Colau pone en duda la viabilidad del museo Hermitage sin pruebas
El visto bueno al futuro museo ubicado en el puerto debe pasar por el Ayuntamiento
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha condicionado este miércoles apoyo municipal al futuro museo Hermitage, en el barrio de la Barceloneta, a su viabilidad económica. Colau ha asegurado que está a favor de las iniciativas culturales pero ha advertido de que no estaría dispuesta a “rescatar” con dinero público un museo privado; un caso que, según ha dicho, ha sufrido el Hermitage en otras ciudades europeas. Fuentes del gobierno han precisado que se refería a los casos de Málaga y Amsterdam. En Málaga no hay Hermitage, sino Museo Ruso de San Petesburgo. Y el Hermitage de Amsterdam, abierto en 2014, es un caso de éxito.
Aunque no lo ha dicho de forma clara, el actual ejecutivo municipal no es partidario del Hermitage en la Barceloneta. El proyecto encarna un cóctel de cuestiones que los comunesrechazan, o que no eran de su agrado antes de llegar al poder: el turismo masivo a dos pasos del popular barrio de la Barceloneta, la propiedad privada de un equipamiento cultural y la última reforma del puerto, durante el mandato del antecesor de Colau, Xavier Trias. Trias, eso sí, tampoco era partidario de gastar “ni un euro” de dinero público en el proyecto.
La alcaldesa Colau ha sido muy explícita tras la revelación por parte de EL PAÍS que los promotores del Hermitage cuentan con el renombrado arquitecto Toyo Ito para diseñar el futuro museo. Colau ha comenzado asegurando que “siempre” ha considerado una buena noticia las iniciativas culturales en la ciudad, pero pide que tengan “un estudio de viabilidad económica riguroso que dé garantías”. La alcaldesa ha añadido que al gobierno le “preocupa ver que se cuente con grandes firmas de arquitectura para hacer proyectos que pueden costar mucho dinero sin tener clara la viabilidad”.
“Hemos trasladado nuestra preocupación a los impulsores [del Hermitage] porque hemos conocido que ha habido en Europa otras propuestas vinculadas al Hermitage de iniciativa privada que no han sido viables y han pedido ser rescatadas por el Ayuntamiento u otras instancias públicas”, ha dicho la alcaldesa. “Tenemos museos públicos en la ciudad que requieren de inversión y todo el apoyo”, ha remachado.
Fuentes conocedoras del proyecto subrayan que la financiación está asegurada. Los 52 millones que requería la construcción del edificio y su posterior puesta en marcha los garantizaría el fondo de inversión Varia, que posee el 80% de Museo Hermitage Barcelona, la sociedad con la que se opta a la concesión del puerto. No está prevista la participación pública en el proyecto.
Fuentes municipales aseguran desconocer la intención de los promotores de contar con el arquitecto japonés, de la misma forma que admitieron no haber visto imágenes del proyecto, que desvelan un edificio en el que predominan muros blancos con ondulaciones solo rotos a través de cierres acristalados. Rompe con el diseño original, de Íñigo Amézola, quien ayer, consultado por este diario, no quiso hablar del descarte de su diseño.
Trámite iniciado
En el Ayuntamiento, conocer el proyecto a través de la prensa ha causado cierto malestar. El consistorio recuerda que tiene la última palabra sobre la autorización del proyecto. Porque, aunque el Hermitage estará ubicado en un solar que pertenece al puerto de Barcelona, el planeamiento que se aprobó para que la pieza tuviera uso cultural contempla “que la propuesta se pacte con la ciudad”. Será el Ayuntamiento quien dé el visto bueno definitivo al proyecto. La forma en la que se materialice esta autorización, con todo, no está clara. Podría ser un acuerdo de plenario, apuntaron las mismas fuentes.
De momento, el proyecto básico elaborado por los promotores ya está en el registro de la Autoridad Portuaria de Barcelona (APB). Lo presentaron el martes. Una vez que sea admitido, se abrirá un plazo de un mes en el que posibles interesados en ocupar la misma pastilla de suelo que pretenden los promotores del Hermitage podrán presentar su propuesta. Si hay alternativa, se tendrá que optar por uno u otro proyecto. Si finalmente no hay ninguna otra propuesta para ocupar el suelo para usos culturales de la nueva bocana del puerto, Museo Hermitage Barcelona —la sociedad que se ha constituido para la futura pinacoteca— iniciará toda la tramitación administrativa y quedará a expensas de la normativa.
Su proyecto básico, con todos sus elementos, se someterán a información pública y se abrirá un periodo de alegaciones. La APB podrá exigir documentación adicional a la presentada si lo considera pertinente. Y, tras su revisión, debería otorgarse la concesión, que los promotores piden a 50 años, un plazo con el que creen que podrían amortizar los 52 millones de inversión y obtener beneficios de su aventura museística.
Según el Ayuntamiento, la APB debería tomar la decisión contando con el criterio del Consistorio, aunque la decisión final debería pasar por el pleno. En la etapa del alcalde socialista Joan Clos, el Ayuntamiento tuvo un papel clave en la reconducción del proyecto del hotel W cuando este se tramitaba en el puerto. Obligó a moverlo 20 metros tierra adentro para respetar la Ley de Costas y lo rebajó 50 metros para reducir su impacto en el horizonte de Barcelona. Justo a su lado se prevé ahora construir del Hermitage. También pidió un plan de movilidad para la zona, tal como ahora pide el Consistorio.
Los vecinos, enfrentados con el proyecto
Daniel Pardo de la Asamblea de Barrios por un Turismo Sostenible (ABTS) mantiene que el Hermitage “independientemente de si el arquitecto es Toyo Ito o cualquier otro” sigue siendo un “proyecto especulativo”. “Los impulsores de esta instalación solo entienden la construcción del Hermitatge en primera línea de playa y justo al lado de un modelo de ocio nocturno y explotación económica muy concreto. El fichaje de Ito solo darle más espectáculo”, lamenta.
Pepa Picas de la Asociación de Vecinos de la Òstia mantiene: “Después de los veranos que estamos pasando en que el barrio ya no puede estar más saturado de turistas parece una tomadura de pelo”. Picas denuncia que con la instalación del museo intentan colocar “un nuevo foco turístico”en la Barceloneta. “Nos oponemos rotundamente allí podrían colocar una instalación para pescadores o para la Facultad de Náutica”.
Los que si mantienen el apoyo al proyecto son la asociación de vecinos de la Barceloneta que consideran la construcción del museo como “una apuesta de futuro para que la imagen del barrio recupere cierta dignidad”. Manel Martínez asegura que el proyecto será positivo siempre que "no afecte a la movilidad del barrio y se vincule al entorno con espacios para las escuelas y para los artistas locales".
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