceptación. Pero, por otra, creo que hemos sido muy borregos. La pandemia ha demostrado que somos muy manipulables. No contrastamos la información, aceptamos todo sin cuestionar, y eso me acojona.

¿Más que el futuro de su profesión?

El cine no va a morir, ni el teatro. Ha sobrevivido a todo. Al final, todo se reduce a que yo me ponga en una esquina, cuente una historia, y consiga que me escuches. Y lo voy a conseguir.

¿Por qué está tan seguro?

Porque valgo para esto.

O sea, que mola ser Álex García. ¿Sabe a lo que me refiero?

Claro: al Álex que conoce la gente que no me conoce, al actor famoso, al tío bueno, vale. Por eso te digo que he tenido mucha pelea con ese Álex. Y no le he ganado, pero lo he aceptado. No puedo cambiar la imagen que la gente tiene de mí, y cuanto antes acepte vivir con eso, antes estaré tranquilo.

No tiene que pedir perdón.

Por supuesto, pero fíjate, los humanos somos así de locos. Hace mucho tiempo rechazaba ser el galán en las series de televisión, y un amigo me dijo que me equivocaba. Que ese era mi superpoder. Y quien no abraza su superpoder pierde su mayor valor. Lo que quiero es contar historias y dejar de quejarme. Tengo 39 años. A los 40 voy a volar.

EL CORTO DE 'EL LOCO'

En una de sus crisis personales, Álex García (Tenerife, 39 años) se echó a sí mismo las cartas del tarot y le salió “la del loco”. "Es la que todos toman como ejemplo de la inconsciencia, pero yo creo que está conectada con otras cosas: el que confía en lo que nadie confía, el que quiere diversión, pero porque cree en ello. Y dije: 'Esto es lo que quiero hacer", relata él mismo el episodio. Así que llamó a su productora de tal guisa: 'El loco produce', y con ella dirigió 'Incendios, más allá del teatro', un corto sobre la trastienda de la obra homónima de teatro en la que participó como actor en 2017, y que ha sido preseleccionado para los Goya. Sus poderosos papeles en 'Antidisturbios', para la televisión y 'Jauría', para el teatro, completan un año tan intenso como él mismo.

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Luz Sánchez-Mellado
Luz Sánchez-Mellado, reportera, entrevistadora y columnista, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y publica en EL PAÍS desde estudiante. Autora de ‘Ciudadano Cortés’ y ‘Estereotipas’ (Plaza y Janés), centra su interés en la trastienda de las tendencias sociales, culturales y políticas y el acercamiento a sus protagonistas.

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