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Los museos públicos cuanto menos autónomos, más opacos

Un informe analiza el grado de cumplimiento de las instituciones con las prácticas de buen gobierno

Los museos españoles son más transparentes en las promesas que en la gestión. El informe anual de la Fundación Compromiso y Transparencia, que desde hace cuatro años fiscaliza el buen gobierno y la claridad de las cuentas de los museos ante la ciudadanía, descubre que cuando menos autónomas son las instituciones, menos claros son al rendir sus cuentas. A través del espejo, el informe que se hará público el próximo lunes, desvela que la iniciativa y motivación a publicar la gestión económica es nula cuando dependen de una institución pública externa (Ministerio de Cultura, comunidad autónoma o Ayuntamiento).

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“Cuando su gestión deja de estar en manos de las Administraciones y pasan, por ejemplo, a una fundación se hacen más transparentes, como ocurre en el Museo de Bellas Artes de Bilbao”, explicó ayer Javier Martín Cavanna, quien junto a María Fernández Sabau, ha testado una selección que representa el 22% de los museos de bellas artes y arte contemporáneo españoles. Aquellos que no tienen autonomía, ni administrativa ni económica, diluyen sus responsabilidades en las Administraciones.

De los 21 museos más opacos, 12 (el 57%) son instituciones integradas en consejerías de comunidades autónomas o Ayuntamientos. Entre los investigados no se han incluido los 16 museos estatales (ni están el Prado ni el Reina Sofía, que tienen otro régimen jurídico) que no revelan en sus webs presupuestos, gastos ni ingresos. Solo se sabe que en 2017 tuvieron 2,9 millones de visitas, un 5,4% más que en 2016, la cifra más alta desde que hay registros.

Otra de las conclusiones de este informe es que la mayoría de los museos públicos prefieren ocultar sus cuentas. “Ha habido un progreso en la transparencia, pero más lento de lo que cabía esperar. Hay indicios sobre la mejora, que pueden ser aislados, pero ha habido un cambio. La mayor diferencia entre los museos españoles y los británicos es que ellos tienen más claro cuáles son sus políticas y sus cuentas económicas”, indica Martín Cavanna. En los museos de EE UU, Reino Unido, Holanda y Dinamarca hay “una fuerte cultura ciudadana que promueve la rendición de cuentas”.

Solo 15 museos de los analizados son “transparentes”, es decir, el 25% de la muestra. Más: solo el 32% de los analizados publica una parte de la información económica que genera. El Prado y el Thyssen, asegura el informe, publican por primera vez el presupuesto del año en curso. El Museo ICO (Instituto de Crédito Oficial) ha dejado de hacerlo, es el único. “La no publicación del presupuesto, en el caso de las instituciones públicas, contraviene el artículo 8 de la Ley 19/2015, de Transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno”, explican los autores del informe.

La norma exige informar sobre presupuestos y la descripción de las principales partidas. Información que debe estar actualizada y ser comprensible. Cumplen con esto el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, el Instituto Valenciano de Arte Moderno, el Nacional de Arte de Cataluña, el Bellas Artes de Bilbao o el Artium de Vitoria. Y llaman la atención sobre la publicación de los códigos de buen gobierno que solo los incluyen el Thyssen y el Reina Sofía, “muy completos y exhaustivos”.

La misma obligación

Las cuentas no solo las ocultan los públicos, también los privados. “Grandes instituciones como la Juan March y la Botín tienen poca voluntad de rendir cuentas y patronatos decorativos. Estas fundaciones privadas entienden que no tienen la misma obligación que las públicas. Esto es una concepción desfasada, porque cualquier institución debe rendir cuentas de lo que tiene y de cómo se protege la colección”, dice Martín Cavanna. Todos suspenden en los apartados decisivos en la gestión de las instituciones.

La necesidad de un patronato

“Sin un patronato comprometido es difícil impulsar la transparencia”, explican en el informe al que ha tenido acceso EL PAÍS. El patronato es el órgano de gobierno, con personas elegidas para asegurar que la organización cumpla con los fines de la misión y Martín Cavanna, uno de los autores del informe, subraya la poca capacidad de los centros españoles para recaudar ingresos privados. “Falta iniciativa, si revisas las cuentas de lo que recauda el Prado y el Reina Sofía, es escandalosamente poco. Falta incorporar a profesionales que tengan conocimientos y capacidades para recaudar fondos. El Prado tiene un patronato de 35 personas, pero ¿para qué?”, añade.

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