La biblioteca ‘online’ de Cultura multiplica por 25 los préstamos
El servicio pasa de 45.000 a un millón de descargas en cuatro años
La venta del libro digital se ha estancado, pero la lectura digital está a pleno rendimiento. Existe un caladero de lectores que crece sin remedio cada año y las cifras que manejan en el Ministerio de Cultura son sorprendentes. En 2014 apareció la plataforma eBiblio y ha pasado de 45.081 préstamos hace cinco años a 1.015.701 en 2018. Solo en el último año, los préstamos han aumentado un 101,4%. Es el servicio de préstamo en línea gratuito de contenidos digitales (libros, audiolibros, periódicos y revistas) que, a pesar de la escasa publicidad y difusión que desde el Ministerio de Cultura se da a esta plataforma, se ha convertido en el lugar de referencia de lo que podríamos llamar lecturas desplazadas.
Es un éxito invisible, porque tal y como indican desde Cultura “no existe un presupuesto anual asignado para la promoción del servicio”. Prefieren responsabilizar de esta tarea a las Comunidades Autónomas, dado que es un servicio que ejecutan las bibliotecas públicas de las mismas. A finales de 2017 y principios de 2018 el Ministerio invirtió 19.000 euros en una campaña de comunicación digital en redes sociales y 26.000 euros en cartelería y marcapáginas distribuidos por las bibliotecas públicas del Estado.
Aun así las cifras de usuarios totales casi se han duplicado: de 48.037, en 2015, a 85.227 el año pasado (son 29.602 más que el año anterior). Entre los usuarios madrileños eBiblio ha multiplicado sus préstamos por 25, entre los murcianos por 30 y los andaluces por más de diez. Esta biblioteca en línea está abierta 24 horas al día, siete días a la semana, 365 días al año. Basta con tener conexión a internet y un carné de biblioteca pública de las 18 comunidades participantes del proyecto (el País Vasco tiene un servicio propio, eLiburutegia).
Sin pirateo
En este tiempo se ha demostrado que la descarga libre en biblioteca digital ha sido fundamental para la toma de conciencia contra la piratería, gracias al incremento de la oferta: si en 2015 el Ministerio de Cultura pagó a las editoriales por 240.157 licencias, en 2018 se contrataron 493.966 licencias. Desde el Ministerio de Cultura aseguran a EL PAÍS que “la mejora en el acceso y la visibilización de la oferta legal de contenidos ha contribuido a la reducción del consumo de productos culturales de forma ilegal”. Sostienen que el préstamo digital de libros a través de eBiblio tiene muchas ventajas que hace que la lectura digital sea “fácil y agradable, además de legal”.
Cuentan desde la cartera de José Guirao que según la experiencia recogida, a medida que se usa la plataforma “se aprecia su comodidad de uso y se toma conciencia de que no es necesario emplear otras vías, mucho menos las ilícitas”. Sin embargo, el fallo más grande de la biblioteca digital es su incompatibilidad con Amazon: desde un Kindle no se puede leer eBiblio, porque la multinacional no quiere compatibilizar sus archivos. “Por eso eBiblio está triunfando en móviles, no en los ereaders”, asegura Pedro Valverde, jefe de la Unidad del Libro y la Lectura de la Comunidad de Madrid. Cuando arrancó la plataforma nadie leía en teléfono y ahora el ereader se ha convertido en un invento similar al VHS o el Betamax: flor de un día.
Ana es usuaria de la plataforma y prefiere no desvelar su apellido. Cree que lo mejor es su comodidad, aunque descargar la app no es sencillo. Ella lee mucho en papel, pero de camino al trabajo prefiere usar la tableta. "Las novedades de narrativa suelen estar mucho antes en eBiblio que en bibliotecas. El fondo de no ficción no está tan bien atendido", cuenta. A pesar de ello, según los datos de la Federación de Gremio de Editores de España, las ventas digitales son mayores en no ficción que en ficción. Otra pega es que el fondo en eBiblio es muy escaso, por la adquisición de licencias.
