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‘Roma’ arrasa en unos premios Ariel marcados por el temor a los recortes a la cultura

La obra de Alfonso Cuarón consigue diez galardones de la Academia mexicana, en una gala marcada por la política y la solidaridad femenina

El equipo de 'Roma', en la alfombra de los premios Ariel.Vídeo: AFP / VIDEO: EFE
Luis Pablo Beauregard

Roma arrasó en casa. La cinta de Alfonso Cuarón que acarició el Oscar a mejor película se empachó en los Ariel, los galardones del cine mexicano. El filme sobre el viaje a la infancia obtuvo diez estatuillas. Los Ariel cerró el maravilloso recorrido que tuvo. Un periplo iniciado en Venecia, esperanzó por su paso por el teatro Kodak de Los Ángeles, y murió al sur de la Ciudad de México, en una gala austera a escasos kilómetros de la colonia Roma.

La maravillosa noche de Roma fue solo opacada por la ausencia de Cuarón por “motivos familiares ineludibles”. El director se disculpó ante sus pares a través de un vídeo, donde recordó el fenómeno que generó su filme, vetado de las salas tradicionales de las dos grandes cadenas por el acuerdo con Netflix. La obra fue mostrada en espacios independientes y en escuelas, fábricas, plazas públicas, patios de casa y los camellones de Paseo de la Reforma. “El lanzamiento de Roma no tuvo igual en otro lugar del mundo… Esto solo fue posible gracias al generoso apoyo de todos…Me siento completamente conmovido”, recordó Cuarón en la grabación, donde parece deseoso de pasar página.

La gala dejó constancia del buen año que tuvo el cine mexicano en 2018. A pesar de que la superproducción de Cuarón dominó, otras sólidas películas no se fueron a casa con las manos vacías. Entre ellas, Las niñas bien, de Alejandra Márquez, un íntimo retrato del clasismo y un drama femenino sobre el derrumbe de una mujer de clase alta durante la enésima crisis económica de los años 80. La obra logró cuatro estatuillas, entre ellas Maquillaje, Vestuario y Música, pero el más importante fue el reconocimiento de la actuación de su protagonista, Ilse Salas, quien domina el cuadro desde el primer minuto. Otras favoritas de la crítica, como Hasta los dientes y La camarista, ganaron Documental y Ópera prima, respectivamente.

Los Ariel dejaron Bellas Artes, el icónico palacio art déco en el centro de la ciudad, que había sido el hogar de los premios durante varios años. Atrás quedó la época del mármol blanco y las cortinas aterciopeladas, que hoy parecen solo al alcance oscuras iglesias evangelistas. Los cineastas y la Academia se vieron obligados a mudarse al sur de la capital, a la Cineteca Nacional. Las butacas de sus 10 salas de cines parecen más adecuadas para los premios en los tiempos de austeridad marcados por la autodenominada Cuarta Transformación del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Un ambiente de temor se respiró entre quienes conforman una industria que el año pasado creció al 7,6%, casi cuatro veces más que la economía mexicana. El fantasma de los recortes que el Gobierno ha aplicado a la burocracia, la ciencia y la academia, entre otros varios sectores, sobrevoló la ceremonia. El tema estuvo presente desde el primer discurso de la noche, cuando Benny Emmanuel recogió el premio de revelación actoral por De la infancia. Pero fue el presidente de la Academia, el director Ernesto Contreras, quien más claramente condensó la preocupación de un sector que produjo 186 filmes el año pasado. “Vemos con preocupación los drásticos recortes. La cultura no es un gasto, no es un adorno, ni un bien prescindible, un ahorro. Es una inversión a largo plazo. Los creadores no somos el enemigo”, dijo Contreras ante los aplausos de los presentes.

Hacia el final de la gala, la Academia sacó la artillería pesada para enfilarla en dirección a la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, presente en la sala 1. Arturo Ripstein, uno de los más importantes cineastas del país antes de los Del Toro, Cuarón e Iñárritu, defendió los apoyos que recibe la industria del Estado. “El mecenazgo no es una dádiva generosa, no es una limosna. Los que hacemos cine, o intentamos hacer poesía, debemos sumisamente aceptarla. Es un deber del Estado. Así debe entenderlo la sociedad y el Gobierno. Le hemos dado rostro a nuestro mundo y a nuestros contemporáneos”, dijo Ripstein antes de entregar los Ariel a mejor dirección y película, ambos para Cuarón.

