Una ola de asesinatos vuelve a poner patas arriba el académico y cerrado Oxford
El escritor Guillermo Martínez retoma el escenario y los personajes de su novela más popular con ‘Los crímenes de Alicia’, una historia policiaca que se asoma al lado más oscuro de Lewis Carroll
El escritor argentino Guillermo Martínez pasó dos años en la ciudad inglesa de Oxford (de 1993 a 1995) como estudioso de las matemáticas. De aquella experiencia nació Los crímenes de Oxford (2004), una novela policiaca que, traducida a 40 idiomas y llevada al cine por Álex de la Iglesia, es seguramente el título más popular de este autor, aunque haya destacado en otros ámbitos como el ensayo —con Borges y la matemática (2003), por ejemplo— y la narración con voluntad experimental —Yo también tuve una novia bisexual (2011)—. Ahora, acaba de ganar el último premio Nadal con Los crímenes de Alicia (Destino), una novela que recupera los personajes de aquel gran éxito, un estudiante y un profesor de Matemáticas que investigan, esta vez, una serie de asesinatos que parecen basarse en pasajes de Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll.
Y retoma con ellos el escenario, conveniente porque continúa la trama de la primera entrega —la acción se produce un año después— y porque ese ambiente académico sigue siendo un lugar perfecto para una historia policiaca: “Es una comunidad muy cerrada. Y hay algo en Oxford, ya de por sí, que hace que todos se sientan parte de algo superior; hay un cierto sentido de superioridad y me parecía que eso contribuía a la arrogancia que tienen algunos personajes. No podía ser un intercambio internacional, tenía que ser algo restringido en el que yo pudiera reunir a todos en un cuarto de un college", explicaba Martínez este martes —el mismo día que salía la novela a la venta— en un encuentro con periodistas de varios medios en Madrid.
Además, se trata de la ciudad donde vivió toda su vida Lewis Carroll, autor, entre otros, de Alicia a través del espejo y en torno a cuya controvertida figura —sobre la que ha habido durante décadas una sombra por su posible pedofilia— gira la novela de Martínez. La historia arranca a partir de un hecho real, el descubrimiento por parte de una estudiosa de un documento que describe el contenido de una de las páginas arrancadas de los diarios de Carroll. A partir de ahí, el autor argentino imagina una trama sobre ese descubrimiento —que podría arrojar luz sobre la relación de Carroll con la niña que inspiró Alicia y su hermana mayor— y la serie de crímenes que se desencadena en el seno de una sociedad de estudiosos del clásico escritor británico.
“Es una novela que tiene dos enigmas: uno sobre cómo pensar en la época actual la figura de Lewis Carroll y el otro sobre quién está detrás de los crímenes”, explica Martínez. De ese modo, dentro de una trama que huye de tópicos fáciles, la obra reflexiona sobre los límites que impiden descifrar con ojos de hoy la verdadera naturaleza de la relación del autor con las niñas, si realmente se trataba de pedofilia y, en todo caso, si esta llegó a convertirse en pederastia. “La figura de Carroll tiene muchas aristas y yo quería que aparecieran todas a lo largo de la novela”, señala Martínez.
También explica que, como nunca pensó en escribir una novela policiaca, cuando lo hizo —fue Los crímenes de Oxford— decidió matar al personaje principal nada más empezar. Por eso, para continuarla ahora con Los crímenes de Alicia, la mejor opción que encontró fue situar la acción solo un año después de la de la primera, en 1994. Y todavía prevé escribir una más con los mismos personajes, adelanta.
Babelia
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