Lleida quiere ser universal
La ciudad catalana ultima su candidatura a Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco
En Lleida aprendieron en carne propia que en las guerras el patrimonio histórico siempre muere o es herido gravemente durante las batallas. Así su joya histórica, El Turó de la Seu Vella (la colina de la Catedral Vieja), sufrió los zarpazos de las invasiones extranjeras, de la represión real o, simplemente, la más absoluta ignorancia y desprecio. Perdió edificios, torres y barrios enteros. Pero ahí sigue, restañándose las heridas e intentando recuperar lo que queda. Ahora, Lleida da los últimos pasos para que este impresionante conjunto monumental entre por la puerta grande de la Lista del Patrimonio Mundial.
La Seu Vella se erige en el centro de la ciudad y la conforman la catedral, el castillo del rey y una fortificación militar que abraza el recinto. Antes íberos, romanos o musulmanes habían tomado el promontorio y creado sus propios asentamientos. Hubo un tiempo, incluso, en que un barrio gótico se extendía al pie de las antiguas edificaciones, pero la Guerra de Sucesión causó estragos. Felipe V quiso dar una escarmiento a una población que pasaba con facilidad de un bando a otro durante el conflicto dinástico. Así fueron borradas calles, plazas, conventos e iglesias. El Turó se transformó entonces en ciudadela militar y sus habitantes distribuidos por otros lugares. Entre 1707 y 1948 sirvió de cuartel militar y tras la Guerra Civil de campo de concentración.
Desde 2009, el Turó cuenta con un órgano de gestión del complejo monumental que recupera la historia de Cataluña. Meritxell Batet, ministra de Administración Local y Función Pública, sostuvo ayer, durante la presentación a la prensa del proyecto, que la Seu Vella “ha sufrido un trato injusto, por poco reconocida”. Incidió en que el proyecto de recuperación es “ciudadano” [lo promovió inicialmente la Associació Amics de la Seu Vella de Lleida”, si bien ahora ha sido asumido por el consorcio institucional.
Félix Larrosa, alcalde de Lleida, destaca la recuperación del conjunto como “proyecto de ciudad que aúna todas las sensibilidades políticas” y ha permitido la redacción de una “ordenanza del paisaje” que integre en conjunto en la ciudad.
La idea, que surgió en 2001, es que la Seu románica y su entorno se convierta en Patrimonio Mundial de la Unesco, con el apoyo del Gobierno central. En 2024 se presentará el informe a la Unesco. Posteriormente, el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios evualará la candidatura, que podría ser una realidad en verano de 2025.
Y así se reconocería que es patrimonio mundial el lugar donde surgió una de las primeras universidades europeas y la primera de los territorios hispánicos de la Corona de Aragón, donde estudiaron el que fuera papa Calisto III o san Vicente Ferrer. El 11 de septiembre de 1380, el rey Pedro el Ceremonioso firmó un documento en el Turó destinando 12 ballesteros a defender la Acrópolis de Atenas, porque “era la joya más preciosa que hay en este mundo”. Un legajo que se conserva en el Archivo de la Corona de Aragón, y que se considera “la anticipación al espíritu, la letra y la aplicación de la convención para la protección del Patrimonio Mundial y Cultural de la Unesco”, según explica Joan Biagol, director del consorio. Ahora, Lleida reclama el pago.
Babelia
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