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El documental más visto en Perú recauda fondos para la salud en la Amazonía

Gonzalo Benavente construye en ‘La revolución y la tierra’ un relato polifónico sobre la reforma agraria de 1969 que llevó a la expropiación de la mitad de los cultivos del país

Benavente entrevista al exdictador Francisco Morales Bermudez, quien anuló reformas de su predecesor Velasco.
Benavente entrevista al exdictador Francisco Morales Bermudez, quien anuló reformas de su predecesor Velasco.Cortesía La revolución y la tierra

El director de cine peruano Gonzalo Benavente investigó durante cuatro años un polémico episodio de la historia de su país del que sabía lo poco que le enseñaron en la escuela y la universidad: la reforma agraria de 1969, que desmanteló haciendas donde los campesinos trabajaban gratis para los terratenientes. En 2019, cuando se cumplía medio siglo del acontecimiento, estrenó La revolución y la tierra, un documental que en dos meses de exhibición comercial se convirtió en el más visto en Perú, con 90.000 espectadores, y con el que ahora recauda fondos para establecimientos que atienden a la población indígena afectada por la covid-19 en la Amazonía. La pandemia cortó las proyecciones de la película previstas en cooperativas y asociaciones agrarias, contó el cineasta a EL PAÍS.

El largometraje recorre dos caminos. Uno rastrea la presencia de los campesinos desde el origen del cine peruano –con valioso material fílmico y poco conocido, procedente de archivos nacionales y extranjeros–. El otro es un relato polifónico de la reforma agraria con testigos directos como dirigentes campesinos, extrabajadores de las haciendas, abogados y exfuncionarios del Gobierno militar que puso en marcha la medida, además de investigadores y líderes de opinión. Ambos caminos confluyen en problemas que persisten: la discriminación hacia los peruanos del mundo rural y la falta de respeto a sus derechos. El 24 de junio de 1969, el presidente de la junta militar, Juan Velasco, dictó una ley de redistribución de tierras que anuló los latifundios y entregó parcelas a cooperativas y sociedades agrarias de interés social. Más de la mitad de las hectáreas de cultivo existentes en el país sudamericano fueron expropiadas en una década.

Según los historiadores, Velasco tomó esa medida para evitar más tomas de tierras que organizaban los campesinos y, también, como un incentivo para frenar la influencia comunista de la revolución cubana. “Campesino: el patrón ya no comerá más de tu pobreza”, es la frase más famosa de Velasco cuando anunció la ley de reforma agraria. Sin embargo, cuenta Benavente, no queda archivo fílmico de ese mensaje presidencial.

“En los años ochenta y noventa no había importación de vídeos y a las casas realizadoras y canales de televisión no les quedó más que reciclar sus cintas. Entonces, la parte final de una grabación de la televisión estatal de un partido de fútbol tenía un pedazo de ese discurso de Velasco. La frase solo está en un disco de vinilo”, cuenta. Benavente y la coguionista y directora de arte, Grecia Barbieri, se percataron de que no había archivo de imágenes para contar lo que sus entrevistados relataban. Por ello, echaron mano de más de treinta películas peruanas del siglo XX –la mayoría en blanco y negro– que hallaron en todo tipo de repositorios.

“He estudiado cine en el Perú y no había visto el 95% de los filmes que mostramos: eso habla del poco acceso a esas películas”, explica el también director de los largometrajes Largo tiempo y Rocanrol 68. “Nos dimos cuenta de la riqueza de ese material por los imaginarios que el cine del siglo XX construyó [sobre los campesinos y la tierra]: como la obra de Armando Robles Godoy; o la mirada de la cineasta Nora de Izcue, tan atenta a los conflictos vigentes hasta el día hoy; o las visiones épicas del realizador cusqueño Federico García y su esposa Pilar Roca”, describe Benavente. Una de las pocas imágenes documentales que consiguieron en la investigación es un discurso del dirigente sindical y agricultor Zózimo Torres, uno de los entrevistados para el filme. “Estaba en un depósito de chatarra de una agencia publicitaria que había reciclado cintas de betacam”, refiere el director.

El historiador Hugo Neyra entrevistado por el director del documental.
El historiador Hugo Neyra entrevistado por el director del documental.

Acogida del público

Mientras La revolución y la tierra estuvo en cartelera era común que las proyecciones terminaran con aplausos de los espectadores. “Nunca calculamos el entusiasmo y el cariño que iba a generar la película. Toca un tema que ha estado ausente del debate nacional por décadas, pues fuera de los círculos académicos especializados no aparecía. La reforma agraria determina una nueva composición social dentro del cuerpo ciudadano: Perú sigue siendo una sociedad excluyente, pero se avanzó de manera gigantesca con ella”, anota Benavente. “Es una película que dialoga con el nieto o nieta de quienes experimentaron ese proceso de cambio, pudieron mandar a sus hijos a la escuela y quizá los nietos fueron a la universidad. Quizá permite que muchos que vienen de ese lado de la historia sintieran cierta reivindicación de escuchar su historia familiar en voz alta. Jóvenes cuyos abuelos quizá eran campesinos y hablaban quechua se dieron cuenta de que su familia y su ascendencia era parte de una historia de lucha y de logros conseguidos, como la ciudadanía”, continúa.

El filme cuenta con música original del artista sonoro y baterista Santiago Pillado-Mateu y la edición de Chino Pinto, cuyas aportaciones en el lenguaje audiovisual pueden ser parte del éxito con el público joven. El documental, disponible para descarga o alquiler durante 48 horas en octubre en la plataforma Vimeo, destinará el 20% de la recaudación a equipar establecimientos de salud de dos provincias de la región amazónica de Perú, donde la población de las etnias awajún y wampís fue fuertemente afectada por la pandemia entre mayo y julio.

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