Sin embargo, la inversión en compra de licencias también ha crecido año a año, tras un arranque pletórico y una caída dramática. El Ministerio de Cultura -con José Ignacio Wert y José María Lassalle al frente- puso en marcha la iniciativa con una inversión en compra de licencias (número de ejemplares por título) de 967.495 euros. Y al año siguiente lo recortaron a menos de la mitad: 407.589 euros. La reducción drástica afectó al número de títulos y de licencias, y el motivo se utilizó para justificar la ausencia de títulos en alguna de las lenguas oficiales: hasta 2017 no se adquirió ni un solo título en euskera, catalán o gallego.
Todas las lenguas
El bilingüismo estaba bajo cero, a pesar del mandato constitucional de proteger y promocionar todas las lenguas del país. En 2017, en catalán se adquirieron 52 títulos y 1.111 licencias, en euskera 4 títulos y 611 licencias y en gallego 20 títulos y 493 licencias. “La diferencia de proporción de compras responde a la realidad de la industria editorial”, apuntan desde Cultura. Cataluña es la comunidad con mayor número de usuarios activos de la biblioteca digital del Estado, con 25.417 personas al año. Madrid tiene 21.779 usuarios y Andalucía, en tercer lugar, con 7.977 usuarios.
Fuentes del Ministerio de Cultura informan de que en 2016 la inversión empezó a crecer y llegaron 648.907 euros. En 2017 fueron 777.357 euros. A la apuesta económica le salen las cuentas, porque en 2018 eBiblio puso a disposición de los usuarios una colección de 20.092 títulos distintos, lo que supuso un incremento de 6.853 títulos (un 52% más) respecto al año anterior y la multiplicación de peticiones de préstamo. Tres años antes, la oferta estaba limitada tan solo a 4.098 títulos. Por eso los usuarios no llegaban a 50.000. Hoy son casi 90.000.
Pedro Valverde cree que la oferta de eBiblio atempera el uso ilegal de los derechos de autor, sobre todo porque enriquece la oferta. “Hay clubes de lectura digital y tienen mucho éxito. El autor chatea con los lectores”, apunta. Valverde dice que cuando arrancó la idea había bibliotecarios con miedo a que los edificios se vaciaran, pero eso no ha pasado porque es un servicio más. “Las bibliotecas deben salir afuera de las bibliotecas a buscar lectores. Son nuevas formas de conectar con los usuarios. Con todo mi cariño, soy más partidario de esto que llenar las salas de lectura con estudiantes de Selectividad. EBiblio no va a vaciar bibliotecas, va a dar otra forma de encontrarse con el lector”, añade.
Licencia para leer
El crecimiento de la lectura digital en estos años confirma lo que los especialistas del sector bibliotecario decían hace un lustro: el libro electrónico es el reto en el que las bibliotecas se juegan el futuro. Entonces había bibliotecarios que reclamaban a los editores más sensibilidad y compromiso con el libro digital (pedían incluir un mayor número de novedades en este formato). El sector todavía desconfiaba del modelo en línea gratuito. Tanto en Cataluña como en Madrid han hecho una inversión muy grande en licencias.
La selección de contenidos de eBiblio es “un proceso cooperativo”, indican desde Cultura, en el que participan profesionales bibliotecarios con perfiles de gestión de la colección en sus respectivas Comunidades Autónomas. “Las comunidades reciben, por parte del Ministerio, una amplia propuesta de títulos y los profesionales seleccionan en función del interés, calidad, adecuación al usuario, etc.”, explican las fuentes consultadas. Este sistema facilita mucho la compra de licencias en las Comunidades Autónomas, asfixiadas por la falta de inversión en compra del libro de papel.
Entre los datos facilitados llama la atención el incremento, mes a mes, de los usuarios activos. Sin embargo, el pico de lectura más fuerte es diciembre, similar al de agosto. En ambos meses, los préstamos -que se pueden utilizar en streaming y en descarga- se disparan por encima de los 100.000. El título más prestado de 2018 fue Las hijas del capitán (Planeta), de María Dueñas. Detrás, Patria (Tusquets), de Fernando Aramburu; Los pacientes del doctor García (Tusquets), de Almudena Grandes; El fuego invisible (Planeta), de Javier Sierra; y en quinto lugar, Todo esto te daré (Planeta), de Dolores Redondo. Abrumadora presencia de Planeta frente a Penguin Random House. El cuento de la criada (Salamandra), de Margaret Atwood, es el sexto libro más prestado. En la categoría de periódicos y revistas, el primer lugar lo ocupa El País, seguido de Semana, ABC, Lecturas y El Jueves.
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