El consolador asesino

Divertida y angustiosa a partes iguales, Knife & Heart es una película dentro de otras tantas en una suerte de muñeca matrioska queer y con abierta nostalgia por la estética camp. Knife & Heart contiene otras tantas películas que para entendernos podríamos titular El consolador asesino, Pasión rota en la sala de montaje, o El misterio del cuervo enamorado. Artificiosa, exagerada y a ratos extrañamente poética, la nueva película del francés Yann Gonzalez saca pecho con un buen surtido de referencias cinéfilas que se entrelazan en sus diferentes tramas, la de la pasión homosexual, la del asesino en serie que destroza con un consolador-cuchillo a sus víctimas y la de la industria del cine porno de los años setenta al que se dedican sus personajes principales.

La historia se sitúa en el París de finales de los años setenta en el momento de la ruptura sentimental entre una autora de porno gay de bajo presupuesto (interpretada por la actriz Vanessa Paradis) y su montadora (Kate Moran). Para intentar recuperar a su novia, Anne decide poner en marcha un nuevo y ambicioso proyecto que está destinado a ser su colaboración final. Una producción que empezará a verse acorralada cuando su elenco de efebos, transexuales y locas empiece a ser brutalmente asesinado en la más pura tradición del subgénero del psicópata víctima de un trauma asesinando a chicos guapos.

Claro discípulo de Almodóvar en su intento de llevar lo marginal al mainstream, Yann Gonzalez logra una película que funciona a varios niveles, capaz de coquetear con muchas atmósferas distintas gracias no solo a sus saltos narrativos sino también a las diferencias de forma y textura de cada unos de sus vericuetos argumentales. Un difícil equilibrio que milagrosamente logra no descarrilar para mantener la tensión pese a su exceso juguetón.