Cómo no ligar con una película
Si alguien piensa en una nueva 'Arrugas', que se lo quite de la cabeza
Dos amigos casi cuarentones hablan en un bar:
MEMORIAS DE UN HOMBRE EN PIJAMA
Dirección: Carlos Fernández de Vigo.
Intérpretes: Raúl Arévalo, María Castro, Manuel Manquiña, Santi Balmes.
Género: comedia. España, 2018.
Duración: 74 minutos.
-Tú sabes el esfuerzo que tengo que hacer para ligar. Meses de incesante trabajo. ¡Ni Robert De Niro en Toro salvaje se curró tanto una interpretación!
-Estás perdiendo el tiempo, Paco, te voy a dar un truco elegante y sutil.
El comienzo de esta secuencia de Memorias de un hombre en pijama, adaptación de Carlos Fernández de Vigo de las tiras cómicas de Paco Roca, publicadas en el diario Las provincias y posteriormente como novela gráfica, apuntan al desastre: en lo narrativo, en lo social, en lo moral. Y efectivamente lo es. Lo que sigue es una patética y rancia muestra de “cómo atacar a una chica”, gracias a un tipo armado de una pelusa en el bolsillo, que siempre utiliza como recurso táctico para el contacto en noches de soledad masculina. Así que, tras ponérsela a una mujer en un hombro, dice:
-Perdonad que os moleste, chicas. Quería saber cómo una chica tan mona y aparentemente limpia como tú tiene tanta pelusa encima. ¿Eres la mujer velcro que atrae a las pelusas?
Todo lo que siga a esto que no sea, cómo mínimo, una mirada de desprecio habrá acabado con la película. Pero no la hay, y sí una conversación medianamente cómplice.
Si éste y otros muchos momentos de la historia estuvieran expuestos como crítica, estaríamos hablando de otro tema. Pero lo que hay en ellos es condescendencia, un risible esfuerzo por la empatía repleto de rancios lugares comunes sobre las relaciones de género y de pareja. Esos que ya eran antiguos hace décadas y ahora producen sonrojo.
Que Roca, el autor del cómic original, se desvinculara del proyecto cinematográfico a mitad de camino quizá sea un dato elocuente. Que la animación y los fondos sean pedestres, los diseños de personajes, espantosos, y los colores, horrendos, completan un desolador panorama artístico, en el que nunca deberían haber entrado las notables canciones de Love of Lesbian. Si alguien piensa en Memorias de un hombre en pijama como una nueva Arrugas, que se lo quite de la cabeza.
Babelia
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