Pionero de la España estética

El hombre que diseñó España se detiene en uno de los pioneros del diseño en España que a partir de los años setenta reconfiguraron la imagen obsoleta de todo un país. Como el propio hombre en cuestión, José María Cruz Novillo, afirma al principio de este documental, él no fue el único, “aunque tampoco hubo muchos más”, advierte. Un ramillete de nombres que entre esa década y la siguiente acabaron siendo esenciales a la hora de inventar esa nueva cara de todo un país: América Sánchez, Alberto Corazón, Diego Lara, Javier Mariscal, Oscar Mariné, Jacobo Pérez Enciso, Pati Núñez o Daniel Gil son también esos otros hombres y mujeres que diseñaron España.

El documental de Andrea G. Bermejo y Miguel Larraya es la demostración de cómo con muy poco se puede llegar lejos. A través de su personaje, los directores trazan un mapa emocional de la España que viajó de la dictadura a la democracia y para ello echan mano de sus propia visión generacional: ahí está esa memorable canción de Astrud Hay un hombre en España que lo hace todo o su inclinación al humor y a la estética pop y retro. El juego va más allá gracias a un abanico de recursos visuales que no escatima fuentes: de la pantalla de un ordenador donde el propio Cruz Novillo está gestando el cartel de esta película a todo tipo de imágenes de archivo, dibujos, bocetos, anuncios, películas o fotografías seleccionadas con olfato y ritmo visual. Una suerte de biopic con cabezas parlantes pero regado con detalles que dotan al conjunto de una estimulante personalidad propia.

Obviamente lo importante de este documental es lo que tiene de registro, de memoria de un personaje crucial en la educación estética de un país y de homenaje a lo que ha significado una trayectoria ejemplar de diseño institucional, de empresas y partidos políticos o de fabulosos carteles de cine. Novillo recuerda sus años de "paleto muy cosmopolita” cuando en los años sesenta su agencia de publicidad lo envió a Nueva York o cómo nacieron el logo del PSOE, la bandera de la Comunidad de Madrid o el uniforme azul de la Policía Nacional. La lista de trabajos resulta apabullante aunque es imposible no detenerse en cómo desde su primera amistad con José Luis Borau, cuando ambos trabajaban mano a mano en una agencia de publicidad, su labor como cartelista de películas se acabó convirtiendo en una de sus principales señas de identidad. Absolutas joyas como el cartel de Pepermint Frappé, el de El espíritu de la colmena o el de La escopeta nacional muestran a través de fotomontajes, recursos gráficos o tipográficos cómo Cruz Novillo modernizó con su mirada conceptual también el escaparate de nuestro cine.