Reivindicación femenina y feminista

Parece increíble, pero tuvo que llegar la agitación femenina de los últimos años para que fuera reconocida una de las más destacadas guionistas del cine mexicano. Paz Alicia Garciadiego nunca había recibido un Ariel a pesar de ser una referencia en la industria con más de 17 guiones filmados, 15 de ellos dirigidos por su pareja, Ripstein. “Los guionistas somos aparentemente, la mano de obra prescindible y reemplazable a pesar de que sacamos la historia de la nada, le damos cara y sentido tenemos el triste mandato del olvido”, dijo la recipiente de uno de los tres Ariel de oro, entregados a las trayectorias. Los otros dos fueron para el actor Héctor Bonilla y el sonidista argentino Nerio Barbieris.

Antes de la gala, el desfile sobre la alfombra roja se convirtió en el primer acto de protesta de la cita. Actrices, guionistas, productoras y directoras mostraron pañuelos rojos con una mano derecha poniendo un alto. Es el nacimiento de Ya es hora, "una comunidad de mujeres para mujeres de la industria", como lo definió Paula Amor, una de sus creadoras. Algunas de las integrantes de este movimiento leyeron un comunicado firmado por más de 50 mujeres del mundo del cine mexicano. En él defienden tres ideas centrales: tolerancia cero a la violencia de género, paridad laboral y más historias con perspectiva de género. La campaña ha nacido bajo el lema #YaEsHora y cuenta con presencia en redes sociales de Twitter y con una página web, yaeshoramx.org, donde se invita a seguir creciendo y sumarse a un directorio de profesionales del cine y la televisión.

Tras el impulso del movimiento Metoo mexicano, que hace tres meses sacudió distintos sectores culturales, comenzaron las reuniones acotadas al mundo audiovisual. “Queremos transformar la industria siendo agentes activos, cambiar esta cultura que nos precariza y nos desacredita”, apuntaba poco antes de la gala la directora Alejandra Márquez, una de las firmantes del comunicado y nominadas en la noche en la categoría de Dirección. Ella no triunfó en los Ariel, pero el movimiento al que pertenece puede convertirse en una victoria para todas las mujeres del cine mexicano.

Los ganadores

Película: Roma, de Alfonso Cuarón.

Actor: Noé Hernández, por Ocho de cada diez.

Actriz: Ilse Salas, por Las niñas bien.

Coactuación femenina: Marina de Tavira, por Roma.

Coactuación masculina: Leonardo Ortizgris, Museo.

Corto de animación: Viva el rey, de Luis Tellez.

Corto documental: Sinfonía de un mar triste, de Carlos Morales.

Cortometraje de ficción: Arcángel, de Ángeles Cruz.

Dirección: Alfonso Cuarón, por Roma.

Diseño de arte: Eugenio Caballero, Bárbara Enríquez, Oscar Tello, Gabriel Cortés, por Roma.

Edición: Alfonso Cuarón, Adam Gough, por Roma.

Efectos especiales: Alejandro Vázquez, por Roma.

Efectos visuales: Sheldon Stopsack, David Griffiths, por Roma.

Fotografía: Alfonso Cuarón, por Roma.

Guion adaptado: Silvia Pasternak, Carlos Carrera, Fernando León, por De la infancia.

Guion original: Alfonso Cuarón, por Roma.

Animación: Ana y Bruno, de Carlos Carrera.

Documental: Hasta los dientes, de Alberto Arnaut.

Maquillaje: Pedro Guijarro Hidalgo, por Las niñas bien.

Música: Tomás Barreiro, Las niñas bien.

Ópera prima: La camarista, de Lila Avilés.

Película Iberoamericana: Pájaros de verano, de Cristina Gallego y Ciro Guerra.

Revelación actoral: Benny Emmanuel, por De la infancia.

Sonido: José Antonio García, Sergio Díaz, Skip Lievsay, Craig Henighan, por Roma.

Vestuario: Annai Ramos Maza, por Las niñas bien.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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