Bailar en la oscuridad
Una madre, dos hijas y una nieta conforman el grupo humano de esta película, frágil y hermosa, que prefiere observar –y revelar- a dramatizar –o impostar-
Escribía Hervé Guibert tras ver Café Müller, una de las más célebres piezas de Pina Bausch, estrenada en 1985, que ese ritual de cuerpos danzantes sobre un escenario sembrado de obstáculos servía para recordar la realidad y vitalidad de la herida interior que cada uno de nosotros lleva en su corazón. En Con el viento, la debutante Meritxell Colell, formada en el terreno del documental, asocia la memoria de Café Müller a los tormentos interiores de su personaje protagonista, interpretado por la bailarina y coreógrafa Mónica García. La película se abre con planos en principio indescifrables que acaban revelando la violencia y la convulsión de un cuerpo danzante. En las últimas imágenes de la película, Mónica García improvisa una danza en un paisaje montañoso de la provincia de Burgos. De los cortantes y elusivos planos del comienzo se ha pasado a una imagen abierta, con el cuerpo de la bailarina dialogando con el paisaje natural: en la distancia entre unas y otras imágenes se cifra el recorrido emocional de la protagonista de esta historia de reconciliación y expiación sobre el telón de fondo de un universo y una forma de vida que desaparecen.
CON EL VIENTO
Dirección: Meritxell Colell.
Intérpretes: Mónica García, Concha Canal, Ana Fernández, Elena Martín.
Género: drama. España, 2018.
Duración: 108 minutos.
Tras recibir aviso sobre la inminente muerte de su padre, Mónica vuelve de su autoexilio argentino al remoto pueblo de sus orígenes para acompañar a su anciana madre en el duelo y gestionar la venta de la casa familiar. Por supuesto, hay cuentas familiares pendientes: los reproches a la que se fue lejos, que cortó lazos afectivos y no acompañó a sus seres queridos mientras la enfermedad avanzaba y la muerte se iba haciendo presente. Una madre, dos hijas y una nieta que alimenta también un anhelo de emancipación conforman el grupo humano de esta película, frágil y hermosa, que prefiere observar –y revelar- a dramatizar –o impostar-.
Babelia
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