La mayoría de los países de la UE eleva por encima del 6% el salario mínimo en 2025
Las alzas compensan la inflación en casi todos los Estados. Rumania aprueba el mayor incremento, del 22%
Mientras que el Gobierno español acaba de acordar con los sindicatos, ya entrado 2025, una subida del salario mínimo interprofesional (SMI) del 4,41%, los demás socios de la UE empezaron el nuevo curso con los deberes ya hechos. En la mayoría de los 22 países que tienen fijado por ley un suelo mínimo para las nóminas —no está regulado en todos; Italia, por ejemplo, no cuenta con una norma para ello—, los aumentos han sido superiores al 6%. Rumania ha impulsado el mayor incremento, del 22% hasta los 4.050 leus al mes (814 euros). En Francia y Alemania, las grandes economías del bloque de la moneda única, los crecimientos han sido moderados, del 2% y 3,3%, equivalentes a un salario de 1.801 euros al mes y 12,82 euros por hora, respectivamente. Aun así, las alzas han sido suficientes para compensar la inflación. Chipre es el único miembro del club que no ha dado paso a revalorizaciones, pues la normativa prevé que se haga cada dos años y la había acometido en 2024.
El segundo país que más ha incrementado el sueldo mínimo para este 2025 ha sido Croacia, con una actualización del 15,4% (hasta los 970 euros al mes), el mismo porcentaje de revalorización acordado en Bulgaria (1.077 levas, equivalentes a 550,65 euros). También Lituania y República Checa han aprobado incrementos de doble dígito, hasta los 1.038 euros y las 20.800 coronas (827,73 euros); el alza ha sido del 9,9% en Polonia; del 9% en Hungría y Eslovaquia y del 8% en Estonia. También en Grecia, Irlanda y Portugal las subidas han superado el 6%, y cercanas a este porcentaje se han situado las acordadas en Portugal y Países Bajos. En el otro extremo están la ya citada Chipre, que pese a haber registrado una inflación superior al 3% ha mantenido congelado el salario mínimo, Eslovenia, con un aumento de tan solo el 1,9%, Francia (2%) y Luxemburgo (2,6%).
Pese a los incrementos generalizados —y generosos en la mayor parte de la Europa central y oriental—, las alzas han sido, en línea general, menos pronunciadas que en 2024: el año pasado la subida media rondó el 10%, frente al 7% de este año. Esta evolución responde a una inflación que se ha moderado tras los picos registrados a lo largo del bienio anterior y que ha sido el principal motivo de las actualizaciones del mínimo salarial por ley. De hecho, Rumania es el Estado que ha aprobado el mayor incremento porcentual del sueldo mínimo y a la vez es el país que ha sufrido el mayor incremento de los precios, del 5,5% el año pasado. Hungría, el socio comunitario con la segunda inflación más alta (4,8%), lo ha elevado en un 9%. En España, con la actualización acordada, el SMI crecerá 1,6 puntos por encima de lo que lo hicieron los precios el año pasado. Solo en Bélgica y Eslovenia, además de Chipre, los incrementos no han compensado la subida de precios, traduciéndose en una ligera pérdida del poder de compra para los trabajadores con menores sueldos, de 0,59 y 0,11 puntos, respectivamente.
Directiva europea
Los datos han sido recopilados por la agencia europea Eurofound (Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo). En su análisis, el organismo argumenta que las subidas generalizadas del salario mínimo para 2025 podrían haber sido impulsadas no solo por una inflación que no ha vuelto aún al redil —el objetivo fijado por el Banco Central Europeo es del 2%—, sino por la nueva directiva que regula la materia. “Parece haber desencadenado aumentos de tipo estructural”, detalla.
Esta normativa comunitaria no establece un porcentaje obligatorio de revalorización. Únicamente determina que los países deben garantizar que el salario mínimo sea “adecuado”. Para ello, recomienda unos valores de referencia a seguir: que el sueldo mínimo se corresponda al 60% del salario medio bruto, al 50% del salario medio bruto, o a valores empleados a nivel nacional que puedan ser equivalentes. Estas pautas las están siguiendo varios países. En Estonia, por ejemplo, el Gobierno y los agentes sociales han acordado que la nómina mínima alcance el 50% del salario medio para 2027; en Irlanda, el salario mínimo para enero de 2025 se estableció con el objetivo de alcanzar el 60% del salario medio para 2026. Mantener el SMI en ese porcentaje del sueldo promedio es también la meta que persigue España.
“Con el aumento de los precios volviendo a niveles más moderados, el papel de la inflación como impulsora de importantes aumentos del salario mínimo ha disminuido, mientras que el de la nueva Directiva sobre el salario mínimo ha comenzado a ejercer su influencia”, concluye la agencia europea.
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