El presidente de la Academia tiende la mano a Internet y la televisión
Mariano Barroso: “Contamos historias para todo tipo de pantallas"
En uno de los discursos más célebres de los Goya, Álex de la Iglesia, entonces presidente de la Academia de Cine, sentenció en la gala de 2011 que Internet era “la salvación del cine”. Hubo polémicas, algún aplauso, muchas críticas. Ocho años después, Mariano Barroso, quien ocupa ahora el cargo, ha lanzado desde el escenario otra apertura al futuro. O, más bien, al presente. En tiempos de Netflix y demasiadas salas tristemente vacías, cine tradicional y online a menudo se miran de reojo. Barroso quiso indicarles el camino correcto. “Seríamos muy torpes si viéramos esos miles, millones de pantallas pequeñas como enemigas. Los espectadores ven nuestras películas en las salas, pero también hay muchos que nos buscan en otras pantallas”, aseguró el presidente de la Academia.
“Contamos historias para todo tipo de pantallas. Pero unas no van a derrotar a las otras. El cine no debe derrotar a la televisión. Y la televisión no debe derrotar al cine. La nuestra es una alianza de ganadores. El cine no va a desaparecer. Solo está buscando nueva formas”, agregó Barroso. Sus palabras evocan la intención, ya anunciada varias veces por el presidente, de incluir algún Goya para las series en un futuro muy próximo. Ya lo hacen, al fin y al cabo, los Bafta o los Globos de Oro. Aunque la idea genera tanto recelo como interés.
Mucho antes de mirar adelante, Barroso se volvió hacia el pasado. “Hasta siempre, Yvonne”, fue su homenaje a Blake, su fallecida antecesora en el cargo. Y su octava palabra fue una de las claves de la noche: “Espectadores”. Una y otra vez su discurso aludió a los asistentes, y a la necesidad de cuidarlos, justo en una gala con más presencia de cine popular y bañada por el entusiasmo de los fans sevillanos. “Queremos agradecer a nuestros espectadores su apoyo y su presencia. Y decirles que no olvidamos ni un solo día nuestro principal deber como cineastas, que no es otro que el de hacer buenas películas y que lleguen al público”.
Poco a poco, el presidente tocó prácticamente todos los temas que afectan al cine español, de la inclusión a la precariedad laboral. Quizás sin mucha fuerza, o tal vez con el equilibrio necesario. Olvidó, eso sí, la parte del discurso en que debía celebrar a las cinco nominadas principales, pero se acordó de todos los filmes que no estuvieron en la gala: “No son mejores, pero tampoco peores. Son diferentes y son nuestras”. Citó el triunfo en taquilla de Jurassic World, de Juan Antonio Bayona, y la nominación al Oscar del corto Madre, de Rodrigo Sorogoyen. Y, hacia el final, aseguró: “Quizás ha llegado el momento de que cuando una chica diga en su casa que quiere ser directora, guionista o actriz sus padres no sientan un escalofrío de miedo. Quizás deberían sentir más bien un escalofrío de orgullo”.
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