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Picasso pintó el ‘Guernica’ para denunciar las “atrocidades de la República”, según la ONU

Lanzan una campaña de recogida de firmas para que Naciones Unidas rectifique en su web la descripción de los motivos que llevaron al artista a pintar el icono antifranquista

Picasso es fotografiado por Dora Maar mientras trabaja en el 'Guernica' en 1937.
Picasso es fotografiado por Dora Maar mientras trabaja en el 'Guernica' en 1937.MUSEO REINA SOFÍA / VEGAP

Para las Naciones Unidas el Guernica de Pablo Picasso “se exhibió temporalmente en la galería como forma de protesta artística contra las atrocidades de la República durante la Guerra Civil española”. Este extracto sobre el motivo del icono de Pablo Picasso figura en el apartado de la web del organismo dedicado a los obsequios recibidos. Se refiere a un tapiz encargado por Nelson A. Rockefeller, en 1955, realizado por el taller de J. De la Baume-Durrbach (al sur de Francia), bajo la supervisión del artista malagueño. “El tapiz fue presentado y colocado sobre la pared a la entrada del Salón del Consejo de Seguridad, el 13 de septiembre de 1985”, recuerda la página que difunde el catálogo artístico de Naciones Unidas. La viuda del magnate donó la obra en noviembre de 2016.

La reseña de Naciones Unidas cambia el relato de los hechos y convierte a la República en el responsable del bombardeo de la ciudad de Gernika, el 26 de abril de 1937, que es el motivo que movió al pintor a hacer este mural de más de siete metros de largo y casi cuatro de alto. El ejército nazi -aliado de las fuerzas franquistas- arrojó 31 toneladas de bombas incendiarias y explosivas, durante cuatro horas, sobre la población. Arrasaron la localidad vasca y el propósito era una destrucción masiva.

La plataforma Nueva Cultura ha lanzado una campaña para recabar firmas contra este relato para exigir una “rectificación inmediata” en la web de Naciones Unidas, en todos los idiomas, “para que tan digno organismo no difunda informaciones tan alejadas de la realidad”. Aseguran haber recogido más de 1.000 firmas en un día de alerta.

Los obsequios están custodiados y clasificados por un comité artístico que redacta y clasifica las fichas de las obras obsequiadas, desde 1967. La composición actual de este comité de obras de arte no cuenta con expertos externos, sino que incluye a siete miembros de la Secretaría dirigidos por un presidente. Este comité recomienda al Secretario general la aceptación o el rechazo de las ofertas de regalos oficiales a la ONU por parte de los estados miembros, así como la gestión de los regales. Entre las últimas inclusiones en el catálogo digitalizado aparece el Guernica y la renovación del decorado de la suite del Secretario General, un busto de Pablo Casals, dos butacas y un sofá donados por Bangladés, etc.

Efecto contra las bombas

En los años cuarenta, Picasso decidió que el cuadro fuera conservado y custodiado por el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) ante la dictadura de Franco. Y dejó claro que su deseo era que el Guernica marchara a España cuando el país recuperase la democracia y “solamente volverá con la República”. Picasso escribió en noviembre de 1970 al MoMA para aclarar estos términos. Esta puntualización que estuvo a punto de desmantelar su retorno en 1981 también se la salta la ONU: “Picasso pidió que el cuadro se llevase de vuelta a su país natal, España, cuando se restablezcan las libertades públicas”.

Picasso tenía 57 años cuando se plantó ante aquella monumental tela. Apenas con retoques se lanzó a pintarlo con mucho aguarrás, un trabajo líquido y efectivo. Fue cambiando y ensayando de manera frenética el blanco y el negro, las formas y los gestos de las figuras. En un mes, en mayo, Picasso concluyó el cuadro de manera veloz, ante la urgencia de la fecha de la inauguración de la cita internacional.

Con esa particular revisión de la historia, el organismo creado para mantener la paz y seguridad internacional obvia que fue un encargo del Director general de Bellas Artes, Josep Renau, a petición del Gobierno de la Segunda República española para ser expuesto en el pabellón español de la Exposición Internacional de 1937, en París. La intención, precisamente, era propagandística para atraer la atención del público a la causa republicana en plena guerra civil.

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