El desorden de los nombres
Entre los adjetivos que le ha dedicado Pablo Casado a Pedro Sánchez llama mucho la atención la palabra felón
Entre los adjetivos que le dedicó Pablo Casado a Pedro Sánchez este miércoles llama mucho la atención la palabra felón. La palabra que desató el drama escenificado como el ensayo general de una manifestación de repudio es una bien inocua, relator. La RAE la aplica “a quien relata un hecho, a quien en un congreso o asamblea hace relación de asuntos tratados, así como las deliberaciones y acuerdos correspondientes”, y aclara “que, en los tribunales europeos, se refiere al letrado cuyo oficio es hacer relación de los autos o expedientes”.
Desde que a la vicepresidenta del Gobierno se le ocurrió mentarla para explicar que así se podría llamar el intermediario de las conversaciones entre partidos políticos catalanes relator ha alcanzado el tufo del demonio mismo. Dios la que se armó, que diría Paco Candel, catalán de Murcia, por cierto, perseguido por haber contado cómo se vivía en un barrio pobre de Barcelona.
A pesar de que Carmen Calvo explicó que ni el relator iba a ser un extranjero ni el asunto iba de las relaciones entre gobiernos, el español y el catalán, la cucaña alcanzó una grave calentura. Estaba engrasada. Algunos de los adjetivos que se le lanzaron a Sánchez ya fueron ensayados con el asunto de Venezuela. Al amanecer de ese conflicto aún latente, el presidente del Gobierno ya era un cobarde. Ahora, con el asunto del relator, es, además, un vende patria. No hay tregua para esta carrera de sobrenombres de alta temperatura.
Así que los líderes políticos del centro, de la derecha y de la extrema derecha, sintieron que, al calor del relator de Carmen Calvo, ya España había sido vendida a Cataluña. La región apestada, a la que solo con tocarla ya contagia plagas. En el lenguaje alarmado de Casado, de Albert Rivera, que se sumó enseguida, y de Santiago Abascal que, a lomos de Vox, no tardó en asomarse, Sánchez alcanza tal abyección que no es solo un “gobernante ilegítimo”, eso le dijo Casado, sino que es merecedor de adjetivos que adornan la personalidad de los…felones.
La coincidencia de los sobrenombres que cada uno de ellos fue lanzando sobre Sánchez fueron de parecido jaez: Sánchez es reo de “alta traición”, persona que “humilla a España”, es un “irresponsable gobernante ilegítimo…”. Habría que detener a Sánchez y votar, dijo uno de ellos, para que la dignidad vuelva a España. Las palabras van detrás de los hechos, pero ya son hechos, están pronunciadas y quieren anunciar un pronunciamiento. España está en peligro. Cataluña está al acecho de su cuello. Dios, la que se armó.
De todos esos adjetivos desordenados que ahora se cuelgan del presidente Sánchez conviene detenerse, sin más vuelo, en la definición que regala la RAE de felón, el veneno de palabra que le arrojó Casado. “Cruel, malvado”. “Verdugo”. Persona “que comete felonía”. “Felonía:“deslealtad, traición, acción fea”. Cuando se desordenan los nombres ya cualquiera puede llamar a otro cualquier cosa. Y no habrá, parece, tregua. Ya se pasó de las palabras a los hechos. Estaba cantado.
Babelia
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