Merodeador de la historia
Un recorrido con cuatro paradas por la obra, entre realidad y ficción, de Cercas
Soldados de Salamina (2001). Casi nadie había oído hablar de un tal Javier Cercas hasta que Mario Vargas Llosa le dedicó una página tan elogiosa con la que ninguna campaña de marketing podría empatar. Tal vez la novela no fuese mal, pero el Nobel le dio un puntapié a la estratosfera, con golosas ventas y adaptación al cine y al cómic. Cercas había publicado algunas obras y había ensayado juegos entre lo ficticio y lo real. Atravesaba una crisis creativa cuando se le cruzó en el camino la historia del falangista Rafael Sánchez Mazas, que sobrevive a su propio fusilamiento. El libro salta de la guerra a la actualidad de la mano de un narrador llamado Javier Cercas y de seres irrepetibles como la vidente Conchi. Un personaje ficticio con tal autenticidad que la tarotista Pilar Abel le reclamó 700.000 euros por daños morales. El escritor fue absuelto, pero el juicio fue la evidencia de que la fusión entre literatura y realidad es terreno movedizo.
Anatomía de un instante (2009). Un salto de gigante hacia la narrativa de lo real, hacia la yuxtaposición de géneros, hacia la literatura modificada genéticamente. ¿Se pueden urdir más de cuatrocientas páginas dando vueltas, una y otra vez, sobre un pequeño gran momento? Cercas eligió un instante crucial, irrepetible: el gesto de Adolfo Suárez, Santiago Carrillo y el general Gutiérrez Mellado de permanecer sentados en sus escaños cuando los guardias de Tejero disparan en el Congreso el 23 de febrero de 1981. Alrededor de ese momento, construyó un ensayo-biografía-crónica que se rinde ante la ética de la traición. Es la confirmación de que Cercas da lo mejor de sí cuando merodea por la historia.
Las leyes de la frontera (2012). La Transición tuvo su propia periferia. Una cultura crecida en el extrarradio urbanístico, económico y social de las ciudades, que convirtió los garitos en templos y a los delincuentes en héroes. De todo eso trata Las leyes de la frontera, una novela sobre esa cultura quinqui que celebraba cada día el aquí y el ahora. Y es también, aunque Cercas no lo supiera entonces, un entrenamiento para lo que vendría a continuación, El impostor.
El impostor (2014). Hay tantas vidas en este libro que sigue vivo cuando se cierra. Un viaje a la verdad de un hombre construido sobre la mentira. También un viaje al entramado falaz que puede proyectar un escritor obsesionado con los relatos reales. La lectura lineal es la reconstrucción biográfica de la disparatada vida de Enric Marco, hombre de mil imposturas que alcanzó su cima como mediático superviviente de un campo nazi. Fue desenmascarado en 2005 por el historiador Benito Bermejo, el único héroe de este libro si hubiera que nombrar a uno. Porque Cercas, tan personaje como el propio Marco, tan “farsante y mentiroso”, acabará braceando ante sus propios dilemas morales: “¿Puede la literatura salvar a alguien?”.
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