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Crítica | Todos a una
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El escándalo de unos campeones

¿Qué clase de persona hace trampas jugando contra unos discapacitados? La selección española de baloncesto en los Juegos Paralímpicos de Sidney 2000

Javier Ocaña
Imagen de 'Todos a una'.
Imagen de 'Todos a una'.

¿Qué clase de persona hace trampas jugando contra unos discapacitados? La selección española de baloncesto en los Juegos Paralímpicos de Sidney 2000.

TODOS A UNA

Dirección: Vianney Lebasque.

Intérpretes: Jean-Pierre Darroussin, Olivier Barthélémy, Camélia Jordana, Ahmed Sylla.

Género: comedia. Francia, 2018.

Duración: 94 minutos.

El mayor desastre de la historia del deporte español, con un equipo que llegó a ganar la medalla de oro en aquel evento participando con diez jugadores (de 12) sin ningún tipo de discapacidad, se ha convertido en película de ficción, pero realizada en Francia: Todos a una, segundo largometraje de Vianney Lebasque, donde su autor convierte al equipo español en francés, manteniendo las particularidades esenciales del caso, y elucubrando sobre el reclutamiento del grupo, su entrenamiento, la relación de los diez tramposos con los dos baloncestistas con discapacidad, y la estancia del colectivo en la ciudad australiana.

Un hecho real que podría haber sido narrado con las singularidades de variados géneros (drama social o moral, tragedia grotesca, incluso intriga criminal), pero que Lebasque ha preferido contar con los modos de la comedia popular con ligeros tintes de humor negro. Es decir, exactamente el tono utilizado por Javier Fesser para la española Campeones, con la que tanto tiene que ver (salvo en el protagonismo de intérpretes profesionales y sin discapacidad). Incluso en el hecho de que el director español llegó a utilizar el mismo hecho real para la definición de uno de sus personajes: el interpretado por Roberto Chinchilla, que en la ficción de Fesser se supone que había sido, en el reciente pasado, una de las dos personas con discapacidad real que había participado en aquellos Paralímpicos.

Lebasque, como no podía ser de otro modo, acude a los conflictos morales de sus personajes, pero estos siempre son de baja intensidad y se le añaden pluses de defensa para, si no perdonar, sí comprender el comportamiento del equipo, comenzando por el de su ideólogo y entrenador. Una decisión muy acorde con la modulación elegida para la película, plena de simpatía, pero quizá la más discutible, junto a la falsedad melodramática del partido final, si se compara con las actitudes en el hecho real.

De modo que, como en Campeones, la delicadeza se une a cierta incorrección política, y la simpatía y las ínfulas populares a los ligeros apuntes de comedia negra. Apartado en el que destaca esa genialidad de que uno de los diez capacitados, el que mejor parece haberse metido en el papel, descubra a lo largo del torneo, y tras las pruebas del coeficiente de inteligencia, que está al borde de la discapacidad. Y se lo tome no solo con humor sino como un triunfo.

Nota: el viernes 8 se estrena también en la plataforma Filmin el documental español King Ray, dirigido por Sergio Romero, centrado en el mismo hecho.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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