El Hermitage pide a Colau superar el recelo hacia el museo barcelonés
Los promotores reconocen que el proyecto está bloqueado por el consistorio
El proyecto de construir una delegación del Hermitage en Barcelona nunca ha sido bien visto por el Ayuntamiento de la ciudad. Ni lo apoyó el consistorio de Xavier Trias, ni tampoco lo está apoyando el de Ada Colau. En todo caso, cuando el proyecto se presentó a bombo y platillo en junio de 2016 —después de cuatro años de rumores sobre la posible ubicación—, entre los asistentes estaba Berta Sureda, comisionada de cultura de Colau.
Desde entonces, nada ha cambiado y el recelo por este proyecto privado 100% que viene de Rusia, no se ha movido ni un ápice, algo que ha hecho que los plazos que se fijaron en la presentación no se hayan cumplido. No solo no se puso la primera piedra a finales de 2016, sino que ahora, un año después, ni siquiera se sabe dónde se va a construir, tal y como manifestaron en septiembre a EL PAÍS fuentes municipales que dejaron claro que el área que ha de tomar la decisión y conceder los permisos no ve claro que la Nueva Bocana sea el emplazamiento idóneo para el nuevo museo. En el Ayuntamiento tampoco se ha avanzado en la discusión del Plan Especial de esta nueva zona de la ciudad que desde el Port de Barcelona les remitieron en marzo pasado.
Ayer, en un ejercicio desconocido por parte de los promotores del proyecto que siempre han dado la callada por respuesta, hicieron público un comunicado en el que aseguraban que seguían “colaborando con el Ayuntamiento de Barcelona y las entidades de la Barceloneta para instalar el museo”. También hablaron con los medios. Fuentes relacionadas con el museo explicaron que “desconocen cuáles son las reticencias que genera el proyecto” y que “nos hemos enterado de las mismas por los medios de comunicación”.
A nadie se les escapa que las últimas implicaciones rusas en la actualidad política y en el procés independentista no ayuda a que todo lo que venga de Rusia sea visto con buenos ojos.
Los promotores también proponen diálogo para resolver la ubicación y desbloquear el proyecto mientras defienden que se trata de una inversión de 50 millones de euros que cuenta con un plan de movilidad en el barrio y que será un centro abierto a la ciudadanía.
Sin embargo, el Ayuntamiento sigue asegurando que no conoce los detalles del nuevo museo, solo las líneas generales, y que sin tener toda la información no va a hacer un cambio de usos del terreno, de terciario a cultural que permita construirlo.
El Gobierno municipal propone abrir un debate de ciudad para abordar su mejor ubicación, que no necesariamente sería en la nueva bocana, en la que defiende que deben instalarse usos ciudadanos y vecinales y sigue insistiendo en que el Hermitage podría ubicarse en este espacio o en otro —buscando por ejemplo otros sin tanta presión turística—. Las mismas fuentes aseguraron que por el momento no han planteado ninguna ubicación alternativa.
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