Tiempo de reconstrucción
Se adapta a la misma filosofía de la que nace la novela original, como si la realización de una película no fuera sino una etapa en la cadena de la diversificación del producto
Cuando la autora de tres novelas de éxito se parapeta tras un seudónimo, quizá sea inevitable pensar que: a) tras el nombre de guerra se oculta una escritora de prestigio que intenta desvincular esas excursiones en la literatura de consumo de su obra visible; o b) tras una marca como la de Laura Norton trabaja, en realidad, un equipo ducho en la aplicación de una fórmula concreta -en el caso que nos ocupa, la de la chick-lit-. Sea cual sea la explicación –no hay que descartar que tras el seudónimo no haya misterio por resolver-, lo que está claro es que los libros de Laura Norton –No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas (2014), Gente que viene y bah (2015) y Ante todo, mucho karma (2018)- parecen tener bastante claro cuál es su lugar en el mercado editorial y cuál es su vocación última: satisfacer a su público lector potencial como quien gratifica al cliente que no contempla ni la sorpresa, ni la desestabilización en su horizonte de expectativas.
GENTE QUE VIENE Y BAH
Dirección: Patricia Font.
Intérpretes: Clara Lago, Carmen Maura, Alexandra Jiménez, Paula Malia.
Género: comedia. España, 2018.
Duración: 97 minutos.
Segunda adaptación cinematográfica de una novela de Norton, Gente que viene y bah, ópera prima de Patricia Font, se adapta a esa misma filosofía del ámbito editorial, como si la realización de una película no fuera sino una etapa en la cadena de la diversificación del producto. Operación, en suma, que se puede ejecutar con mecánico desinterés o con cierta competencia y Font, pese a su excesiva querencia por los montajes musicales y por las composiciones de postal, elige, por fortuna, este último camino. La película da a su público (solo) lo que pide, pero tiene el detalle de hacerlo con ángel.
Esta historia de una joven que regresa al entorno familiar tras haber sufrido una infidelidad de indeseado impacto mediático tiene su evidente fortaleza en su reparto femenino, encabezado por una Clara Lago que ha conquistado transparencia y naturalidad. Carmen Maura –superponiendo sabiduría vital e interpretativa-, Alexandra Jiménez –cada microgesto suyo lanza un mensaje- y una Paula Malia con aureola de auténtico descubrimiento compensan que no haya personaje masculino que vaya más allá del trazo funcional.
Babelia
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