Javier Cercas: “Nada en Cataluña será más peligroso que el otoño de 2017”
El ganador del Premio Planeta por 'Terra Alta' afirma que lo ocurrido durante esos dos meses le cambió como escritor
La mañana después de ganar el Planeta y de dar el salto a la competencia, Javier Cercas (Ibahernando, 1962) insiste en que piensa mejor “por escrito” para excusarse cuando se le pregunta sobre la relación de la novela ganadora, Terra Alta, con el procés. Pero al final, no puede evitar hacerlo. “Cuando Kafka escribió aquella famosa anotación en su diario en la que hacía referencia al día en que estalló la Primera Guerra Mundial asegurando que por la mañana había estallado la guerra y por la tarde se había ido a nadar, no se refería en realidad a que le importaba un pimiento, sino a que tenía que pensar”, dice. En esas anda el escritor, que explica que el martes no supo de la “batalla campal” montada en el centro de Barcelona hasta que regresó a casa bien entrada la madrugada. Le pareció “horrible”, pero no tanto como lo ocurrido en otoño de 2017. Y es precisamente en ese momento del pasado en el que transcurre parte de la novela. “Toda mi obra trata de que no puede extirparse el pasado del presente, y esta novela también”, dijo anoche. Todo lo demás es un intento de “reinventarse” como escritor. “Podría decirse que, para Terra Alta, me he inventado a un escritor nuevo que se llama como yo”, añade.
Pregunta. ¿Cómo vive ese nuevo escritor un momento como el que atraviesa Cataluña? ¿Qué opina de lo ocurrido la noche del martes en Barcelona?
Respuesta. Creo que atravesamos una situación muy difícil que ha tenido picos de tensión inimaginables. El más alto tuvo lugar en otoño de 2017. Ahora creo que estamos en un cambio de fase. Puede que esto sea más aparatoso, pero es menos peligroso, aunque siempre pueden ocurrir cosas inesperadas. Puede surgir eso que llaman un cisne negro, un hecho que desencadena otros hechos, pero ya nada será más peligroso que lo ocurrido en el otoño de 2017, porque entonces el Estado, es decir, el Gobierno de Cataluña, que es el Estado en Cataluña, estaba detrás de lo que ocurría, como ha demostrado la sentencia, y como todos veíamos por televisión.
P. ¿Qué caracteriza la fase actual?
R. La gente frustrada. Pero creo que ni siquiera el Gobierno sabe en qué fase estamos. Puede ser peligrosísima pero, insisto, es distinta de aquella. Lo que vivimos entonces yo jamás pensé que llegaría a vivirlo. Cito a Josep Fontana, patriarca de los historiadores catalanes, que lo calificaba de atmósfera prebélica. Lo de ahora es distinto. Los mossos tienen clarísimo dónde están y la Generalitat sabe lo que ocurre si se apuntan a esto. Saben que hay consecuencias y la más importante no es la cárcel, es que pierden el dinero, y si pierden el dinero, lo pierden todo.
P. Es curioso, dice que Terra Alta no es un libro sobre el procés pero a la vez que es lo más profundo que tiene que decir sobre el tema, ¿no es una contradicción?
R. No. Kafka escribió un libro sobre un tipo que se despierta una mañana y es un escarabajo. De lo que hablaba era de su soledad, de su desarraigo existencial, de su incapacidad para vivir. Todo eso era el carburante de su pesadilla. Podría decirse, en ese sentido, que mi pesadilla se llama Terra Alta y que el carburante son las situaciones personales que aquel momento histórico me llevó a vivir. La historia afecta personalmente. Cuando la historia llega, arrasa con las personas. No es una cosa abstracta. Ocurre.
P. ¿Y de ahí su reinvención?
R. Sí. La idea de este libro la tuve exactamente antes del otoño de 2017, pero en ese momento me ocurrió algo que nunca jamás me había pasado: dejé de escribir durante dos meses, solo hacía artículos sobre el asunto. Cuando me volví a poner a escribir la novela, yo era otra persona por lo que vivimos aquellos dos meses. La atmósfera que se respiraba solo la había respirado anteriormente el 23 de febrero de 1981. Y fue un solo día. Pero aquello lo respiré mucho tiempo. No quiero entrar en detalles, pero lo que experimenté me cambió como escritor. Hizo que la idea que tenía se convirtiese en otra cosa, y yo también, lo cual me provoca una gran alegría, porque lo último que querría es repetirme. Los libros deben salir de las tripas, y sentí que con El patriarca de las sombras cerraba la etapa que había empezado con Soldados de Salamina. Ahora me siento otro escritor.
"Hay temas que nunca me había planteado, como el valor de la ley, la posibilidad de la justicia, la legitimidad de la venganza, la traición"
P. ¿Uno mejor?
R. Creo que sí. Uno distinto que se plantea problemas distintos. Cuando escribí este libro me sentía muy feliz encerrado en una especie de búnker, me metía en él y me decía “¡Qué bien, Javi!”, estás escribiendo algo que no tiene nada que ver con esto que está pasando alrededor. En mi despacho me sentía protegidísimo y muy feliz. Me aislé por completo. Al acabar me he dado cuenta de que estaba hablando de lo que ocurría. Hay un montón de temas que nunca me había planteado antes, como el valor de la ley, la posibilidad de la justicia, la legitimidad de la venganza, la traición. El protagonista es un policía con una sed feroz de justicia que aparentemente no tiene nada que ver conmigo. Sin embargo, yo he metido todo lo que pensaba. Todas las novelas son autobiográficas.
P. En una época en la que se habla constantemente de los relatos que se hacen de la realidad en los medios y en la política, el novelista que escribía lo que llamaba "relatos reales" ahora se decanta por la ficción pura. Y con un mosso como protagonista.
R. He vuelto a la ficción, pero de otra manera, con unas ganas brutales y una necesidad total. Respecto al protagonista, he hablado con muchos mossos y sé que han sufrido mucho. Mi simpatía con el protagonista del libro es total. Es el personaje que más quiero de los que he creado. Es un hombre profundamente herido que, como dije anoche durante la entrega del premio, busca su lugar en el mundo.
P. ¿Inicia esta novela algo nuevo?
R. Sí. Tengo todo un nuevo territorio por explorar. Gimferrer me dijo anoche que había descubierto que era yo en la página 10. Me hace feliz ser el mismo y distinto. A los 57 años la gente hace cosas raras, se divorcia, por ejemplo. Yo me he inventado otro escritor.
P. ¿Y qué hay de la partida del grupo Penguin Random House? ¿Va a publicar a partir de ahora en Planeta?
R. ¡No! Mis libros están en Random. El año próximo se reedita uno. No entiendo por qué se piensa eso. Solo me he presentado al premio porque me apetecía. Mi editorial sigue siendo la que era hasta ahora.
P. ¿Diría que hay solución a lo que estamos viviendo en Cataluña?
R. Claro que la hay, pero no sé si yo la veré. Este es un problema serio. Estropear las cosas es muy fácil, arreglarlas es dificilísimo. No quiero hablar de este tema hoy, pero todos sabemos que nos hemos metido en un lío tremendo. Para solucionar algo hay que bajar a la realidad, y hay mucha gente que no lo ha hecho, está en otro planeta porque les han mentido de manera masiva, y siguen mintiendo de manera masiva. Sabemos desde el Evangelio que la verdad hace hombres y mujeres libres, pero la mentira hace esclavos, es letal.
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