El poder del Arte se adueña del Congreso y del Senado
El Reina Sofía celebra la Constitución con la obra de 42 artistas contemporáneos
La conocida instalación de Juan Muñoz Cinco figuras sentadas (1996), situada en el vestíbulo de la Reina del Congreso de los Diputados, podría representar a miembros de cualquier grupo parlamentario que hacen un aparte para comentar cualquier asunto del día. La memorable escultura del artista madrileño es una de las 43 obras escogidas por el Museo Reina Sofía para festejar el 40º aniversario de la aprobación de la Constitución Española en una exposición titulada El poder del Arte, que se extiende por las dos cámaras (la baja y alta, el Senado) y que se podrá ver, previa petición en la web del Congreso, desde hoy viernes hasta el 2 de marzo de 2019. La exposición es un proyecto conjunto de las Cortes Generales, Acción Cultural Española (AC/E) y el Museo Reina Sofía.
En el Salón de los Pasos Perdidos, la anfitriona y presidenta del Congreso, Ana Pastor, contó que la idea se le ocurrió a ella y se la expuso a Manuel Borja-Villel. “Quería que desde esta casa del pueblo se celebrará como se merece el aniversario de la Constitución. El Arte nos sirve para hablar de diálogo, pensamiento y libertad. El Reina Sofía es nuestro museo de la democracia. La pieza de Juan Muñoz nos da idea de la importancia que va a tener esta exposición”. La presidenta pidió a los medios que animaran a los ciudadanos a solicitar la visita a través de su página. Se podrá acceder en grupos de 35 personas para un recorrido que dura unos 45 minutos. Ayer ya se habían registrado 600 peticiones sin hacer publicidad.
João Fernandes, subdirector del Reina Sofía y comisario de la exposición, explicó durante el recorrido que se han seleccionado piezas de 42 artistas españoles —Juan Luis Moraza cuenta con dos obras— que han desarrollado su obra durante las cuatro últimas décadas. Hay igual número de hombres que de mujeres y se muestran todos los soportes del arte contemporáneo: pintura, escultura, fotografía, vídeo, performance o documentos. Los artistas han reflexionado sobre el poder, la libertad, la democracia, la identidad, la memoria, la historia, el recuerdo o los símbolos. Todas las obras son propiedad del museo.
La exposición juega con la idea de que las obras han sido concebidas para otro entorno y al llegar al Congreso o el Senado adquieren un nuevo significado. Algunas están ubicadas en puntos sorpresa de lugares emblemáticos del Congreso de los Diputados, como ocurre con las señales indicativas de Rogelio López Cuenca, las esculturas de Juan Luis Moraza, la fotografía de Ignasi Aballí o la performancede Dora García. En la planta sótano del edificio, un antiguo almacén de muebles reconvertido en espacio de exposiciones, se acumulan sorpresas como la escultura de Cristina Iglesias, los materiales industriales de Ángeles Marco, las fotografías de Txomin Badiola sobre la identidad sexual o el vídeo de Itziar Ocariz sobre el territorio. El recorte de libertades y la censura son abordados en los trabajos de Concha Jerez y Daniel G. Andújar. De Colita, única artista presente en el recorrido con la prensa, se exhibe una memorable selección de imágenes que documentan a la perfección lo ocurrido en España a partir de la muerte de Franco.
En el Senado, donde ejerció de anfitrión su presidente Pío García Escudero, la sorpresa arranca con cinco esculturas humanoides de Francisco Leiro en el Salón de los Pasos Perdidos. Junto a paredes repletas de pinturas y esculturas de carácter histórico, el arte contemporáneo adquiere una contundente presencia. Un lienzo de Juan Genovés y una fotografía de Juan Navarro Baldeweg, cargados de referencias históricas, dan paso a nombres que se internacionalizaron en las décadas de los setenta y ochenta: Luis Gordillo, Miguel Ángel Campano, Juan Uslé, Soledad Sevilla, Eva Lootz. La figuración está representada por conjuntos de piezas de Patricia Gadea, Miquel Barceló o Menchu Lamas.
Una de las piezas más espectaculares del Senado es un vídeo inacabado de Elena Asins titulado Antígona y que representa a la eterna rebelde que contesta a las convenciones de los poderes de su tiempo. La obra se proyecta en la preciosa biblioteca del Senado, construida precisamente por el abuelo de la artista, Bernardo Asins.
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