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Crítica | Beats
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Nostalgia de la ‘rave’

Arranca como un retrato en apariencia previsible y gamberro de la juventud para deslizarse, en su emocionante recta final, hacia un terreno agridulce

Elsa Fernández-Santos
Cristian Ortega (izquierda) y Lorn Macdonald, en 'Beats'.
Cristian Ortega (izquierda) y Lorn Macdonald, en 'Beats'.

Oda a la amistad, la música y a la cultura rave, Beats arranca como un retrato en apariencia previsible y gamberro del limbo de la juventud para deslizarse, en su emocionante recta final, hacia un terreno agridulce, sin remedio triste y nostálgico. Dos amigos de barrio, uno un chico formal protegido por su madre y otro un aspirante a maleante machacado por su violento hermano mayor, se embarcan en su última aventura de baile clandestino. Basada en la obra homónima de Kieran Hurley, está ambientada en la Escocia de 1994, en plena ebullición del movimiento juvenil que marcó los años noventa y de su colisión en el Reino Unido con la Ley de Justicia Penal y Orden Público.

Beats no esconde su linaje con Trainspotting, película de Danny Boyle estrenada en 1996, basada en la novela de Irvine Welsh y convertida desde entonces en un fetiche generacional. De hecho el actor que encarna en Beats al amigo granuja, el fantástico Lorn Macdonald, se dio a conocer gracias a su versión escénica del personaje de Ewan McGregor en Trainspotting. En Beats, sin embargo, su personaje se parece más a Spud, aquel descerebrado secundario inyectado de speed. Lorn Macdonald podría haber llevado a su personaje solo por el registro del bufón histriónico, pero poco a poco se adueña del drama y de la melancolía que arrastra la película.

Rodada en un blanco y negro que se abre al color en el momento álgido del latido de la rave, Beats refleja como su hermana mayor el nihilismo de aquellos años, su círculo vicioso de fiesta y conformismo, pero también de secretas alianzas con un hedonismo contestatario. Unos chicos desganados pero capaces de todo por unas horas de auténtico placer y diversión. No hay destrucción (de eso ya se encarga la policía y los adultos), solo ganas de fundirse con la música, las luces estroboscópicas y los audiovisuales de una época donde la meta era amanecer juntos y extenuados. Pero Beats es por encima de todo una de esas historias de amistad antes de la vida adulta. Como ocurría en Supersalidos, Cuenta conmigo o Toy Story, tres maravillas que comparten ese mismo dolor, es el adiós de dos almas gemelas capaces de ir muy lejos en su último vuelo con Peter Pan.

Beats

Dirección: Brian Welsh.

Intérpretes: Lorn Macdonald, Cristian Ortega, Martin Donaghy, Brian Ferguson, Ryan Fletcher, Laura Fraser, Rachel Jackson.

Plataforma: Movistar.

Género: drama. Reino Unido, 2019.

Duración: 101 minutos.

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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