Los amigos de Javier Marías en Oxford
Un congreso en la universidad británica desmenuza con la ayuda de especialistas la obra del escritor madrileño en el escenario en el que ambientó ‘Todas las almas’
Oxford, esa “ciudad de espíritu aletargado que no sabe bien a qué tiempo pertenece”, en palabras del catedrático de Teoría de la Literatura José María Pozuelo Yvancos resulta perfecta para celebrar la obra de Javier Marías. Forma parte imprescindible de un ciclo de sus novelas que comienza con Todas las almas, y continúa con Negra espalda del tiempo y Tu rostro mañana. Durante dos días, expertos y admiradores de Marías se han reunido para confirmar la obsesión del escritor y recorrer el revés del tiempo de décadas de escritura para “saber que se sabe lo que no se sabía que se sabía” de su universo literario.
Santiago Bertrán, profesor del Departamento de Literatura Española de la Facultad de Lenguas Medievales y Modernas de la Universidad de Oxford, y su colega Alexis Grohmann se empeñaron hace dos años en organizar el congreso, y, con la ayuda del Instituto Cervantes de Londres, han reunido a figuras clave para entender el mundo de Marías. Hizo el intento de que el autor visitara de nuevo los espacios que también él habitó como docente, y consiguió al menos que Marías enviara una cariñosa carta a los asistentes: “Lejos de irme convenciendo, como les ocurre a muchos escritores, de la valía de lo que he escrito, tiendo a pensar lo contrario: que carece de valor, no digamos de importancia”.
Bucear en sus novelas se convierte en un propósito tan fascinante como infinito, que les ha permitido debatir, por ejemplo, sobre el juego de exclusión mutua de las poderosas imágenes con las que Marías construye sus historias; la pretendida influencia de la filosofía de Ortega o de su propio padre, Julián Marías, en la “visión responsable” que vierte en sus páginas; o el contrapunto de humor que abunda en un autor que el que lo desconoce considera de una seriedad abrumadora. Y del compromiso cada vez mayor con un país, España, del que tomó una distancia deliberada en sus años de inicio.
“Se ha involucrado cada vez más, sobre todo en sus columnas de prensa, aunque eso le haya creado más enemigos. Empezó por no escribir como un escritor español, pero ha acabado convirtiéndose en el autor español por excelencia”, explica Elide Pittarello, catedrática de Literatura Española en la Universidad Ca’ Foscari de Venecia, y la mayor conocedora y divulgadora de la obra de Marías. De ella son la mayoría de prólogos de las ediciones revisadas de sus novelas.
“Es un intelectual que añora la creación de consensos en España. Se da cuenta de que no puede callar, aunque las respuestas que recibe le produzcan desasosiego”, justifica el profesor Pozuelo Yvancos, quien concluye su exposición sobre “el autor que más admira… entre los vivos” con la confesión de que, a su edad, ha llegado a la conclusión de ya no puede perder el tiempo y debe dedicarlo a releer a Cervantes o a Marías.
Se asombraría el autor de descubrir cómo apasionados de su obra defendían acaloradamente la influencia de Hegel en sus novelas o la fuerza del escepticismo surgido de los pensadores griegos en los personajes que habitan su escritura. “Todas esas personas ven [en mis obras] virtudes y tal vez profundidades que a mí se me escapan. Aprecian más intención y conciencia, más planificación y estructura, más habilidad también, de las que poseen. A menudo tengo la sensación de ser un impostor”, escribía Marías a los organizadores del congreso. Hace falta ser un impostor genial para despertar tanta pasión en esos 25 o 30 “amigos de Marías” que se han congregado en Oxford para desmenuzar su literatura hasta la última coma.
Babelia
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