La justicia da la razón a Fernando Trueba tras la demanda de dos guionistas por ‘La reina de España’
La Audiencia Provincial de Madrid considera que 'La niña de tus ojos’ es obra transformada del libreto de Carlos López y Manuel Ángel Egea y por tanto los demandantes no tienen derechos sobre la continuación
Fernando Trueba ha ganado por segunda ocasión en el contencioso que mantiene con los guionistas Carlos López y Manuel Ángel Egea a cuenta de la autoría de La reina de España (2016), continuación de La niña de tus ojos (1998). Tras una sentencia que ya fue favorable en primera instancia, el tribunal de apelación de la Sección Nº 28 de la Audiencia Provincial de Madrid ha vuelto a fallar hoy a favor de Trueba en el recurso interpuesto contra él y su productora por López y Egea, autores de un libreto inicial titulado La niña de sus ojos. El tribunal considera que los autores del guion de La niña de tus ojos son Rafael Azcona y David Trueba, que partieron de un guion original obra de los demandantes para desarrollar una historia propia a partir de la peripecia real de los cineastas españoles que tras la Guerra Civil rodaron películas en los estudios Ufa de Berlín, bajo los auspicios del Ministro de Propaganda nazi Joseph Goebbels. En los títulos de crédito de aquella película aparecen como autores Azcona y Trueba junto a Carlos López y Manuel Ángel Egea.
Cuando, 18 años después, Trueba iba a estrenar La reina de España, los demandantes pidieron una indemnización económica por daños y perjuicios y la prohibición de que “la utilización futura de dicho guion, en ningún tipo o modalidad de explotación”, e interpusieron una demanda en enero de 2017. El Juzgado de lo Mercantil número 11 de Madrid ya dictó sentencia en marzo de 2019, desestimando por completo la demanda. Ahora, tras el recurso de López y Egea, la Audiencia Provincial de Madrid desestima de nuevo la denuncia y falla en favor de Fernando Trueba al reconocer su autoría de la película La reina de España.
La sentencia señala: “El guion de los demandantes resulta irreconocible en La reina de España porque, siendo completamente diferentes tanto el contexto espaciotemporal como las historias que se relatan en una y otra obra, el guion de La reina de España solamente toma de la obra derivada La niña de tus ojos elementos (personajes) que son absolutamente genuinos de este guion y cuyas peculiaridades no se encontraban presentes en la obra originaria La niña de sus ojos”.
Así, desgrana, “La reina de España no toma nada del relato de dichas dos obras, con lo que nos encontramos, en definitiva, es con que La niña de sus ojos no resulta en absoluto reconocible en La reina de España. El único elemento común entre dichos guiones residiría exclusivamente en que en ambos se narran ‘peripecias de un equipo de cineastas’, lo que, en tanto que idea absolutamente abstracta, carece de aptitud para fundar la similitud que es propia de la derivación y, en consecuencia, para afectar a los derechos de los autores de la obra originaria (de igual modo que, vgr., resultaría impensable que a un largometraje del género wéstern se le calificase de obra derivada de otro wéstern previo por el hecho de que, al igual que este, relata ‘hostilidades de un grupo de forajidos’)”.
Por eso, prosigue la sentencia, “la consecuencia de todo ello es la de que los aquí demandados no precisaban de la autorización de los demandantes para elaborar el guion y más tarde dirigir y producir el largometraje La reina de España. Lo que nos conduce a confirmar el pronunciamiento desestimatorio de la demanda”.
Según la nota remitida por la productora, el “daño reputacional y comercial sufrido no será nunca compensado”, aunque “al menos la decisión judicial deja claro que el director actuó siempre con rigor profesional y respeto por la legalidad de la propiedad intelectual”. En conversación telefónica con EL PAÍS, Carlos López apunta: “Hemos perdido, no hay duda. Sin embargo, creo que las dos sentencias dicen que nuestro guion existió y de ahí salió el suyo. Y por eso si La niña de tus ojos es una obra derivada de nuestro guion, y La reina de España es su continuación, me cuesta creer que se rompa la cadena de los derechos intelectuales. Y nuestro nombre salió en pantalla porque así lo obligaba el contrato”.
Por su parte, Trueba, también por teléfono, se duele de ese “perjuicio”, y espera que “quede limpio” su nombre. Y recuerda: “Su guion no me interesó en enero de 1992. Yo empecé a documentarme, a trabajar en los hechos reales y durante años estuve con otras películas y otras historias. Rafael Azcona y yo avanzamos hasta 1997, cuando necesitamos una visión nueva, y entró mi hermano David. Y la rodamos. Los dos guiones comparten únicamente cuatro de las cinco palabras del título, y el nombre –que no el carácter ni los diálogos ni las acciones– de dos personajes secundarios. La película acabada no tenía nada que ver con lo que ellos habían escrito”.
Babelia
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