Burkas rojos, periquitos y miradas
National Geographic compone un retrato global en la exposición ‘Women. Un siglo de cambio’ con 50 fotografías elegidas por Marisa Flórez
Dos jóvenes artistas se pintan los labios bajo el agua en Wakulla Spring, Florida, Estados Unidos, ante el objetivo de Baylor Roberts en 1944. Un grupo de mujeres Samburu del norte de Nairobi (Kenya) vestidas con trajes tradicionales contemplan su tableta en plena clase de informática mientras son retratadas por Ciril Jazbec, en 2017. Estas son dos de las 50 fotografías que integran la exposición Women. Un siglo de cambio, un singular relato de la historia de las mujeres que hasta el 31 de mayo se puede ver en el Palacio de Gaviria de Madrid. Organizada por National Geographic y comisariado por la fotorreportera Marisa Flórez, cada imagen es parte de un puzzle cuya composición completa cuenta como ha evolucionado la representación femenina desde la fundación de la publicación, en 1888 hasta ahora.
Hay muchas maneras de contar la historia de la mujer y seguramente todas serán incompletas. La llegada de la fotografía, a comienzos del XIX fue la gran oportunidad empezar a certificar la forma de vida de las personas en su entorno, con sus dificultades y estado de ánimo. El fotoperiodismo y la fotografía documental han sido determinantes para poder componer una compleja crónica de la vida de las mujeres en las últimas décadas. “Aquí mostramos un retrato global de la mujer”, explica Flórez. Los autores son hombres y mujeres (19). Las retratadas son jóvenes y mayores, ricas y pobres, multiculturales y de diferentes razas. Lo que las obras tienen en común es que en cada una de ellas se cuenta una historia. Vemos como estas mujeres aman, ríen o sufren de una manera verdadera. El fotógrafo ha estado junto a ellas, seguramente mucho tiempo, callado y dejando que todo fluyera hasta que ha sabido capturar el momento”.
La exposición está divida seis secciones inspiradas en una cualidad de sus protagonistas: alegría, belleza, amor, sabiduría, fortaleza y esperanza. Todos son enunciados positivos pero que no ocultan los dramas a los que se enfrentan muchas de las protagonistas. Uno de los puntos que mejor recoge esa combinación de sensaciones es un doble retrato de Sharbat Gula, la bella joven afgana de etnia pashtún que tuvo que huir a Pakistán en 1984. En un campo de refugiados fue retratada por Steve McCurry, una imagen multipremiada, portada de National Geographic. La misma mujer, vuelve a posar 18 años después, en 2002 para el mismo reportero. Esta vez en las montañas de Tora Bora, en Afganistán. En ese tiempo, toda una vida, sobrecoge la transformación de su mirada. El marrón ha podido con el enérgico verde de los ojos y ha desaparecido el desafío en el rictus de su boca.
El recorrido incide en la variedad de la vida de las mujeres en todo el mundo a veces con ejemplos sorprendentes como la mujer envuelta en un burka rojo con dos jilgueros enjaulados en la cabeza que pasea por las calles de Kabul, retratada por Thomas J. Abercrombie en 1986. Junto a ella, una bellísima mujer negra, vestida de rojo, fuma un cigarrillo en el exterior de la Fundación de Artistas africanos de Lagos, Nigeria, ante Robin Hammond, en 2014.
Como pura belleza dramática con atisbos de esperanza, Flórez señala una foto en color tomada por James Nachtwey en Sulawesi, Indonesia, en 2007. En ella se ve a un grupo de mujeres tapadas con burkas negros en el comienzo de la fiesta del cordero. Delante de ellas, una niña ataviada con un vestido de colores claros, descubre su mirada como un desafío hacia el futuro.
Entre la ingente obra realizada por Marisa Flórez para EL PAÍS desde la fundación del diario, la fotógrafa ha escogido el retrato de seis mujeres en la cárcel de Yeserías de Madrid. Tomada en blanco y negro y publicada en el diario en 1981, es la imagen de unas mujeres que con sus complicidades y sonrisas se conjuraban para superar un presente presidido por el hacinamiento y las insoportables condiciones de vida. “Pude convivir con ellas varios días y nunca olvidaré ese sentimiento y esa fuerza que había entre ellas para hacer posible una vida al otro lado del portón del penal”.
¿Es posible realizar hoy este tipo de reportajes para medios no especializados?. “Muy difícil”, responde la comisaria. “Los medios no tienen presupuesto y difícilmente un fotógrafo puede dedicar toda una jornada a un solo tema. Otros tiempos".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.