“El mercado del arte se ha vuelto muy conservador”
EL PAÍS reúne a un galerista, una artista y una coleccionista para debatir sobre el estado de la escena mexicana durante la semana de la gran feria Zona Maco
La feria más potente de Latinoamérica arranca este miércoles. Zona Maco volverá a concentrar en Ciudad de México la atención del mundo del arte contemporáneo durante al menos esta semana. EL PAÍS reúne a tres figuras mexicanas del sector para charlar del momento actual que atraviesa la escena. José Kuri, propietario la galería insignia de México, Kurimanzutto; Pía Camil, artista con obra reciente en la edición latinoamericana de Art Basel, y Eugenia Braniff, directora de Estancia Femsa, el brazo expositivo de una de los mayores coleccionistas del país. Desde sus diferentes posiciones, charlan sobre el papel de las ferias, la relación con otros mercados americanos, el pasado y el futuro del sector del arte en su país.
'Boom' mexicano
La escena de México ha crecido durante los últimos años hasta consolidarse como el máximo referente latinoamericano y puerta de entrada hacia EE UU. “En últimos cuatro cinco años hemos visto un boom del mercado con mucha más gente interesada en coleccionar, en comparar arte y, sobre todo, en hacerlo de una manera más organizada, más enfocada”, apunta Kuri. Pese a la atonía económica que ha vivido México durante este periodo de explosión, la concentración de grandes fortunas en el país ha favorecido el impulso inversor.
Hasta ocho empresarios mexicanos entraron el año pasado en la prestigiosa lista de 200 coleccionistas más importantes del mundo según la revista ArtNews. “En este tiempo hemos detectado mucho más interés del corporativo en trabajar e involucrarse en la colección. Hay cada vez más conciencia”, señala Braniff sobre la evolución de Colección Femsa, nacida en 1977 y con una acervo de más de 1000 obras.
Kurimanzutto abrió su galería hace 20 años, “en un contexto mucho más pequeño y asilado”, apadrinada por el artista mexicano vivo más cotizado del mundo: Gabriel Orozco. Camil (Ciudad de México, 1980) apunta a las generaciones anteriores a la suya, nombres como Miguel Calderón o Daniel Guzmán, “gente que han ayudado a abrir mercado internacional junto con galerías como Kurimanzutto, dando paso a generaciones mas más jóvenes y generando espacios e interés por el mercado mexicano. Ha habido un avance hacia un mercado más diversificado y variado”.
Pese al crecimiento, México aún esta lejos del volumen y madurez del mercado estadounidense. “En EE UU debe haber 60 museos con programas serios y coleccionando con un objetivo. En México hay tres o cuatro”, subraya Kuri. En todo caso, el músculo institucional mexicano marca la diferencia con el resto de Latinoamérica: “Tenemos –añade el galerista– una infraestructura mucho más fuerte. Una red de museos que funcionan de manera muy ligada a lo que está sucediendo. Maco funciona y genera mucho a su alrededor. Brasil, por ejemplo, es muy fuerte, pero las instituciones son más débiles. Argentina tiene algún museo y galerías interesantes, pero la infraestructura es el origen y la base de todo”.
El regreso de la pintura
La evolución hacia estos tiempos turbulentos también ha tenido su impacto en la temática del arte mexicano. “El arte refleja por lo que estamos pasando y los museos y las colecciones también están virando hacia temas como migración, género, violencia, polarización políticas, clasismo”, señala Braniff. Para Kuri, “Los temas siempre han estado sobre la mesa, quizá cambia la modulación”. La diferencia fundamental sería para el galerista la falta de sintonía con el mercado: “Creo que siempre han estado muy pegados. Pero ahora el mercado se ha vuelto muy conservador. Los precios de la pintura, de objetos comodificables son estratosféricos, alejándose del experimento social que puede ser el arte”.
Camil coincide en que “es notable la excesiva la cantidad de pintura, escultura y arte más concreto que se está moviendo en el mercado, sobre todo en las ferias internacionales”. La artista reconoce una relación “medio antagónica con las ferias”. Porque “son una realidad y te dan la posibilidad de viajar y ubicarte en contextos más globales. Son necesarias. Es un modelo que ha funcionado muy bien para el mercado del arte. Pero a la vez, la agenda de las galerías se concentra demasiado alrededor de las ferias de cada año. Y del mismo modo, los artistas nos hemos visto forzados a estar produciendo casi al reloj de la feria”.
Vida más allá de Maco
Para la artista, Maco, en concreto, “ya no es la feria de hace 10 años, cuando decías ¡ya llego el arte internacional a México! La existencia de Material –la feria alternativa– me parece interesante por su capacidad de cuestionar otros economías y generar mercado para otros coleccionistas de otro perfil económico”. Con 180 galerías de 22 países convocadas para su decimosexta edición, el propietario de Kurimanzutto apunta que “la feria juntó la fuerza que ya existía gracias a los proyectos de muchos artistas creando sus propios modos de exhibir y conversar. La feria reúne esa energía y la convierte en mercado. Tiene de positivo que son recursos que regresan al mismo sistema. Pero en el caso de México creo que panorama no está tan anclado a la feria. Tampoco es tan extremo como Nueva York, donde no hay feria que funcione porque la ciudad tiene tanta energía que pasan desapercibidas”.
Los tres, en todo caso, perciben un cierto agotamiento del modelo tradicional de la feria de arte. Y subrayan como alternativa valiosa Condo, un proyecto de intercambios temporales entre galerías que arrancó en 2016 y a la que ya se han sumado ciudades como Londres, Nueva York, Shanghai y Ciudad de México.
Babelia
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