Icíar Bollaín y Rozalén desgranan su colaboración en ‘La boda de Rosa’ para los lectores de EL PAÍS

Las salas de cine ya tienen abiertas sus puertas después del parón provocado por el coronavirus. El 21 de agosto estrenará la última película de Icíar Bollaín, La boda de Rosa. La cinta describe la vida de una mujer desbordada por las cargas familiares y el momento en el que decide poner punto y final a esa situación para empezar a preocuparse por sus propias necesidades. La canción principal, Que no, que no, la firma la cantautora Rozalén. Ambas estuvieron con los suscriptores de EL PAÍS, en un encuentro virtual y exclusivo, moderado por la periodista Andrea Nogueira, que forma parte de la oferta cultural del programa EL PAÍS+.

Rosa, interpretada por Candela Peña, y su familia, caracterizada por los actores Ramón Barea, Nathalie Poza, Sergi López y Paula Usero, evidencian el peso que de manera universal e histórica han soportado las mujeres como cuidadoras familiares. Bollaín reivindica en esta película la necesidad de pulsar “el botón nuclear” que pone fin a esta inercia para poder hacer lo que realmente se quiera.

“Quería volver a contar algo más personal”, confesó Bollaín, que no firma un proyecto en solitario desde 2016 con El Olivo. La directora ideó esta comedia sobre el autocuidado a partir de un artículo en el que las protagonistas se casaban consigo mismas, una manera de reafirmar que el amor tiene que empezar en uno mismo. “No es excluyente, si uno se quiere a sí mismo, después es más fácil estar bien con los demás”, aclaró.

El punto de partida de la canción con la que Rozalén pone música a la película es el mismo. La artista reconoció su “incapacidad a decir que no” y su “buenquedismo” heredado de su padre, lo que la ha llevado a descuidarse en muchos momentos. Tenía en mente componer una canción sobre esta temática cuando Bollaín le propuso participar en La boda de Rosa. Así creó Que no, que no, canción principal de la cinta y uno de los temas de su nuevo disco. Los suscriptores pudieron escucharla en directo y en exclusiva un día antes de que se publicara en las plataformas digitales.

La cumbia “luminosa” de Rozalén, como la describió Bollaín, coincide con el tono de la cinta. “Quería hablar de todo esto, que me parecen que son cosas serias, pero en un tono alegre”, explicó la directora, que confesó que también tuvo miedo a caer en la frivolidad. En cambio, considera que las reacciones están siendo “buenísimas” y que siendo una película “muy sencilla” también “es honesta” y comunica lo que ella pretendía. “Llega y para mí eso es lo más importante”, sentenció.