Qué es (y qué no es) un relator
El Gobierno, la Generalitat y la oposición se enfrentan para definir una figura clave en el derecho y la diplomacia
¿Qué es un relator? El Gobierno ha aceptado este martes esta figura en la mesa de partidos para hablar del problema de Cataluña que ha pactado con la Generalitat. Se trata de una suerte de coordinador independiente para la negociación entre partidos: nunca para las relaciones Gobierno-Generalitat. La palabra, según el ámbito en el que se utilice, puede definir a un simple escriba o notario, que da cuenta de lo que dice en una reunión, o a un examinador y mediador, nombrado por un organismo internacional para informar sobre la situación de los derechos humanos en un país. Y ofrece un espacio de deliberada ambigüedad tanto para los independentistas como para el Ejecutivo. En todo caso, ese término, que hasta ahora no había tenido prácticamente ninguna incidencia en el lenguaje político, está ahora en boca de todos los grupos políticos, que pugnan por darle una definición acorde a sus intereses.
- Definición: La figura del relator tiene cierta importancia en ámbitos como la diplomacia o el derecho internacional, aunque en España su función sea desconocida para muchos. Según la Real Academia, es una "persona que en un congreso o asamblea hace relación de los asuntos tratados, así como de las deliberaciones y acuerdos correspondientes"; es decir, una especie de notario que certifica lo que se ha hablado y acordado en una reunión. En relaciones internacionales existe además la figura del "relator especial", una figura independiente nombrada por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas para examinar e informar sobre la situación del país o a un determinado asunto de derechos humanos. Según Gobierno y Generalitat, parece que el relator que se negocia ahora se ajusta más a la primera definición que a la segunda, aunque el término escogido guarda una cierta ambigüedad y pueda llevar a confusión.
- Lo que pedía el Govern: La Generalitat lleva meses pidiendo un "mediador internacional" entre Gobierno central y autonómico para sacar adelante las negociaciones. Algo a lo que el ejecutivo del PSOE se ha negado siempre en redondo, al entender que una concesión de este tipo situaría sobre el papel al mismo nivel a ambos Gobiernos. Eso se quiere evitar a toda costa. Sin embargo, el Govern reivindica esta figura como condición indispensable para aprobar los Presupuestos Generales.
- Lo que ofrece el Gobierno: La solución a la que se ha llegado está en una zona intermedia. La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, tras negar la necesidad de contar con mediadores, definió este martes la figura en cuestión como "alguien que pueda tomar nota, que nos pueda convocar, que pueda coordinar" y más adelante "alguien que sea capaz de decir 'nos convocamos', 'tomo nota de lo que vais hablando'... Un poco ayudar... Lo que hace un relator en un congreso".
- Una figura "sin trascendencia": Calvo ha insistido este miércoles en la condición puramente notarial del relator que se busca crear, minimizando su importancia: "No es un mediador, no hay un conflicto internacional. Hay una mesa donde se van a sentar los partidos en Cataluña que utilizará a una persona para ayudar a organizar y a negociar. No tiene más trascendencia. Nada más". No se sabe nada sobre su perfil, salvo que el Gobierno se inclina por que la persona elegida como relator sea de Cataluña y conozca la realidad de la región, más allá de los acontecimientos de los últimos años.
- La Generalitat acepta la definición del Gobierno: Calvo defendió la posición expresada desde que llegó a La Moncloa hace ocho meses el presidente Pedro Sánchez sobre la necesidad de dialogar para reconducir la crisis catalana frente a la inacción y judicialización a la que se entregó el Ejecutivo de Mariano Rajoy. El relator trabajaría además en la mesa de partidos que está en marcha ya en Cataluña; nunca bilateralmente entre Gobiernos como piden los independentistas. A pesar de esto, la portavoz del Govern, Elsa Artadi, ha asegurado que esta figura le "parece bien" y que era "evidente" que lo recibían como una buena noticia.
- "Alta traición" para el PP: Los populares han asegurado que se trata de "una puñalada" a la justicia en vísperas del inicio del juicio en el Tribunal Supremo y Pablo Casado, presidente del partido, ha llegado a hablar de "alta traición" y de que se hace peligrar la democracia. En un comunicado, el PP resaltaba que aceptar "mediadores" o "relatores" significa "legitimar como admisibles las demandas separatistas". Una tesis —la de que se está aceptando una figura semejante a la del relator especial de la ONU— que ni siquiera la Generalitat avanza.
- Un "chantaje" según Rivera: El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, ha acusado a Sánchez de haberse plegado al "chantaje" de los independentistas catalanes al crear la figura del relator. Para Rivera, la legislatura ha pasado de estar "agotada" a ser incluso "peligrosa" porque el jefe del Ejecutivo "está dispuesto a cualquier cosa para tener Presupuestos o estar un cuarto de hora más en La Moncloa".
- Apoyo de Podemos: La portavoz de Unidos Podemos, Irene Montero, ha valorado positivamente que se pueda introducir la figura del relator en la negociación entre el Gobierno y la Generalitat si sirve para "clarificar" el diálogo. Montero ha rechazado las fuertes críticas por parte de PP y Ciudadanos, señalando que un mediador "no pone en riesgo la democracia".
- Negociación: El Ejecutivo, en medio de la negociación presupuestaria, ha hecho varios guiños al Govern. Retiró varios recursos de inconstitucionalidad. Ha anunciado inversiones en Cataluña. Hace dos semanas, accedió a crear la mesa de diálogo entre partidos. Ahora acepta debatir sobre la presencia de un relator en la mesa de diálogo. Lo que no ha aceptado es que sea el PSOE quien acuda a la mesa de negociación entre formaciones políticas: es el PSC quien se sienta en esas reuniones. Tampoco acepta que el relator sea un mediador internacional, o que aparezca también en las relaciones Gobierno-Generalitat. Pese a todo, la reacción de la oposición ha sido furibunda. E incluso se han oído varias voces críticas en el PSOE, con los barones nerviosos por la incidencia de este debate en las elecciones del 26-M.
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