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El lavado de imagen de Zona Maco

Este jueves abren sus puertas al público las secciones de fotografía y salón de la principal feria de arte contemporáneo de América Latina

MARIÉN KADNER
Un visitante observa la obra de Yvonne Venegas.
Un visitante observa la obra de Yvonne Venegas.Sashenka Gutierrez (EFE)

La macro feria de arte más influyente de América Latina, que bate récords de asistencia año tras año con 63.000 visitantes en febrero pasado, se enfrenta a sí misma desde este jueves y hasta el domingo. Zona Maco ha vuelto a presentar sus secciones de fotografía y salón (centrada esta última en antigüedades y diseño) casi un año después de que su imagen quedara seriamente dañada. El detonante fue la decisión, escasos días después del terremoto que asoló México en septiembre de 2017 dejando tras de sí más de 300 víctimas mortales, de seguir adelante con el desarrollo de ambas exposiciones.

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Hoy, sus gestores responden que se optó por el “compromiso con los galeristas tras 15 ediciones de Zona Maco” y se fijan una meta de 15.000 visitantes en estas secciones. Tania Ragasol, directora artística de la feria desde hace nueve meses, reconoce que ha habido una necesidad de “reagruparnos, de repensar qué queremos”, tras la fuerte polémica generada, en la que fueron acusados de no tener conciencia social. “Nos hemos encontrado con un espíritu positivo de expositores que han querido reintentarlo con nosotros”, afirma la curadora (comisaria).

Las fotografías expuestas este año se caracterizan por encontrarse en distintos formatos: vídeo, relieve, en collage… Entre ellas se encuentran los peculiares bodegones de David Lachapelle, algunas piezas del artista chino Liu Bolin –quien se esconde en sus propias obras– o las instantáneas del mexicano Adolfo Patiño que alcanzaron cierto renombre en la década de los noventa. La recopilación de fotografías de bodas, bautizos y otras fiestas en Tijuana, realizada por Yvonne Venegas, capta también la atención de los visitantes. La presencia de las galerías mexicanas especializadas en el género Patricia Conde y Almanaque es otra de las bazas de la feria.

La cuarta edición de Zona Maco Foto y la quinta de Salón llegan este año en agosto, un mes antes que de costumbre, al Centro Citibanamex de Ciudad de México. La razón, según Ragasol, no tiene tanto que ver con la experiencia del año pasado, sino con “distintos compromisos”. Es esta una feria “que es mercado”, insiste, pero también pasan otra cosas, añade: “Vienen curadores, estudiantes y público en general y encuentran las principales galerías mexicanas y a grandes artistas en un mismo espacio”.

En contra de lo que ocurrió en la última edición de la gran feria mexicana de arte contemporáneo, celebrada en febrero pasado, esta vez tanto Zona Maco Foto y Salón cuentan con una mayor representación de artistas y galeristas mexicanos. El macroevento sumó a principios de año solo 18 galerías mexicanas sobre un total de 80, un buen indicador de su capacidad de influencia internacional. El objetivo es, en los tentáculos de fotografía y diseño y antigüedades, ir agregando nombres de otros países.

Una visita inesperada

En medio del bullicio, del ir y venir de artistas, galeristas y periodistas durante la inauguración, Consuelo, Lourdes y Alicia descansan en una zona de cafetería habilitada en el centro del pabellón. Su objetivo no era Zona Maco Foto y Salón, sino una feria de cosmética, joyas y otros objetos susceptibles de ser “regalos”. “Pero como soy muy chismosa”, arranca Lourdes Jiménez, de 67 años, “y ella está estudiando Bellas Artes”, señala en referencia a su amiga Consuelo Camacho, de 68, “hemos decidido venir aquí, porque nos parecía más interesante”.

En el área de antigüedades y diseño, destacan unos textiles precolombinos del sur del continente, cuyo precio medio alcanza los 8.000 dólares. “No hay nada para nosotras, para la clase media”, destaca Camacho en alusión a los altos precios de la feria. Sin embargo, las tres aseguran que volverán el año que viene. Las fotografías expuestas, el mobiliario, las telas y las joyas antiguas y de diseño “nos dan ideas para el hogar”, remata Alicia Godoy, de 63.

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Sobre la firma

MARIÉN KADNER
Trabaja en la sección de Internacional de EL PAÍS. Antes estuvo en la edición digital del periódico, así como en la delegación del diario en Ciudad de México. Estudió Ciencias Políticas en la Universidad de Granada y en Sciences Po Bordeaux, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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